MIGRACIÓN

Migrar o morir: mujer maya huye del narco; termina en EU

Lourdes, una mujer maya, narra su huida del narcomenudeo y su peligrosa travesía hacia Estados Unidos; ahora, narra a La Silla Rota su temor de ser deportada por el endurecimiento de las políticas migratorias

Con el endurecimiento de las políticas migratorias de Trump, Lourdes tiene miedo de regresar a casa.
Con el endurecimiento de las políticas migratorias de Trump, Lourdes tiene miedo de regresar a casa.Créditos: Especial
Escrito en ESTADOS el

Lourdes es una mujer maya, originaria del municipio de Tekax en Yucatán, que migró hacia Estados Unidos en el año 2022. Huyó del crimen organizado para el que trabajaba como narcomenudista. La única forma de salvar su vida y la de su familia era desaparecer. Irse lejos.

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“Literalmente uno huye de eso, si sigues en ese lugar no hay momento que no te busquen. Salirte de vender drogas y narcomenudeo no es fácil, pero como hay un Dios que nos cuida, para Dios no hay nada imposible. Él hizo todo para que llegue a este lugar”, expresó en entrevista.

La mujer de 35 años empezó a trabajar por necesidad económica. Tenía que pagar el tratamiento de salud de su hijo más pequeño, quien padecía una enfermedad crónica-degenerativa. “Una hace todo por los hijos”, esbozó.

Lo único que quería era darle calidad de vida y disminuir su sufrimiento los últimos días de su vida. Y para eso necesitaba dinero.

El municipio en el que vivía está a 119 kilómetros de distancia de la ciudad de Mérida, capital de Yucatán. La distancia se refleja en las pocas oportunidades de empleo.

“Ser narcomenudista no es fácil para una mujer, no puedes salir porque arriesgas a tu familia, desde que te metes en eso arriesgas la vida de tu familia y es mejor irte lejos. Al meterse en vender eso, una mujer como mamá arriesga todo por sus hijos”, dijo con tristeza.

El precio de salvar a su familia: cruzar fronteras bajo riesgo mortal

La única persona que sabía que se iría era su compañero de trabajo, quien en realidad era su jefe. Le apodaban “El Grande”, él la ayudó a escapar. No dio aviso a nadie de la ausencia de Lourdes. Una semana después fue asesinado.

Lourdes cruzó desde Sonora a Estados Unidos. Consideró que tuvo suerte y también que la salvó su fe en Dios. Logró llegar en el segundo intento, pese a que su vida estuvo en riesgo. Vio como mujeres y niñas eran vendidas, desaparecidas y otras prostituidas.

En un primer momento permaneció encerrada durante ocho días, en un hotel con otras 20 mujeres. Todas dormían en el piso. En el noveno día llegó el pollero a anunciarle que ya la cruzarían.

“Llegaron a buscarnos a las 6 de la mañana, nos dijeron que cruzaríamos un muro de 25 metros ¿te preguntarás cómo? Pues los guías te tiran una escalera, te subes lo más rápido que puedas y te bajan amarrada como piñata. De ahí te vas corriendo, nosotros teníamos un celular y ahí te dan instrucciones”, detalló.

Ese fue el primer intento de la mujer por llegar a San Francisco, en donde se reuniría con su hermano. No lo logró. Los interceptaron las autoridades y los enviaron a una estación migratoria en Sonora. Esa experiencia la recordó como una de las más aterradoras que ha vivido.

Especial

Retenida en Phoenix: la pesadilla de los albergues clandestinos

El segundo intento -en el que sí logró llegar a EU- lo hizo al día siguiente de salir de la estación migratoria. La pasó a buscar el “pollero”, la llevó de nuevo al hotel, le dijo que se bañe y aliste, que intentarían de nuevo en la noche.

Para ese punto, Lourdes estaba adolorida, lastimada por los alambres de púa del muro, con moretones por la caída y desgastada anímicamente.

Ella se negó a cruzar, aunque no tenía opción. Le ofrecieron dos pastillas, que en realidad eran tachas para no sentir dolor. Aceptó consumir una y logró cruzar. En esta ocasión saltó un muro de 19 metros de altura.

México y la discriminación entre migrantes en casas de tráfico humano

De las medidas de seguridad que utilizó para evitar ser víctima de violencia sexual, Lourdes y otros yucatecos que eran de los municipios de Tekax y Akil fue presentarse como familia y fingir que era esposa de uno de los hombres que iban con ella. De no ser así, la hubieran violado como hicieron con otras mujeres que iban solas.

Cuando lograron cruzar la frontera sin ser detenidos, una persona fue a buscarlos en una camioneta. Les pidió ponerse ropa de empleados de limpieza para poder trasladarlos a Phoenix, Arizona. Ahí estuvieron retenidos durante 15 días.

Ella está segura que eran mexicanos parte del crimen organizado porque en la casa de dos pisos había armas, drogas y dinero. Y en el segundo piso había niñas, niños y adolescentes. Además, incomunicaron a todos.

Notó que a las mujeres las empezaron a violar porque las llevaban una a una a otro cuarto en el que se encontraban los “polleros”.

De Tekax a Sacramento: una travesía marcada por el dolor y la esperanza

En la casa se encontraba con mujeres y personas de países como El Salvador, Guatemala y Perú. A los mexicanos, como ella, sí les daban comida. El menú era tortilla, mayonesa y papas. A las personas de los demás países no les daban ni agua.

Asustada por su vida, habló con una de las mujeres del Salvador. Le pidió entretener a uno de los “polleros” para poder recuperar su celular y hablarle a su hermano, avisar que ya estaba en Estados Unidos. Solo así logró salir del lugar.

“Le marqué a mi hermano, le dije que estoy en Phoenix, no sé dónde, pero que ahí estaba. Que tengo 15 días encerrada, que nos están maltratando, que no tenemos comida y agua, le pedí que no me marque de nuevo. Regresé el celular en su lugar. Al tercer día nos pidieron decir quién le habló al coyote. Le respondimos que nadie porque él tenía el celular. Nos llevaron pizza y pollo para comer”, expuso.

Luego de ese día, llevaron a Lourdes a Sacramento, en donde finalmente la entregaron a su hermano. Para ella, aunque salvó su vida y la de su familia migrando, su experiencia se tradujo a sentirse como mercancía.

Especial????

Políticas migratorias de Trump: un nuevo temor para quienes huyen del crimen

Con el endurecimiento de las políticas migratorias anunciadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, Lourdes tiene miedo de regresar a casa. Considerando que huyó de un cartel de drogas, pondría en riesgo la vida de su familia.

Es consciente que en otros estados ya empezaron las redadas para deportar a las personas migrantes, quienes como ella dejaron todo para mejorar sus vidas.