MIGRACIÓN

"Donald Trump", ¿por qué es un éxito en la frontera Tijuana-San Diego?

Las imágenes de yeso del presidente Donald Trump son elaboradas por artesanos del sur del país asentados en Tijuana

La estatuilla de Donald Trump más grande se vende hasta por 30 dólares
La estatuilla de Donald Trump más grande se vende hasta por 30 dólaresCréditos: Especial
Escrito en ESTADOS el

Últimamente, los viajeros que cruzan la garita de Tijuana a San Ysidro, California, encuentran en su camino al nuevo presidente estadounidense Donald Trump.

Aparece lo mismo entre personajes terroríficos como “Chuky”, el famoso muñeco asesino, que junto a otros personajes de ficción como “El Hombre Araña”, los “Minions” o hasta cerca de alguna imagen religiosa.

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Esto es porque desde hace algunos meses el republicano se sumó a las artesanías que son ofertadas a las miles de personas que diariamente esperan en la fila vehicular para cruzar a Estados Unidos.

Manuel, uno de los tantos vendedores que se mueven entre los autos, calcula que ha vendido unas 60 piezas en los últimos tres meses.

Mientras instala su puesto, un vehículo de metal y madera en el que exhibe las figuras cerca de los carriles que llevan a las casetas de revisión y de la línea peatonal, asegura que no solo se lo piden norteamericanos.

“El latino también se lo lleva y lo quiere”, asegura sin dejar de acomodar su mercancía.

Hay dos bustos de Trump distintos, no solo por su tamaño, sino por algo todavía más significativo.

La pieza más grande, que cuesta hasta 30 dólares, lleva en la oreja derecha la huella de aquel balazo que en julio del año pasado casi mata al entonces candidato durante un mitin en Pensilvania.

La figura más pequeña cuesta 17 dólares y en ella, el también empresario, no trae esa gasa con la que reapareció después del atentado, el primero de los dos que vivió durante su campaña, considerando que dos meses después le dispararon mientras jugaba en su campo de golf en Florida.

Pero si se trata de suerte, no todos los vendedores tienen la misma que Manuel ofreciendo las piezas que además de adorno sirven como alcancía.

“La gente dice: No, quítame a ese de allí. Es muy raro aquel que se lo lleva. A veces se los llevan de broma nomás”, cuenta Roberto Alejandro Ramírez, otro comerciante.

Él ofrece las artesanías frente a uno de los locales establecidos que sobrevivieron a la destrucción de la antigua Puerta México, cuando los carriles que hoy llevan a Estados Unidos eran los de ingreso a Tijuana.

Dice que en los dos o tres meses que lleva vendiendo a Donald Trump apenas le han comprado un par de los más grandes.

José, otro vendedor, cree que el republicano tuvo sus mejores tiempos poco antes de la campaña presidencial en Estados Unidos.

“Ya de vez en cuando lo llegan a pedir, pero lo siguen comprando. Ya no igual pero sí”, comenta.

Calcula que ha vendido entre 15 y 20 piezas, principalmente a mexicanos o latinos.

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Concurso de popularidad

Las imágenes de yeso son elaboradas por artesanos del sur del país asentados en Tijuana, cuenta José.

Además de Donald Trump, los llamados vendedores de “curios” tienen al ex presidente Andrés Manuel López Obrador, a la presidenta Claudia Sheimbaum y a la ex candidata demócrata Kamala Harris.

Y si se trata de popularidad, coinciden en que el más vendido ha sido el fundador del partido Morena, mientras que la ex vicepresidenta de Estados Unidos y la actual presidenta de México no llaman la atención.

“Ni me han preguntado”, menciona Roberto Ramírez en referencia al busto de Sheinbaum Pardo.

Manuel cree que la falta de éxito de la presidenta entre los viajeros se debe a que el molde no es fiel al rostro de la ex jefa de gobierno de Ciudad de México.

A López Obrador, en cambio, todavía hay quienes lo piden, aunque no sea con la misma frecuencia que durante su sexenio, aseguran.

Pero la muestra de que Donald Trump es el personaje del momento y un éxito en ventas para Manuel está en que mientras plática con La Silla Rota, una camioneta se acerca para preguntar por esa pieza en particular.

En el asiento trasero viaja Mony, una mujer de la tercera edad que habla fluido el español y se decide por la alcancía más pequeña.

“Todos a su país”, dice haciendo alusión a las promesas de deportaciones masivas que ha comenzado a cumplir el presidente norteamericano.

Con el mismo tono festivo levanta la figura de yeso entre sus manos, hasta donde le permite el toldo del vehículo, y después sigue su camino a las casetas de inspección para ingresar a Estados Unidos.