MORELIA, Michoacán.— Semanas antes de ser asesinado, el alcalde de Uruapan, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, lanzó un desesperado llamado al Gobierno federal para no dejar solo al municipio frente a la violencia. “No dejen solo a Uruapan”, escribió en su cuenta de Facebook, alertando que la ciudad quedaba en “estado vulnerable” tras el retiro de 200 elementos de la Guardia Nacional.
El mensaje fue publicado apenas unos días antes del 1 de noviembre, fecha en que Manzo fue asesinado tras inaugurar el Festival de las Velas en el centro de Uruapan. Sus palabras hoy resuenan como advertencia: el edil ya había anticipado el peligro inminente que enfrentaba el municipio.
“Uruapan quedó en estado vulnerable”
En su mensaje, el presidente municipal señaló que los elementos federales que habían llegado para reforzar los operativos fueron retirados “sin explicación alguna”. “Esta decisión deja a Uruapan en estado vulnerable ante las actividades ilícitas del crimen organizado”, escribió, recordando que la coordinación entre fuerzas federales y municipales había logrado avances significativos en materia de seguridad.
Te podría interesar
Manzo insistió en que las fuerzas federales habían obtenido resultados en aseguramientos y combate a delitos de alto impacto. Sin embargo, lamentó que la ausencia repentina de la Guardia Nacional colocara nuevamente a la población en riesgo.
Un llamado ignorado
En ese mismo mensaje, el alcalde pidió “respetuosamente” a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, que reconsideraran la decisión y enviaran refuerzos. “No dejen solo a Uruapan en el combate de los delitos federales”, imploró, apelando a la solidaridad del Gobierno federal.
El edil también pidió apoyo ciudadano para difundir su mensaje: “Necesitamos que este llamado llegue a la presidenta. Uruapan no puede quedarse sin respaldo”. A pesar de ello, no hubo respuesta pública ni acciones inmediatas por parte de la Federación.
Violencia sin contención
El llamado de Manzo no era nuevo. En septiembre, el alcalde había denunciado una escalada de ataques contra las fuerzas locales: un policía municipal murió y otro resultó herido en enfrentamientos durante puestos de revisión. Aquella vez, pidió atención urgente del Gobierno federal ante la crisis de seguridad que se vivía en el municipio.
“Me ha tocado asumir un papel de combatir delitos que no me corresponden al 100 por ciento, pero no podemos dejar Uruapan abandonado”, declaró en una entrevista. Su gestión se caracterizó por un discurso duro frente al crimen, pero también por la soledad institucional con la que enfrentaba el problema.
Entre la mano dura y la desesperación
Durante 2025, Manzo implementó políticas controvertidas para recuperar el control del municipio. En mayo, ordenó el uso de fuerza letal contra delincuentes; en junio, anunció la llegada de Fuerzas Especiales y la compra de vehículos blindados; y en julio, ofreció bonos económicos a policías que abatieran a presuntos criminales.
En paralelo, reforzó su seguridad personal, viajó con escoltas armados y endureció su discurso. En septiembre y octubre, hizo declaraciones en las que pedía a las familias entregar a sus hijos delincuentes “para que sean abatidos”, lo que le valió fuertes críticas de organizaciones civiles y de derechos humanos.
Un año de confrontaciones
La relación entre Carlos Manzo y el Gobierno federal fue cambiante. En marzo, había agradecido públicamente a la presidenta Sheinbaum por enviar refuerzos de la Guardia Nacional; sin embargo, meses después, los reclamos fueron en aumento. Las tensiones escalaron cuando el edil denunció públicamente que los elementos federales se retiraban sin previo aviso.
Manzo sostenía que la presencia de la Guardia Nacional había logrado reducir delitos de alto impacto, como los homicidios y secuestros. Su retiro, decía, sería “un retroceso doloroso” para la seguridad del municipio.
¿Un desenlace anunciado?
El 1 de noviembre, apenas unas semanas después de sus advertencias, Carlos Manzo fue asesinado en el centro de Uruapan tras participar en la inauguración del Festival de las Velas. Testigos relataron que un grupo armado interceptó su vehículo y abrió fuego. El ataque fue directo, según confirmaron autoridades locales.
Su muerte desató protestas en Pátzcuaro, Morelia y Uruapan, donde cientos de personas exigieron justicia. “Carlos no murió, el gobierno lo mató”, corearon los manifestantes al recordar su último mensaje de auxilio.
Un municipio en duelo
Este lunes 3 de noviembre, escuelas públicas y privadas de Uruapan suspendieron clases en señal de duelo y protesta. Mientras tanto, colectivos ciudadanos se preparan para movilizarse en Morelia, exigiendo que se esclarezca el crimen y se atienda la crisis de violencia que el propio alcalde había denunciado.
En su último mensaje público, Carlos Manzo escribió:
“Seguiremos luchando con nuestra policía municipal y con lo que esté al alcance de nuestras posibilidades para hacer frente a esta problemática de inseguridad y violencia que se vive en el país.” Hoy, esas palabras resuenan como el llamado de un alcalde que pidió ayuda y no fue escuchado.
