El cine mexicano ha forjado una identidad propia a lo largo de su historia, pero pocos géneros han sido tan prolíficos y emblemáticos como el cine de terror. Este género ha logrado atrapar a las audiencias con historias macabras y personajes inolvidables. El ciclo "Entre sombras y delirios" celebra este legado en el marco del Día de Muertos.
El terror en el séptimo arte no se limitó a confrontar el bien y el mal, pues puso a prueba los juicios morales y el sentido de la realidad, es así que el miedo es subjetivo, y cada persona tiene sus propios temores. En nuestro país, con su arraigada cultura de la muerte, aportó un enfoque único al género, fusionando lo fantástico con lo real y explorando lo desconocido.
En México, el ya famoso internacional Día de Muertos es una celebración única que une la vida y la muerte. Y para festejar trae consigo el ciclo "Entre sombras y delirios" rinde homenaje a esta tradición, ofreciendo proyecciones gratuitas en espacios especiales, como el Panteón Civil de Dolores y el Museo Panteón de San Fernando. Estas películas son una parte esencial de la cultura cinematográfica mexicana y una oportunidad para explorar la relación entre el cine de terror y las tradiciones de la festividad.
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Entre sombras y delirios, festividad de terror
El ciclo de cine nos sumerge en este mundo de sombras y monstruos con tres películas emblemáticas. "Veneno para las hadas" (1985), dirigida por Carlos Enrique Taboada, presenta una historia donde la inocencia se mezcla con la monstruosidad, explorando el tema de la brujería. Esta película ha dejado una huella indeleble en el imaginario mexicano.
"Dos Monjes" (1934), dirigida por el gran Juan Bustillo Oro, nos lleva a un monasterio del siglo XIX donde dos monjes se enfrentan en un conflicto con una mujer en el centro de la discordia. Esta película, con influencias del expresionismo alemán, nos sumerge en un mundo lúgubre y misterioso.
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Y para completar el ciclo "El Esqueleto de la Señora Morales" (1960), dirigida por Rogelio A. González. Una comedia negra, aunque simple, es sombría y divertida a la vez, que cuenta la historia de un matrimonio fallido y las extrañas acciones del esposo en su laboratorio de taxidermia.
El cine de terror mexicano
Desde sus inicios, el cine ha buscado contar historias que se alineen con una estética que atraiga al público. Aunque México se destacó por sus melodramas y comedias rancheras, el desgaste de esta fórmula llevó a los cineastas a explorar nuevos horizontes.
En la década de los treinta, el cine de terror comenzó a tomar relevancia en nuestro país, coincidiendo con la proliferación de películas de terror en Hollywood. Directores como Fernando Méndez, Carlos Enríquez Taboada, Juan Bustillo de Oro y Juan López Moctezuma, entre otros, se aventuraron en el género, creando atmósferas de ansiedad y pánico que cautivaron a los espectadores.