Chihuahua, Chihuahua -El Congreso del Estado de Chihuahua aprobó una reforma al artículo 8º de la Ley Estatal de Educación, que prohíbe el uso de expresiones de lenguaje inclusivo como “todes”, “compañeres” o “niñes” dentro de las aulas. La medida, impulsada por el Grupo Parlamentario del PAN, busca que las autoridades educativas fomenten el “uso correcto de las reglas gramaticales y ortográficas del idioma español”.
Reforma prioriza la enseñanza tradicional del español
Con esta modificación legal, tanto las escuelas públicas como las privadas del estado estarán obligadas a priorizar la enseñanza tradicional del español, dejando fuera el uso de términos no reconocidos por la Real Academia Española (RAE). El dictamen aprobado argumenta que el lenguaje inclusivo es un “distractor” y un “falso problema” que no contribuye al desarrollo educativo de los estudiantes.
Los legisladores panistas señalaron que “imponer formas de hablar es un acto autoritario” y que el idioma español “ya es inclusivo por naturaleza”, por lo que no requiere alteraciones para promover la igualdad.
Argumentos y controversia por la decisión
La propuesta, que se añadió como fracción XXVII del artículo 8º de la Ley Estatal de Educación, establece que la educación deberá “fomentar el uso correcto de las reglas gramaticales y ortográficas del idioma español”.
La medida ha generado debate entre sectores educativos y sociales, que consideran que prohibir el lenguaje inclusivo limita la libertad de expresión y el reconocimiento de identidades diversas dentro del entorno escolar. En contraste, sus promotores afirman que la iniciativa busca preservar la estructura formal del idioma y evitar su “fragmentación o empobrecimiento” con expresiones ajenas a la norma lingüística.
Contexto: La decisión del Congreso de Chihuahua no solo impacta la forma en que se enseña y se comunica en las escuelas, sino que también abre una discusión sobre los derechos de expresión, identidad y reconocimiento de la diversidad de género. Además, muestra cómo los discursos sobre la corrección lingüística pueden usarse como herramientas políticas o culturales para definir qué formas de hablar —y, por extensión, qué identidades— son aceptadas dentro del espacio público y educativo.
