HURACÁN PRISCILLA

La familia Estrada: entre reconstruir su hogar o dejar Huehuetla tras el huracán Priscilla

La familia Estrada perdió su casa en Huehuetla, Hidalgo, y ahora enfrentan la incertidumbre de reconstruir entre el lodo o migrar en busca de seguridad y oportunidades; mientras tanto, las labores de recuperación avanzan lentamente

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Hidalgo- En la tarde del jueves 9 de octubre de 2025, la familia de Eunice Estrada y su hija Citlali Aparicio Estrada vivieron lo inimaginable: el hogar donde habitaron por 38 años en Huehuetla, quedó inundado por el paso del Huracán Priscilla y el desbordamiento del río Pantepec, la experiencia ahora plantea la alternativa de quedarse o marcharse del municipio.

Eunice Estrada observa los restos de su vivienda tras la inundación provocada por el huracán Priscilla en Huehuetla, Hidalgo. Foto: Especial.

Cuando las campanas de la iglesia comenzaron a sonar la tarde del 9 de octubre, Eunice Estrada supo que algo no estaba bien. Eran las seis y media y la lluvia, que desde dos días antes había sido constante, pero moderada, se volvió una cortina incesante de agua.

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En cuestión de minutos, el río reventó su barda, inundando calles, casas y comercios. En su vivienda, ubicada en la calle Felipe Ángeles, Eunice se encontraba acompañada por cuatro de sus sobrinas de 4, 6, 10 y 14 años que habían sido desalojadas de la colonia Nueva, aledaña al río.

En apenas en minutos, el agua alcanzó metro y medio de altura dentro de su casa. “Perdí todo: muebles, refrigerador, lavadora, pero doy gracias a Dios por seguir viva”.

Las calles de Huehuetla amanecieron cubiertas de lodo y escombros, luego del desbordamiento del río Pantepec que afectó decenas de viviendas. Foto: Especial.

Aquel jueves por la noche, el huracán Priscilla no solo cambió el paisaje de Huehuetla, también sembró la duda sobre el futuro de sus habitantes, entre ellos la familia Estrada Aparicio, que hoy evalúa si continuar en el municipio o buscar nuevas oportunidades lejos del riesgo y la pérdida.

Una noche interminable

“Fue algo que no podemos creer que hayamos vivido”, recuerda Eunice. Desde su ventana observó cómo el agua crecía sin detenerse. A las siete de la noche, las voces de auxilio llenaron las calles. “Corran, sálganse de sus casas porque el río ya se reventó”, comparte que era el llamado a los vecinos. Sin dormir, Eunice pasó la noche atenta al nivel del agua, dispuesta a subir a las niñas hasta la azotea si el agua alcanzaba el segundo piso.

Las calles de Huehuetla amanecieron cubiertas de lodo y escombros, luego del desbordamiento del río Pantepec que afectó decenas de viviendas. Foto: Especial.

“Hubo familias que sí tuvieron que salir corriendo; a algunos los rescataron con maquinaria. Yo me quedé aquí, pero no pegué los ojos en toda la noche”.

Al amanecer del viernes 10 de octubre, afirmó, la cabecera municipal de Huehuetla amaneció irreconocible: árboles caídos, escombros, muros derrumbados y calles llenas de piedras y lodo.

“Para nosotros fue algo drástico. No podemos aceptar que nuestro pueblo haya quedado así”. Aun con las pérdidas materiales, la familia se aferra a la idea de haber sobrevivido. “Lo material va y viene, pero la vida no. Dios me dejó viva por una razón, y esa fuerza me hace levantarme cada día”, expresa Eunice, quien trabaja en una escuela local.

Citlali Aparicio, hija de Eunice, regresó de Pachuca para reencontrarse con su madre y constatar los daños en su casa familiar. Foto: Especial.

La angustia a distancia

Mientras su madre enfrentaba la tormenta en Huehuetla, Citlali, estaba en Pachuca junto a su hermana visitando a familiares. Desde ahí, vivieron con impotencia las primeras horas del desastre. “Fue muy angustiante. Solo veíamos videos en redes sociales que mandaban personas con planta de luz. Pensar que mi mamá estaba sola y sin poder comunicarme me provocó mucho miedo”, confiesa Citlali.

Durante casi una semana no pudieron regresar al municipio. Las carreteras permanecían cerradas y la comunicación era limitada: solo había conexión por internet. “Cuando por fin supe que mi mamá estaba bien, sentí alivio, pero no paz. Hasta que llegué al pueblo y vi todo destruido, me di cuenta de la magnitud de lo que pasó”.

El río Pantepec muestra aún los rastros de la devastación, con árboles caídos y estructuras dañadas por la fuerza del agua. Foto: Especial.

En medio del desastre, la comunidad de Huehuetla ha tenido que apoyarse mutuamente. Según Eunice, la ayuda del ayuntamiento fue tardía y limitada. “No tuvimos el apoyo suficiente de la presidenta municipal. La luz la restablecieron por medio de gestores de otras comunidades. El agua potable volvió, pero gracias a la insistencia y trabajo de la gente, no de las autoridades”.

A pesar del compromiso de apoyo anunciado por la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum y el gobernador Julio Menchaca, considera que la reconstrucción avanza lentamente. “La colonia Nueva sigue llena de lodo y escombros. Los olores ya son insoportables. Se necesita agilizar la limpieza y verificar que la ayuda llegue realmente a quienes la necesitan”, reclama Citlali.

Ella asegura que hay familias que albergan a varias personas en una misma casa, por lo que los víveres entregados no alcanzan. “Hay quienes acaparan y otros que se quedan sin nada. Todos debemos ser conscientes de que ahora todos necesitamos de todo”, enfatiza.

Reconstruir desde cero

Días después del paso del huracán, Eunice comenzó a limpiar su casa. “Desinfecté todo, pero quedó vacío. Solo las paredes”. Aunque el golpe económico ha sido severo, mantiene la esperanza de salir adelante. “Tenemos que empezar desde cero. Será difícil, pero con fe y trabajo lo lograremos”.

Huehuetla intenta levantarse del desastre, pero muchas familias, como la de los Estrada Aparicio, aún se debaten entre quedarse o partir. Foto: Especial.

Citlali, por su parte, enfrenta otro desafío: la falta de empleo. Tras concluir su trabajo en una organización no gubernamental, había emprendido un pequeño negocio de venta de cosméticos y aplicación de uñas, pero todo se detuvo. “¿Quién va a querer uñas o maquillaje ahora, cuando lo único que importa es reconstruir?”.

El huracán dejó sin funcionamiento al cajero automático del pueblo y los accesos carreteros siguen deteriorados. “Aunque tengamos dinero, no hay cómo usarlo. Las tiendas están vacías, los caminos apenas se abren y muchos seguimos incomunicados”, explica.

En la Sierra Otomí Tepehua, así como en más de 90 comunidades, se movilizaron brigadas del gobierno estatal, Ejército y voluntarios para reestablecer los servicios básicos, pero el acceso en algunas zonas sigue siendo un reto por nuevos deslaves.

Entre quedarse o partir

El dilema más grande de la familia Estrada Aparicio no es solo reconstruir su vivienda y la situación laboral, sino decidir si vale la pena seguir viviendo en un lugar donde la naturaleza puede volver a golpear con fuerza.

Citlali lo dice con claridad: “Pienso en quedarme, porque aquí están mis raíces y mi familia, pero también pienso en migrar. Aquí el trabajo es muy limitado y después de lo que pasó, uno ya no se siente del todo seguro”. La joven, como muchos en su comunidad, enfrenta el conflicto entre el arraigo y la necesidad.

Huehuetla intenta levantarse del desastre, pero muchas familias, como la de los Estrada Aparicio, aún se debaten entre quedarse o partir. Foto: Especial.

“Huehuetla es hermoso, pero ahora también es peligroso. Nunca imaginé que el río llegaría hasta nuestra casa. Hoy me pregunto qué tan viable es seguir aquí, sobre todo para quienes viven solos, sin recursos y en especial las personas adultas mayores”.

A más de dos semanas del paso de Priscilla, Huehuetla continúa en proceso de limpieza y recuperación. El apoyo federal y estatal comenzó a llegar, pero para Eunice y Citlali la reconstrucción debe ser más que levantar paredes: se necesita atención psicológica, oportunidades laborales y obras que garanticen seguridad ante futuras lluvias.

Acciones del gobierno estatal y federal

El gobernador informó que en los 28 municipios de atención prioritaria por las afectaciones recientes, solamente restan 17 con labores activas de recuperación; se ha comunicado a 25 mil 213 personas y se encuentran en operación 239 máquinas para la limpieza y rehabilitación de caminos, viviendas y espacios públicos.

Familias enteras improvisan refugios en casas de parientes o albergues temporales, mientras evalúan si podrán regresar a sus viviendas. Foto: Especial.

Como parte de la atención inmediata, se han distribuido más de 138 mil despensas y se han efectuado 444 vuelos de traslado de ayuda humanitaria. En las acciones participan 9 mil 774 elementos de los tres órdenes de gobierno: estatal, federal y municipal, desplegados en las zonas más afectadas.

Asimismo, permanecen en funcionamiento 16 refugios temporales, que benefician actualmente a 657 personas; en materia educativa, 125 mil 273 estudiantes, equivalente al 78 por ciento de un total de 160 mil 612, ya retomaron sus actividades escolares de manera presencial o a distancia.

Entre los esfuerzos coordinados, se han reabierto 257 caminos mediante el trabajo conjunto de maquinaria pesada y personal operativo de las distintas dependencias. Por su parte, Román Bernal Díaz, titular de la Subsecretaría de Protección Civil y Gestión de Riesgos del Estado de Hidalgo, informó que en el municipio de Huehuetla ya se identificaron comunidades donde se recomendará la reubicación de viviendas debido a antecedentes de escurrimientos y deslaves registrados en semanas recientes.

Aunque no precisó los nombres de dichas localidades, señaló que en otras zonas ya se realizan estudios para determinar la estabilidad del terreno y prevenir riesgos futuros.