Nuevo León, ubicado en el noreste de México, es una región con una historia geológica relativamente estable en cuanto a actividad sísmica. A diferencia de otras zonas del país como Oaxaca, Guerrero o la Ciudad de México, donde los sismos son frecuentes y de gran magnitud debido a la interacción de placas tectónicas, Nuevo León se encuentra en una zona considerada de baja sismicidad.
Sin embargo, a lo largo de los años se han registrado algunos movimientos telúricos menores, generalmente con magnitudes bajas que rara vez causan daños significativos.
Los sismos en Nuevo León suelen ser resultado de fallas locales en la corteza terrestre más que de procesos tectónicos mayores. Eventos sísmicos notables, aunque poco frecuentes, han ocurrido en municipios como Galeana, Linares y Monterrey, generando en ocasiones alarma entre la población debido a lo inusual del fenómeno.
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Estas experiencias han llevado a un creciente interés en el monitoreo sísmico y la preparación ante desastres, aunque la amenaza sigue siendo considerada baja en comparación con otras regiones del país.
¿Qué paso recientemente en Nuevo León?
Contexto: El pasado domingo 11 de mayo, un sismo de 4.5 grados sorprendió a Monterrey y a más de 20 municipios de Nuevo León, generando inquietud entre la población. Aunque no se reportaron daños materiales ni personas lesionadas, el temblor llamó la atención por su rareza en una zona que, en general, se considera de baja actividad sísmica.
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Este movimiento telúrico reavivó las dudas sobre la presencia y frecuencia de sismos en el norte de México, especialmente en Nuevo León. Históricamente, esta región no ha figurado entre las más afectadas por fenómenos sísmicos en el país, lo que hace que eventos como este causen sorpresa y reflexión sobre el comportamiento geológico del área.
¿Por qué tembló en Nuevo León si es una zona considerada estable?
Monterrey, capital de Nuevo León, se localiza sobre la Placa Norteamericana, dentro de una subregión geológica conocida como la Provincia Cuenca de Sabinas. Esta área es considerada tectónicamente estable y, por lo general, no registra sismos de gran intensidad, lo que ha contribuido a la percepción de que el estado está alejado de la actividad sísmica que afecta a otras partes de México.
No obstante, esa estabilidad no implica una ausencia total de temblores. Según el Atlas Nacional de Riesgos, Monterrey se encuentra en una zona de amenaza sísmica moderada, lo que significa que los movimientos telúricos, aunque poco comunes, pueden presentarse de manera esporádica y con magnitudes bajas a moderadas, como el reciente sismo que sorprendió a la población.
¿Nuevo León podría tener un sismo de 6 grados o mas?
Especialistas en sismología de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) coinciden en que existe la posibilidad de que un sismo de seis o más grados en la escala de Richter ocurra en Nuevo León en los próximos 15 años. Aunque la región no es conocida por una alta actividad sísmica, los estudios científicos advierten que eventos de mayor magnitud no están descartados.
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Juan Carlos Montalvo Arrieta, investigador y catedrático de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UANL, explicó que desde la instalación de la estación sismológica en el estado en 2006, se ha logrado una mejor comprensión del comportamiento sísmico local. Con base en registros históricos, se ha determinado que, aproximadamente cada 200 años, ocurre un sismo superior a los seis grados en la región. El más reciente ocurrió en 1841, lo que, según los especialistas, indica que el área se encuentra dentro del rango temporal para un nuevo evento de esa magnitud.
Este comportamiento sísmico se debe a que el noreste del país, incluyendo Nuevo León, está alejado de los límites entre placas tectónicas, por lo que el movimiento en la corteza terrestre es mucho más lento. Montalvo Arrieta detalla que el desplazamiento tectónico en la región es de apenas un milímetro por año, en contraste con zonas del Pacífico mexicano, donde la interacción de placas genera movimientos de hasta seis centímetros en el mismo periodo.
Aunque la sismicidad en Nuevo León es baja en comparación con otras regiones del país, los expertos subrayan que esto no elimina el riesgo. Por lo tanto, se vuelve fundamental fortalecer el monitoreo geológico, fomentar la cultura de prevención y contar con planes de emergencia ante la eventualidad de un sismo considerable.
¿Cómo es un enjambre de Sismos?
Marco Antonio Penagos Villar, egresado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del IPN, ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de la sismicidad tanto en el sur del país como en el noreste, particularmente en torno a la falla de Corcovado en Nuevo León. En sus investigaciones, ha analizado cómo los llamados “enjambres de pequeños sismos” pueden preceder a temblores de mayor magnitud, de cinco, seis o más grados en la escala de Richter.
Un ejemplo de este fenómeno, según Penagos Villar, es el reciente sismo de 4.5 grados que sacudió la zona de Montemorelos y Monterrey, el cual ha venido acompañado de al menos ocho réplicas. La más reciente ocurrió a las 7:25 de la mañana del lunes 12 de mayo, lo que refuerza su hipótesis sobre la posible evolución de estos enjambres hacia eventos sísmicos más intensos.
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Actualmente radicado en Chiapas, una de las regiones más sísmicas del país, Penagos ha observado un patrón repetitivo a lo largo de más de 30 años de estudios: cuando en un corto lapso ocurren entre 10 y 20 sismos menores, suele registrarse posteriormente un terremoto más fuerte. En comparación, señaló que en Nuevo León ya se han registrado siete u ocho temblores en tan solo 24 horas, lo cual, según su experiencia, podría ser una señal de alerta.
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Por esta razón, el especialista sugiere mantener una vigilancia constante y no minimizar estos eventos, ya que podrían estar indicando un reajuste tectónico mayor en curso, incluso en zonas como Nuevo León, tradicionalmente consideradas de baja sismicidad.
