A pesar de que el Corredor Interoceánico y la denominada “Línea K” del Tren Transístmico prometen atraer una importante inversión nacional e internacional para Chiapas, la construcción de este último proyecto mantiene en incertidumbre a alrededor de 300 familias que residen en La Central, una colonia del municipio de Pijijiapan, en la región Soconusco del sureste mexicano.
Además de los retrasos, casi dos años soportando el constante paso de maquinaria y camiones pesados, las cerca de 2,000 personas que habitan en esta zona deben lidiar a diario con los malos olores, debido al colapso del sistema de drenaje ocurrido hace aproximadamente cuatro meses.
Un tema que les preocupa considerablemente es que, en una sección del río San Diego que atraviesa la zona, los encargados del proyecto federal prácticamente bloquearon el cauce y comenzaron a extraer grandes cantidades de material pétreo, una actividad que, según denuncian los colonos, consideran ilegal.
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Mileidi Ruiz Arreola, integrante del Comité de Vigilancia y Protección de Obras, subrayó la relevancia ambiental del afluente, que tiene más de 100 kilómetros de largo y 50 metros de ancho, pues abastece al menos a 15 comunidades. Además, cientos de productores de ganado y agricultores dependen de él.
“Hablamos de que este río comienza en la colonia Unidos para Progresar, en una reserva, y acaba hasta La Conquista, donde está el litoral del Pacífico”, señaló la activista. Añadió que no solo les inquieta el desvío del cauce, sino también una presunta expropiación ilegal de la cuenca.
También alertó que decenas de árboles —amates, sauces, cedros y caspiroles, entre otros— han sido talados sin control. Además, advirtió que las perforaciones para el puente del tren son peligrosas y que las máquinas destruyeron un bordo esencial para prevenir inundaciones.
Los problemas de la maquinaria pesada
Las retroexcavadoras, camiones tipo “volteo” y otros vehículos de carga circulan por La Central prácticamente todo el día. El ruido, el polvo y las vibraciones son constantes.
Para Jorge Zelaya Ovando, esta situación ha sido un verdadero calvario. Su hija, quien padece leucemia, ha visto deteriorada su salud desde que la maquinaria dañó la red sanitaria y comenzaron a brotar aguas negras en terrenos y casas.
“Me tuve que salir de aquí y rentamos en otro lado, porque es insoportable estar aquí. ¿Y qué hago si le cae una infección más fuerte a mi hija? Ya le dio dengue hemorrágico, se puso muy mal”, compartió, sin poder contener el llanto por lo que no pudo continuar la entrevista.
Las aguas negras se meten a casas y cultivos
Amada Duque observa con impotencia cómo un canal de aguas negras inunda su propiedad y arrasa con cultivos de calabaza y maíz. Denuncia que una máquina desvió intencionalmente el cauce hacia su terreno sin su autorización.
“Si usted no hubiera venido —dijo al reportero—, hubieran seguido con esas labores”.
Pablo Aristeo Cortés, también habitante de La Central, señala que ha sufrido enfermedades gastrointestinales como salmonela. “El olor es insoportable, ya son varios meses así”, comentó. Pese a todo, asegura que no están en contra de la obra: “solo pedimos que hagan las cosas bien”.
Recordó que hace más de 20 años pasaba un tren por la región, lo que generaba movimiento económico. Hoy, en cambio, el panorama —dice— “es grisáceo”.
Beneficios son incuantificables, asegura Alcalde
Para el alcalde de Pijijiapan, Carlos Alberto Albores Lima, el Tren Transístmico traerá beneficios económicos y turísticos a la región. Además, permitirá reducir los costos de transporte hacia Oaxaca y Veracruz.
Auguró que el municipio podría convertirse en una vía de acceso hacia el centro de Chiapas y afirmó que ocho comunidades ya han recibido obras públicas gracias al proyecto.
“La parte social puede superarse, pero hay que decirles a los del Transístmico: ‘Atiendan las afectaciones’. No hemos dicho que puedan dañar la infraestructura municipal sin consecuencias. Por eso existen las mesas de diálogo”, expresó.
Promete Marina solucionar daño
La Secretaría de Marina (Semar), responsable de la obra que atraviesa La Central, se reunió este martes 8 de abril con habitantes de la comunidad para informarles sobre el avance del proyecto. Durante el encuentro, se explicó que los trabajos están divididos en tres tramos: el primero va de Ixtepec, Oaxaca, a Tonalá, Chiapas; el segundo, de Tonalá a Huixtla —incluyendo Pijijiapan—; y el tercero, de Huixtla hasta Ciudad Hidalgo.
Los funcionarios detallaron que el primer tramo está por concluir y que la meta es finalizar toda la obra en 2026. “Vamos a seguir trabajando y dialogando con ustedes. Ya hemos avanzado”, aseguró uno de los representantes.
Pidieron a los pobladores reportar a tiempo cualquier anomalía y se comprometieron a sancionar “a quienes tenga que sancionar”. Asimismo, aclararon que el proyecto contempla preocupaciones locales como pasos especiales para el ganado y la reparación del sistema de drenaje.
Si bien reconocieron haber recibido “muchas quejas”, solicitaron a la comunidad permitir que los trabajos continúen. No obstante, también admitieron que hay aspectos fuera del alcance del proyecto, como la instalación de nueva tubería o de semáforos, ya que no están considerados en el presupuesto actual. “Hay cosas que sí podemos resolver, pero no en efectivo ni de inmediato”, puntualizó un funcionario.
Durante la reunión se firmó una minuta de acuerdos entre la Semar y los habitantes, aunque aún está pendiente la intervención de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en relación con la extracción de material pétreo.
Uno de los funcionarios aseguró que “ya casi terminamos con el uso de vehículos pesados, porque el puente ya está listo y el banco de materiales será cerrado. Ya no tendrán que pasar tantos camiones como antes”.
Pese a algunos avances, quedaron pendientes temas clave como la rehabilitación del bordo del afluente y la legalidad en la extracción de material pétreo. Para atender estos puntos, la Semar se comprometió a presentar una propuesta la próxima semana, en una nueva reunión que incluirá la participación de otras autoridades.
El encuentro se tensó cuando se hizo evidente la ausencia del propietario del predio de donde se extrae el material, lo que generó inquietud entre los habitantes respecto a la legalidad del aprovechamiento de ese recurso natural.
Pobladores y activistas no se dan por vencidos
Sergio Méndez López, líder comunitario, afirmó que no cesarán hasta que se solucionen los daños causados por el tren. Recordó que en 1998 y 2005 la zona sufrió desastres por lluvias, y teme que se repita si no se actúa a tiempo.
Aunque desconocen los términos de los permisos de explotación del afluente, sostiene que ya se han extraído cientos de toneladas de piedra de manera indiscriminada.
“Queremos que lo compongan todo, que ya no saquen material. Si no se canaliza bien, los potreros, ranchos y familias van a sufrir más, sobre todo con un huracán”, advirtió.
Méndez logró en el pasado que una empresa avícola dejara de contaminar el río. Hoy, dice, esa lucha se reactiva.
Se manifiestan contra trabajos del Tren
Durante tres días de la semana pasada, los habitantes de La Central realizaron protestas y bloquearon temporalmente los trabajos.
Méndez López afirmó que seguirán movilizándose si no se da una respuesta concreta. En tanto, Mileidi Ruiz Arreola, quien ya se convirtió en una reconocida defensora ambiental, advirtió una vez más que las consecuencias podrían ser incalculables si no se protege la cuenca.
“Queremos que este río no se seque. Es un pulmón para nuestras comunidades”, dijo.
¿Cuántas personas son afectadas?
Nataniel Hernández, director del Centro de Derechos Humanos “Digna Ochoa”, estimó que cerca de 2,000 personas en La Central son directamente afectadas, pero el impacto se extiende a otras 4,000 en colonias vecinas como Fortín, La Conquista y Lázaro Cárdenas.
Además del río San Diego, otro afluente dañado es Las Margaritas. También criticó el cierre de calles, que dejaría a La Central con solo dos accesos.
El Grupo Férreo del Sureste ejecuta los trabajos. La “Línea K” contempla más de 476 kilómetros, desde Ixtepec, Oaxaca, hasta Ciudad Hidalgo, pasando por Arriaga y Tapachula.
Según Hernández, en municipios como Arriaga y Tonalá ya se han registrado problemas similares, como el cierre de vialidades y la falta de obras de mitigación. En Huixtla, familias se negaron a ser reubicadas, por lo que la vía tuvo que construirse elevada.
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Transístmico, ¿un proyecto fallido?
León Enrique Ávila, investigador de la Universidad Intercultural de Chiapas (Unich), sostuvo que la extracción masiva de piedra ha sido uno de los impactos más graves. En Arriaga, denunció, un cerro sagrado ha sido severamente dañado.
Además, afirmó que las ganancias por esta explotación son para empresas privadas, mientras que las comunidades apenas reciben “apoyos” para callar las quejas.
Por su parte, Antonio García, investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo, con sede en San Cristóbal Las Casas, profundizó más sobre esta megaobra, tanto en sus impactos al medio ambiente como en lo poco redituable que podría resultar el Tren para esa región de la entidad chiapaneca.
En primer lugar, dijo, dos eventos marcaron un precedente importante: uno ocurrido en 1998 y otro en 2005, con el huracán “Stan”. Sin embargo, recordó que, con el primero mencionado, casi todos los puentes e incluso carreteras de la Costa y Soconusco “fueron arrastrados, derrumbados”.
Esos dos eventos meteorológicos extremos, insistió, dejaron una gran lección: ni escuelas, ni clínicas, ni infraestructura ni viviendas pueden establecerse cerca de los ríos u otros afluentes.
Afirmó que el trazo del Tren, inaugurado en 1907, está mal planeado por estar en zona de inundación. A su juicio, debió construirse a mayor altura y más cerca de la carretera, aunque eso implicara mayor impacto.
García explicó que las cuencas de la Costa y el Soconusco son cortas y empinadas, por lo que funcionan como “toboganes” cuando llueve.
“Con fenómenos como El Niño o La Niña, llueve en la sierra y los ríos bajan con tal fuerza que arrasan con todo”, señaló.
Por eso, advirtió que la vía del tren es vulnerable y que ninguna infraestructura está a salvo si no se planea adecuadamente: “El agua no respeta ni trenes, ni puertos”, finalizó.
