PUEBLA UNIVERSIDADES

Paro en la BUAP: estudiantes rompen con voceros “oficiales” y se agrava la crisis

Los estudiantes en paro ya no se sienten representados por los voceros “oficiales”, lo que ha provocado retrasos en la entrega del pliego petitorio y ha generado tensiones internas que dificultan las conversaciones con Rectoría

Distintas luchas llevan las facultades de la BUAP, cada una con sus propios pliegos petitorios y conflictos a resolver
Distintas luchas llevan las facultades de la BUAP, cada una con sus propios pliegos petitorios y conflictos a resolverCréditos: Francisco Herrera
Escrito en ESTADOS el

A un mes del inicio del paro que mantiene cerradas las instalaciones de Ciudad Universitaria (CU) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) hay una ruptura entre los alumnos en paro de varias facultades y los voceros que mantienen el diálogo con Rectoría.

Esta ruptura retrasó la entrega del pliego petitorio general y ha puesto obstáculos al diálogo entre las autoridades universitarias y los estudiantes. Hoy suman una veintena de facultades en paro y al menos cuatro movimientos visibles con sus propias propuestas y algunas elaboradas en conjunto, pero con distintos voceros que en algunos casos no son recibidos por las autoridades universitarias.

La institución anunció esta semana que si se prolonga el paro se pone en riesgo el proceso de admisión para más de 70 mil alumnos que buscan cada año presentar el examen de ingreso a la BUAP.

Ante esto, este 27 de marzo se permitió el ingreso a Ciudad Universitaria de los trabajadores de la Dirección de Administración Escolar (DAE) y del Sistema de Transporte Universitario (STU).

Hay facultades como Medicina, Comunicación o Contaduría que ya retomaron sus actividades presenciales y liberaron las instalaciones; también hay algunas escuelas al interior de CU que ya levantaron el paro pero aún no se puede ingresar a ellas.

Contexto: No nos toman en cuenta: estudiante en paro

Marcela, cuyo nombre fue cambiado a petición suya debido a su participación en el paro de CU, fue parte de las protestas desde que éstas iniciaron a finales de febrero.

Narra que el movimiento ha sufrido deserciones y desgaste por la falta de comunicación con las vocerías que la Rectoría ha reconocido como oficiales pese a que no representan a muchos de quienes integran el movimiento.

El control de las instalaciones y de los protocolos de ingreso han provocado desgaste, además de que muchos proponen pasar a un paro activo, donde haya ingreso parcial a las escuelas pero al mismo tiempo se mantenga la discusión de los pliegos petitorios en las mesas de diálogo.

Todo inició después de que el 24 de febrero, los estudiantes de Medicina llamaron a un paro indefinido para exigir, entre otras cosas, el aumento de plazas para internado y prácticas clínicas, además de la renuncia de Luis Guillermo Vázquez, el director de la Facultad.

En respuesta, la mañana del miércoles 26 de marzo, la BUAP envió a la comunidad estudiantil a tomar clases a distancia sin explicación de por medio. Esa noche se realizaron asambleas en una veintena de facultades al interior de CU para votar la toma de las instalaciones que se encontraban vacías.

Grupos de estudiantes de diversas facultades se organizaron para cuidar las puertas de acceso al campus principal de la BUAP. Al otro día, cientos de estudiantes acudieron a la universidad a enterarse de lo que había sucedido, una de ellas fue Marcela, quien llegó acompañada de una de sus compañeras.

“El martes llegaron a CU, la tomaron y el miércoles llegué temprano acompañada de una amiga”, recuerda Marcela. Cada persona con la que se encontraba le daba una versión distinta de lo sucedido; una joven que se presentó como estudiante de Ciencias Biológicas les aconsejó ir directo a su facultad.

Los alumnos comenzaron a llegar a sus facultades y se organizaron hasta que se convocó a una asamblea general. A Marcela le sorprendió que había personas que ya se presentaban como voceros oficiales sin que previamente se hubiera realizado una votación. Otros les ordenaban hacer pliegos sólo por facultades, al tiempo que les avisaban que en la asamblea sólo podría hablar un representante por escuela.

Los ánimos entre quienes se sentían excluidos comenzaron a caldearse y se dieron las primeras discusiones dentro de los grupos: “Todo esto que hablen, hablémoslo todos juntos, hagamos la asamblea, proponíamos, pero sólo nos callaban”, recuerda Marcela.

Durante esa semana se llevaron a cabo algunos encuentros donde, a través de un megáfono, un vocero del movimiento informaba los avances a los alumnos reunidos en la explanada frente al edificio de Rectoría.

Los voceros, entre los que estaban estudiantes de Derecho, Físico Matemáticas, Ciencias Biológicas y Arquitectura, le comunicaron a los funcionarios universitarios sus primeras peticiones, entre las que estaban la apertura de los salones para no dormir a la intemperie en las casas de campaña.

En las facultades se discutía mucho, pero al llegar a los voceros, estos hacían a un lado las propuestas y decidían entre ellos, insiste Marcela. Varios estudiantes sentían un discurso autoritario por parte de sus compañeros, quienes les contestaban que no seguir esa línea provocaría la fragmentación del movimiento estudiantil.

El control de los accesos a la BUAP

Ya nos tenían identificados porque éramos parte de una organización estudiantil aunque ésta no participa en el paro, explica Marcela. Recuerda que una noche, a eso de las 11, escucharon que desde los radios de vigilancia hablan de ellos mientras caminaban dentro de CU. “Sáquenlos a la chingada, apoyo, apoyo, déjense venir a la 14, van para allá, a la puerta, pero saquen los que están de revoltosos, poniendo el desorden”, decían.

De pronto a Marcela y sus compañeros los rodearon cerca de 15 sujetos que les pidieron que se retiraran de las instalaciones de CU. Al final, lograron llegar a Físico Matemáticas donde pasaron la noche.

El control de los accesos a CU también provocó discusiones en las asambleas aunque varios argumentaron que que una distracción podía ser usada por los grupos de choque para recuperar la universidad.

En redes sociales han circulado varios videos de roces entre los estudiantes que cuidan las puertas desconociendo incluso los acuerdos que toman las asambleas de las facultades, por ejemplo, el 11 de marzo, se publicó un video donde se niega el paso a estudiantes de Administración que acordaron tener un diálogo con docentes dentro de las instalaciones universitarias.

 

También se impuso la revisión de mochilas y no se les permitía dormir a los jóvenes que vigilaban las puertas.

Se centralizó el manejo de los víveres donados y el sitio de acopio y distribución de víveres fue bautizado como “Cerebro”. Las raciones eran pequeñas, lo que sumado a la falta de sueño por cuidar los accesos, comenzó a pasarle factura a algunos estudiantes.

Tras dos semanas de paro comenzaron las deserciones dentro del movimiento estudiantil. Ante la crisis, se propuso rotar las vocerías pero al final se centralizó más el control del diálogo. Varios comenzaron a alejarse de la vocería reconocida por Rectoría, incluidos los grupos de estudiantes identificados con Morena.

Las reuniones para redactar el pliego petitorio general se celebraron después de la medianoche y se prolongaron hasta las cuatro de la mañana, narra Marcela a La Silla Rota.

Los voceros redactaron el pliego petitorio excluyendo propuestas concretas de otras facultades como los precios que debería tener el comedor universitario subsidiado para los alumnos, por ejemplo.

Entrega fallida del pliego petitorio 

El viernes 14 de marzo, desde la cuenta de Instagram paro_buap2025_oficial se citó para la entrega del pliego petitorio general de las facultades en paro dentro de CU. El documento se entregaría frente a la torre de Rectoría.

A la cita llegó primero un largo contingente de trabajadores universitarios cuya marcha convocada ese mismo día culminó en ese punto. A los trabajadores los acompañó un grupo de sujetos que se referían a sí mismos como estudiantes y en varias ocasiones retaron a los estudiantes a salir a la calle como muestran los videos grabados por La Silla Rota.

En redes sociales se mostraron otros videos donde se observa a las autoridades universitarias dar indicaciones a los trabajadores sobre cómo comportarse en la protesta.

 

La rectora se acercó a la puerta flanqueada por Sergio Díaz Carranza, presidente de la Comisión de Honor y Justicia de la BUAP y enlace con los voceros de los alumnos en paro, además de un grupo de funcionarios y reporteros. Díaz Carranza indicó ante las cámaras que no había condiciones para que la rectora ingresara por lo que se retirarían.

La rectora se mantuvo unos minutos dentro de la valla que humana que se formó previamente para custodiarla mientras los trabajadores clamaban: “No estás sola” y “Reelección”, en relación a la petición de la comunidad estudiantil de prohibir que los funcionarios de la BUAP repitan en el cargo.

Los estudiantes en paro se acercaron con el pliego petitorio, pero otro alumno que también estaba dentro de CU los interrumpió y valiéndose del megáfono dijo que ese pliego se había redactado “en los oscurito y no se había discutido en asamblea”.

Marcela narra que en más de una ocasión intentaron influir en la redacción del pliego, pero fueron rechazados con distintos pretextos, por lo que no asistieron ese día a la puerta 14.

En los accesos los ánimos se caldearon, los trabajadores exigieron que se retirara una parte de la prensa mientras otros retaban a los alumnos. La rectora partió a los pocos minutos y la turba se fue separando; sólo algunos docentes se quedaron a dialogar con los estudiantes que los escucharon desde el otro lado de la reja.

Algunos trabajadores pegaron cartulinas de apoyo a la rectora antes de partir.

“Es curioso que este grupo pida voto universal y no reelección para los funcionarios, pero dentro del movimiento no nos permite votar a todos”, señala Marcela.

Físico Matemáticas y otras facultades protestaron contra la medida y se hicieron los cambios en el pliego petitorio general del CU que se entregó a la rectora el 19 de marzo, cita  donde se firmó una carta de no represalias limitada a las vocerías y no a toda la comunidad estudiantil en paro, denuncia Marcela.

Crecía la fractura entre los grupos que integran el movimiento estudiantil justo cuando desde afuera la gente se preguntaba si es un solo bloque o cada facultad seguía su propio rumbo.

Marcela recuerda que a medida que la tensión crecía, lo hacía la deserción entre quienes cuidaban las puertas y custodiaban las facultades.

Algunos de los grupos decidieron irse de golpe sin buscar a sus reemplazos, dejando vacías algunas entradas. El 22 de marzo, cuatro mujeres y cuatro hombres  ajenos a la universidad, con el rostro cubierto, entraron a la fuerza por la Puerta 12 de CU por lo que los estudiantes tuvieron que llamar a la policía.

Desde el inicio del paro en la Facultad de Medicina los últimos días de febrero, se habló de la injerencia de actores externos a la universidad en el paro; fuego que atizó el gobernador Alejandro Armenta Mier al señalar a la organización Antorcha Campesina como una de las instigadoras del movimiento.

Cuestionada al respecto, Marcela explica que hay personas que le han parecido sospechosas desde un inicio aunque no todo el movimiento. Señala que han detectado la afiliación de algunos alumnos a Antorcha Campesina, como una vocera de una de las facultades del Complejo Cultural Universitario (CCU) que también publicaba en un periódico de la organización.

Cabe señalar que Antorcha Campesina administra desde años tres albergues donde viven cerca de 800 alumnos, la mayoría de ellos universitarios. Se ha señalado a la universidad por entregar estos inmuebles en comodato a la organización.

Proponen un paro activo

“Hicimos una propuesta para que las mesas de trabajo fueran simultáneas, donde se hicieran comisiones de estudio por cada por cada mesa con puntos que se correlacionan”, agrega Marcela.

“Nosotros proponemos un paro activo; esto es insostenible, tanto para la integridad de los que están aquí como para un proceso sano, para un movimiento donde las mesas de diálogo deben ser participativas”, concluye Marcela.

Desde el inicio se habló del paro estudiantil en la BUAP como un movimiento unificado que ahora se fractura, pero la realidad es que desde un inicio fueron una serie de paros organizados por distintas facultades, algunas de ellas que después formaron bloques por su ubicación o por su área de estudio.

Primero fueron las facultades del área de la Salud, ubicadas en la colonia Volcanes, junto al Hospital Universitario, las que iniciaron su paro e hicieron públicas sus propuestas.

Además de las escuelas de CU y CU 2, se unieron al paro las facultades de Artes y Comunicación, ubicadas en el centro y en junto al Complejo Cultural Universitario (CCU), al sur de la ciudad de Puebla.

Las Facultades de Psicología, Lenguas y Filosofía y Letras integraron la Alianza Centro, la cual inició el 26 de febrero sus mesas de diálogo frente al Edificio Carolino, inmueble que durante décadas fue la sede de la Rectoría y próximamente se convertirá en un museo.

Los integrantes de la Alianza Centro marcharon desde el zócalo a la Plaza de la Democracia, frente al edificio Carolino, para iniciar su encuentro con los funcionarios de la institución.

La información oficial ha fluido a cuentagotas y se limita a breves encuentros con los voceros a los que previamente se convoca a la prensa y a trabajadores universitarios.

Del lado de los estudiantes, las facultades agrupadas en el bloque de Artes han realizado un par de ruedas de prensa donde han leído comunicados y se han respondido preguntas enviadas con anterioridad por la prensa.

La comunicación con las vocerías “oficiales” se limita a los videos y comunicados que se pueden consultar en la cuenta de Instagram paro_buap2025_oficial, pero se han negado a dar entrevistas cuando se les ha solicitado. 

Clases a distancia

Aunque se ha señalado a los alumnos por retrasar el regreso a las clases presenciales, ellos aclararon que ha sido la institución la que ha decidido regresos parciales en las facultades reabiertas sin dar mayores explicaciones.

Por ejemplo, los estudiantes que organizaron el paro en la Facultad de Comunicación no habían sido recibidos por la rectora aún después de devolver las instalaciones, informaron en una rueda de prensa el pasado 18 de marzo.

La Asamblea de Estudiantes Organizados de la Facultad de Artes BUAP entregó hace una semana un pliego petitorio preliminar e hicieron una propuesta de diálogo debido que en las primeras reuniones recibieron actitudes agresivas por parte de un representante de la abogada general de la institución académica.

Esto incluye a tres Facultades: Artes, ARPA y Comunicación, las cuales imparten las licenciaturas en Danza, Arte Dramático, Etnocoreología, Técnico en Música, Cine, Artes Plásticas, Artes Digitales, Comunicación, Mercadotecnia y Periodismo.

Tras estos primeros acuerdos, los estudiantes permitieron, a partir del 18 de marzo, el reingreso del personal administrativo a las instalaciones de 10 a 17 horas, con la finalidad de agilizar las negociaciones.

Una de las peticiones de las escuelas que se encuentran en el CCU es la implementación de un paso peatonal a ras de suelo, como ordena la Ley de Movilidad que el Congreso del Estado aprobó en 2024.

Dicho paso peatonal se clausuró a finales del año pasado con la remodelación de la Vía Atlixcáyotl realizada por la administración del morenista Sergio Salomón Céspedes Peregrina. En pasados días, los alumnos en paro se reunieron tanto con autoridades universitarias como con funcionarios de la Secretaría de Infraestructura del gobierno estatal para resolver el problema.

A los directivos los tomó por sorpresa el paro de Medicina ya que se organizó en pocas horas. Pero ya estábamos organizados, reconoció un estudiante en la primera noche de campamentos para resguardar las instalaciones de la facultad.

Pero la organización entre los alumnos existe en la BUAP desde hace años gracias a varias organizaciones, algunas de ellas creadas por los alumnos y otras con presencia de organizaciones políticas.

Tras el movimiento #YoSoy132 que se opuso a la candidatura del priísta Enrique Peña Nieto a la presidencia de México, nacieron en la BUAP agrupaciones estudiantiles para oponerse al modelo educativo impuesto desde la década de los 90. El movimiento continuó con las protestas por la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, de Ayotzinapa, en 2014.

Un nuevo movimiento nació con el paro de principios de 2020, el cual también comenzó en la Facultad de Medicina y se vio interrumpido de forma abrupta por la llegada de la pandemia de Covid-19.

De nuevo la comunidad estudiantil y docente alzó la voz en 2023 por las reformas a la ley universitaria que se llevaron a cabo con la llegada de Lilia Cedillo a la Rectoría; cerca de las fechas en que murió el gobernador Miguel Barbosa Huerta y llegó Sergio Salomón Céspedes Peregrina como gobernador sustituto.

La reforma no se dio a conocer con la anticipación estipulada en el reglamento universitario y se aprobó en fast-track en el Consejo Universitario.

En ese 2023, los estudiantes comenzaron a organizarse y a pasar de salón en salón para informar a sus compañeros, pero la respuesta de la mayoría de trabajadores administrativos fue hostil, quienes los corrían de los salones y los fotografiaban.

En 2024, también se registraron movilizaciones en algunas facultades ante la presencia de candidatos únicos para las elecciones de director.

La atención a los casos de acoso es otra de las quejas no atendidas que se presentan de forma constante desde 2019 y que provocaron tendederos para exhibir a los agresores y recibieron poca atención por parte de la universidad.

Las autoridades universitarias se comprometieron a atender el tema aunque no han revelado los procedimientos ni las sanciones que se impondrán.