Una corona de flores en la entrada de una casa que fungía como sala de velación resumía el sentimiento de toda una comunidad: “Promesa cumplida, un tesoro regresa a casa”. Era el último adiós a Octaviano Pinales Quiróz, conocido como Tavo, el cuarto de los primos desaparecidos el 6 de julio de 2019 en Villa de Cos, Zacatecas. Tenía apenas 19 años, vivía con su pareja y su pequeña hija cuando un grupo armado lo desapareció junto con sus primos Ángel, Ismael y Héctor.
Los restos de Tavo fueron identificados recientemente, luego de que la Fiscalía del estado, presionada por familiares y colectivos, accediera a realizar confrontas de ADN. Las muestras que permitieron confirmar su identidad fueron las de su hija. Durante casi cuatro años, sus restos permanecieron sin ser identificados en el Servicio Médico Forense, al igual que los de los otros tres jóvenes.
La historia comenzó a esclarecerse en 2021, cuando una fosa clandestina fue hallada en una ranchería de Villa de Cos. En ese momento, personal de la Comisión Nacional de Búsqueda y familiares de víctimas localizaron cuatro osamentas. Pero las autoridades no realizaron confrontas genéticas. No fue sino hasta este año, tras una reunión entre el colectivo “Buscadoras Zacatecas” y la Fiscalía, que se exigieron avances en las investigaciones.
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Poco después, los restos de Ángel Yabeth fueron los primeros en ser identificados. Luego vinieron las confirmaciones de Ismael y Héctor Eduardo. Finalmente, fue Tavo, gracias al ADN de su hija, quien completó el regreso de los cuatro primos.
Entre llanto, música y flores
En medio de las primeras lluvias del año, y bajo un cielo nublado, la comunidad despidió a Octaviano con tambora, la misma que acompañó los cortejos de sus primos días antes. “Hoy te reúnes con tus amigos, querido Octaviano. Hoy regresas a casa. No como todos hubiésemos querido, pero te reciben con el mismo amor con el que incansablemente te buscaron”, expresó una familiar en redes sociales.
El sepelio fue similar al de sus primos. En Villa de Cos, la parroquia del pueblo se llenó con los acordes de “Te vas ángel mío”, mientras los féretros de Ismael y Héctor salían rumbo al panteón, acompañados por decenas de personas. Una caravana de vehículos adornados con flores y un centenar de personas a pie formaron la procesión.
Un tío de los jóvenes tomó la palabra al final de las oraciones: “Gracias a dios, hoy regresaron a donde deben estar, con nosotros. Gracias también a los colectivos, porque sin ellos no sabríamos ni siquiera a dónde ir a poner una flor”.
Retrasos, omisiones y silencio oficial
Aunque los restos estaban bajo resguardo de las autoridades desde 2021, la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas no notificó a las familias sino hasta cuatro años después. El caso de Ángel Yabeth, quien tenía 14 años, es emblemático: su madre había proporcionado su ADN en 2019, pero apenas el mes pasado fue notificada de que su hijo estaba en el Semefo desde hacía años.
Contexto: la demora en los procesos forenses y la falta de voluntad institucional para esclarecer las desapariciones han sido constantes en Zacatecas. Según datos de la organización Red Lupa, en 2024 se reportaron 3,800 personas desaparecidas en el estado, un aumento con respecto a los 3,589 casos de 2023 y los 2,897 de 2022.
Fresnillo encabeza la lista de municipios con mayor número de casos, seguido por Guadalupe, Zacatecas, Jerez y Villa de Cos. El 65% de las personas desaparecidas tienen entre 15 y 39 años.
Una herida abierta
La identificación de Octaviano representa una forma de cierre, pero no de justicia. Para las familias, el dolor de la pérdida se entremezcla con el abandono institucional. Aún así, mantienen la esperanza de que ningún otro joven permanezca olvidado en una plancha forense, y que más familias puedan encontrar a sus seres queridos.
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Hoy, los cuatro primos de Villa de Cos descansan juntos, en paz. Y su pueblo, entre llanto y música, les dio el último adiós. Mientras, tanto las investigaciones continúan para dar con los responsables de este crimen.