Puebla, Puebla- “Antes de la enfermedad mi mamá era una mujer que no te preguntaba, ella hacía, iba, venía. Era la mujer de las decisiones. Mi papá siempre le decía: ‘sí, mi amor, lo que tú digas’. Y ahora ya no es así. Ella lucha por eso, porque no le gusta que uno la cuide. Pero si uno no la cuida, ella no lo hace”, relata Daniela Huesca Luna, originaria de Huauchinango, Puebla, en entrevista con La Silla Rota.
A su madre, María Elena, le diagnosticaron Alzheimer en 2019, cuando tenía 67 años. Su esposo fue su cuidador hasta su fallecimiento en 2021, durante la pandemia. Desde entonces, Daniela se ha hecho cargo completamente de su madre, implementando una rutina diaria indispensable para mantener su estabilidad. Cada día la ayuda a bañarse, vestirse, tomar sus medicamentos y realizar actividades físicas como zumba. También realizan salidas para comprar alimentos y ejercitar la mente con actividades cognitivas.
“A veces uno se resiste a ir perdiendo a su ser querido, porque esa persona que conocías cuando eras niña se está esfumando. Uno quiere luchar por eso, pero a veces no vale la pena, porque ahí se genera un desgaste”, reflexiona Daniela, quien dedica su tiempo, dinero y energía a retrasar el deterioro de la memoria de su madre.
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El Alzheimer en Puebla
Elena es una de las tantas personas que viven con Alzheimer en Puebla, una enfermedad silenciosa que no causa dolor físico, pero arrebata a las personas no solo sus recuerdos, sino también su autonomía. De acuerdo con la Secretaría de Salud Federal, en Puebla se registraron 33 casos acumulados de esta enfermedad durante 2024, uno más que en 2023, y en la semana del 19 al 25 de octubre de 2025 se contabilizan ya 32 casos.
Aunque otras entidades como Chihuahua, Monterrey o Coahuila presentan cifras más altas, el Alzheimer continúa en aumento a nivel mundial debido al envejecimiento poblacional. “Cada vez va en aumento, en todo el mundo, debido a que la pirámide poblacional se está invirtiendo. Ahora tenemos muchos más adultos mayores que en décadas anteriores, y se sabe que, por la edad, existe un mayor riesgo de padecer la enfermedad”, explicó la neuróloga del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Nancy Rosalía Bertado Ramírez.
En la exposición temporal Memorias en la Niebla, del Museo de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), se advierte que cada tres segundos una persona en el mundo desarrolla algún tipo de demencia. Además, se explica que el Alzheimer se origina por alteraciones en el funcionamiento de dos proteínas: tau y beta amiloide, las cuales interrumpen la comunicación entre neuronas y provocan inflamación en las células. Con el tiempo, las neuronas mueren y el cerebro pierde materia gris y peso, reduciendo sus funciones hasta el punto de afectar la memoria, el lenguaje, la conducta y la autonomía del cuerpo.
Entre los factores de riesgo que pueden propiciar la enfermedad se encuentran los malos hábitos alimenticios, la obesidad, la diabetes y el sedentarismo. En Puebla, según el INEGI y las Estadísticas de Defunciones Registradas, la entidad presenta la tasa más alta de muertes a nivel nacional, siendo la diabetes la segunda causa de fallecimiento. Esto incrementa la probabilidad de que en el futuro más poblanos desarrollen algún tipo de demencia.
Los cuidados para Elena y el autocuidado de Daniela
Por otro lado, para poder cuidar a alguien es necesario estar bien consigo mismo. En el caso de Daniela, pese a la carga emocional y física que implica cuidar a su madre, ella ha encontrado apoyo en sus hijos, el ejercicio y la terapia. Además, aunque María Elena cuenta con seguro del ISSSTE, los tiempos de espera la llevaron a optar por atención privada en el Hospital Ángeles.
“Muy pocas personas lo hablan. Yo creo que es un tema que causa pena, o lo mantienen como algo personal. Algunas mamás están encerradas en sus casas”, comentó Daniela, quien también subraya la importancia del autocuidado: “Sea la enfermedad que sea, debemos tomarnos el tiempo para estar bien, porque si yo estoy bien, esa persona también lo estará. No hay que permitir que nuestra estima se baje. Los cuidadores hacemos lo que más podemos, y lo hacemos por amor”, comentó Daniela.
Apoyos y avances del Alzheimer en Puebla y México
En Puebla, el IMSS cuenta con un programa especial para capacitar a cuidadores y pacientes con Alzheimer, mientras que la UPAEP realiza talleres y actividades para adultos mayores. También existen instituciones como Fundación Alborada y Fundación Alzheimer Mágico Atardecer A.C., que brindan atención especializada a personas con este padecimiento.
En la exposición del museo de la UPAEP, disponible hasta el 28 de noviembre, se detalla que, aunque aún no existe cura, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN) desarrollan biomarcadores en sangre y líquido cefalorraquídeo que permitirán detectar la enfermedad antes de los primeros síntomas. Incluso se ha recurrido a la inteligencia artificial para identificar señales de Alzheimer hasta 20 años antes de su aparición.
Sin embargo, en Puebla el diagnóstico sigue siendo limitado. Con frecuencia se confirma solo después del fallecimiento del paciente o mediante costosos estudios neurológicos y cognitivos que no siempre están al alcance de las familias. “Es una enfermedad que solo se puede diagnosticar con certeza postmortem. Cuando el paciente fallece, el cerebro se estudia y ahí tenemos la prueba fidedigna. Antes de eso, el diagnóstico se basa en la clínica”, explicó la neuróloga Rosalía Bertado.
Cómo prevenir el Alzheimer
Aunque no existe una forma segura de prevenir el Alzheimer, especialistas coinciden en que mantener hábitos saludables puede reducir el riesgo. Hacer ejercicio con regularidad, dormir bien, seguir una dieta tipo mediterránea y mantener la mente activa aprendiendo cosas nuevas son medidas que fortalecen la salud cerebral.
El Alzheimer no solo borra recuerdos, también transforma la vida de quienes lo padecen y de quienes los rodean. En Puebla, donde los casos van en aumento y la detección aún enfrenta obstáculos, historias como la de María Elena y su hija Daniela evidencian la dimensión humana de una enfermedad que sigue siendo tabú en muchos hogares. Mientras la ciencia avanza en el diagnóstico temprano, la verdadera lucha ocurre cada día en casa: en la paciencia, la rutina y el amor que se niega a rendirse frente al olvido. Frente a un futuro con más adultos mayores, el desafío no solo será médico, sino también social y emocional: aprender a cuidar, comprender y acompañar la memoria que aún permanece.
lrc
