Oaxaca, Oaxaca- Con un silbato al cuello y el valor como arma, Laura se adelanta al amanecer. Las manecillas apenas marcan las cinco de la mañana cuando la mujer de 62 años inicia su rondín de vigilancia ciudadana por las calles de su colonia. Lo que empezó como una acción sencilla para avisar del paso del camión recolector de basura, se convirtió, con el tiempo, en una labor de servicio comunitario que hoy le ha valido reconocimientos nacionales e internacionales.
De avisar la basura a proteger la comunidad
“Todo empezó con el problema de la basura. No oíamos cuando llegaba el carro, a veces no tocaba la campana. Pensé: qué me cuesta pararme a las cinco de la mañana, irme a esperarlo y avisar. Empecé con el silbato. Cuando lo oían sabían que venía la basura, después lo cambié por un megáfono gritando: ¡la basura!”, relata Laura con la simpatía que la caracteriza.
Su iniciativa tomó otro rumbo en 2006, cuando el conflicto social en Oaxaca estalló y la inseguridad creció. “Después del 2006 se puso canijo acá”, recuerda. Lejos de encerrarse, se sumó a los rondines con la policía municipal, ahuyentó a varios delincuentes y contribuyó a la captura de algunos más.
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En aquel año, tras el desalojo del plantón magisterial ordenado por el entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz, las barricadas que se levantaron en distintos puntos de la ciudad, derivaron también en actos de delincuencia. Preocupada por sus vecinas mayores de edad, Laura, junto con dos mujeres más, organizó rondines nocturnos para resguardar las calles y evitar robos o agresiones.
Un ejemplo de servicio y valentía
Cuando la situación se normalizó, Laura decidió mantener la práctica como una forma de servicio social. Durante la pandemia reforzó sus recorridos, pues las calles vacías facilitaron el robo de medidores de agua y tapaderas de coladeras.
Su labor constante y su compromiso la han convertido en una figura emblemática de su comunidad, reconocida con distintos méritos, entre ellos el Reconocimiento Iberoamericano y del Caribe otorgado por la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos por su responsabilidad cívica.
Aunque admite que ha sentido miedo en más de una ocasión, asegura que su motor es el deseo de ayudar. “Lo seguiré haciendo mientras Dios me preste vida”, dice con convicción, mientras ajusta su silbato, lista para otro amanecer al servicio de su colonia.
De enero a septiembre de 2025 diariamente en Oaxaca se denuncian en promedio 83 delitos. Después del homicidio, la mayoría de los delitos fueron contra el patrimonio, es decir robo a casa habitación, robo de vehículo, a transeúntes y robo a negocio. Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) detallan que en ese lapso el 32.30 por ciento del total correspondieron a robo en sus distintas modalidades.
La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2025 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) recientemente presentada indica que durante 2024 hubo 21 mil 303 víctimas por cada 100 mil habitantes en Oaxaca, lo que representa un aumento del 60.5% respecto a 2023, cuando la tasa fue de 13 mil 274.
Aunque no hay una estadística oficial de la incidencia delictiva en el Barrio de la Noria, Laura estima que en promedio se cometen dos delitos en la zona; robo a transeúntes y casa habitación, una situación que la compromete a redoblar la seguridad.
