En el marco del Día de las Madres, mujeres buscadoras tomaron las calles de Cuernavaca para alzar la voz y exigir justicia. “No hay nada que celebrar mientras nuestras hijas e hijos siguen desaparecidos”, fue el clamor que resonó en el corazón de la capital morelense. Durante la marcha, las participantes hicieron un llamado público a la gobernadora Margarita González Saravia para sostener una audiencia directa con las colectivas de madres buscadoras del estado.
La protesta partió desde la iglesia de El Calvario y culminó en el zócalo capitalino. A lo largo del recorrido, las madres pegaron fichas de búsqueda en los edificios ubicados sobre la calle Matamoros, en un acto simbólico que buscó visibilizar la ausencia forzada y la exigencia de justicia.
Entre los contingentes se encontraban integrantes de colectivos como Regresando a Casa Morelos, Familias Resilientes Morelos y Víctimas y Ofendidos del Estado de Morelos, entre otros. Todos coincidieron: no hay motivo de festejo cuando la ausencia duele en cada hogar.
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Gabriela Villa Luna, madre de Juan Manuel López Villa —secuestrado hace diez años en Oaxtepec, municipio de Yautepec— fue la encargada de dar lectura a un pronunciamiento colectivo. En el documento se subrayó que el 99 por ciento de quienes integran los grupos de búsqueda son mujeres. “Las madres han dejado sus trabajos, su vida cotidiana, para convertirse en defensoras de derechos humanos. Muchas enfrentan enfermedades sin contar con atención médica”, denunció.
El pronunciamiento también advirtió que en algunos municipios de Morelos se sospecha que mujeres desaparecidas podrían haber sido víctimas de trata y haber sido trasladadas a otros países. “La incertidumbre permanece. No han sido encontradas ni vivas ni muertas”, afirmaron.
La jornada concluyó frente al altar a víctimas, instalado afuera del Palacio de Gobierno, donde se elevó una oración colectiva. Lorena Reza Garduño, hermana de Juan Carlos Reza Garduño —desaparecido hace 15 años— encabezó la lectura dedicada a las y los desaparecidos.
“Hasta encontrarles”, fue el mensaje que cerró la jornada, con la esperanza intacta y la exigencia más viva que nunca.
Día de las Madres en Cd. Juárez: un grito por los desaparecidos
Es una mañana estupenda en Ciudad Juárez, ideal para celebrar una fecha tan especial como el Día de las Madres. El cielo está mayormente soleado y, aunque el calor se hace sentir, permite realizar actividades al aire libre.
En el Centro Histórico, las calles lucen llenas de personas en busca del regalo perfecto para mamá. Pero un grito irrumpe en la calma: son consignas acompañadas de pancartas con rostros, nombres y datos de personas desaparecidas. Para quienes cargan esas imágenes, celebrar esta fecha es imposible.
“¡Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente!”, corean al unísono.
Son decenas de madres buscadoras, integrantes del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, que se dirigen hacia la capilla de la Misión de Guadalupe, a un costado de la Catedral de Ciudad Juárez, para conmemorar el Día de las Madres.
Al ingresar al templo católico, las pancartas que llevan en sus manos comienzan a colocarse, una a una, frente al altar.
“Para nosotras es un día muy triste”: madres buscadoras
Son decenas de historias olvidadas por la Fiscalía General del Estado, pero que viven en la memoria de sus madres, quienes no han dejado de buscar ni un solo día.
Incluso aprovecharon el inicio de la eucaristía para orar por aquellas que murieron sin conocer el paradero de sus hijos.
Para quienes están aquí, todos los días están marcados por el dolor y la indiferencia del Estado. Aun así, aprovechan esta fecha para ponerse frente a Dios y pedirle fuerzas para continuar con su doloroso calvario.
“Para nosotras es un día muy triste, no tener a nuestras hijas, a nuestros hermanos, a los desaparecidos con nosotros, pero aún así aquí seguimos con la fe y las fuerzas que Dios nos da para seguir adelante”, fue el mensaje de Luz Elena Muñoz, madre de Nancy Iveth Navarro Muñoz, desaparecida en julio de 2011.
Las desapariciones en Chihuahua
Contexto: de acuerdo con datos de la plataforma Red Lupa, en Chihuahua los casos de desaparición comenzaron a registrarse formalmente a partir de 1972, pero fue en 2007 cuando comenzaron a incrementarse de manera sostenida.
El año con la mayor concentración de casos fue 2017, con 352 personas que continúan desaparecidas. Aunque en 2020 y 2021 se registró una disminución, los años 2022 y 2023 mostraron nuevos aumentos. El 62.15 % de las personas desaparecidas y no localizadas tiene entre 15 y 39 años, y el 27.61 % de los casos de mujeres corresponde a jóvenes de entre 15 y 19 años.
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Ciudad Juárez es el municipio con más casos en todo el estado: en mayo de 2024 pasó de 953 a 1,004 personas desaparecidas. En el resto de los municipios también se reportaron aumentos.
Madres de desaparecidos en Baja California
Lo último que Amada González Vega sabe de su hijo, Esteban Darío Ruiz González, es que hace ya seis años y un mes, un par de hombres lo golpearon y lo subieron a un taxi.
Desde entonces, al igual que muchas otras madres que buscan a sus hijos e hijas desaparecidas en Baja California, ha dedicado su vida a la búsqueda.
“Me dejó con cinco nietos, y hasta la fecha ellos me preguntan dónde está su papá, si no salgo a buscarlo. Les digo: ‘Sí salgo, yo sigo, pero ustedes no ven cómo lo busco’”, cuenta.
Amada ha participado en las seis brigadas de búsqueda organizadas por colectivos en el estado, la más reciente entre el 20 de abril y el 5 de mayo de 2025.
Más de 200 activistas, en su mayoría mujeres, recorrieron los siete municipios del estado, encontraron a ocho personas con vida, algunas de ellas en centros de rehabilitación, y recuperaron los restos de otras tres tras buscar entre los cerros.
“Regresa uno, es alegría para nosotros. Hacemos de cuenta que es nuestro hijo el que ha regresado”, dice Amada, de pie frente al Monumento a la Madre, erigido a un costado del palacio municipal de Tijuana.
Se ha reunido con otras madres para añadir a la figura de bronce, en lo alto del pedestal de concreto, una pala, un pico y una varilla, herramientas que se han convertido en símbolo de la búsqueda de desaparecidos en México.
Es 9 de mayo por la noche y, junto a algunas veladoras y fotografías de sus familiares, recibirán el Día de las Madres colgando carteles de búsqueda y tejiendo un enorme atrapasueños.
El amuleto, de más de dos metros de diámetro, adornado con más rostros de desaparecidos, fue elaborado con las mantas que las buscadoras utilizaron durante la pasada brigada de búsqueda para sortear el frío de las noches.
Fueron 15 días de arduo trabajo y traslados en camiones que siempre terminaban sobre delgadas colchonetas en el suelo para descansar unas horas, después de comer poco, cuenta Amada.
Y a pesar de la tristeza que carga, le queda fuerzas para sonreír un poco, porque recuerda a sus nietos.
“Sé que mi hijo está vivo y que un día lo voy a encontrar”, asegura.
Ya con las herramientas entre los brazos de la figura de bronce y el atrapasueños frente al monumento, tras más de cuatro horas de trabajo, las activistas cubrieron la imagen con otras mantas.
