Morelos -Erick Mancilla, paramédico e hijo de Alejandro Mancilla —ex secretario municipal de Huitzilac asesinado en abril pasado—, fue acribillado la tarde del domingo 7 de diciembre en la colonia Cantarranas de Cuernavaca. El ataque ocurrió alrededor de las 14:00 horas, cuando vecinos reportaron disparos sobre la avenida Atlacomulco, una vialidad con alto flujo vehicular.
Policías municipales llegaron minutos después y encontraron el cuerpo del joven socorrista junto a al menos once casquillos percutidos. Peritos de la Fiscalía de Morelos realizaron el levantamiento de los indicios para determinar el tipo de arma utilizada y la trayectoria de los disparos.
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Hasta el momento, las autoridades no han confirmado la causa del ataque, pero fuentes de seguridad señalan que la principal línea de investigación apunta a una agresión directa. Hasta el momento no se reportan personas detenidas ni vehículos asegurados tras el crimen.
La tercera tragedia para la familia
El homicidio de Erick Mancilla se convirtió en el tercer asesinato que golpea a la familia en lo que va del año. En abril, su padre, Alejandro Mancilla —entonces secretario municipal de Huitzilac— fue baleado a unos metros del Palacio Municipal. El ataque provocó conmoción en el ayuntamiento y derivó en un refuerzo temporal de seguridad en la zona.
Apenas un mes después, José Luis Mancilla, tío de Erick y secretario de Bienes Comunales de Huitzilac, murió en otro ataque directo en la autopista México–Cuernavaca. Su homicidio reforzó la hipótesis de que la familia era blanco de agresiones sistemáticas.
Con la muerte de Erick, las autoridades estatales enfrentan presión para esclarecer si existe una relación entre los tres crímenes, así como para identificar a los posibles responsables. La Fiscalía de Morelos informó que ya abrió una carpeta de investigación, sin detallar avances.
La comunidad de Cuernavaca y Huitzilac lamentó el asesinato del joven paramédico, recordado por su labor en cuerpos de emergencia. Colectivos ciudadanos exigieron garantías de seguridad y el cese de la violencia que, advierten, se ha convertido en parte del cotidiano de la región.