VIOLENCIA EN TABASCO

La guerra entre cárteles en Tabasco disparó los homicidios 353% en un año

El enfrentamiento entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y La Barredora convierte a Tabasco en un campo de batalla, dejando un récord histórico de 894 víctimas en 2024

Créditos: Archivo: Cuartoscuro
Escrito en ESTADOS el

La batalla por imponer su hegemonía criminal en Tabasco, entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) contra el grupo delictivo local La Barredora, disparó exponencialmente la cifra de víctimas por homicidios dolosos en un 353% en el 2024 —comparado con un año antes—, al cumplirse un aniversario de esa confrontación delictiva que mantiene a los tabasqueños en la expectativa.

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El 2024 registra el récord histórico de víctimas por ejecuciones en Tabasco, coincidiendo con esa confrontación que iniciaron esas bandas de hampones, surgida al fracturarse el grupo que mantuvo la hegemonía en los últimos años: La Barredora, que controló quien fue secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del estado (SSPCT), Hernán Bermúdez Requena, según los documentos de inteligencia militar filtrados por el grupo Guacamayas.

Las cifras de ejecuciones de todos los años anteriores fueron ampliamente rebasadas con las registradas en el 2024: 894 víctimas mortales. De acuerdo con los datos oficiales, en el año 2018 fueron 569 muertos; 2019, 691 occisos; 2020, 585 fallecidos; 2021, 453 difuntos; 2022, 354 víctimas mortales; y en el 2023, 253 personas asesinadas.

Durante el año pasado, el mes de abril se ubicó con el récord histórico en Tabasco de la cifra más alta de homicidios dolosos, con unas 127 personas ejecutadas; fue el lapso con mayor actividad delictiva.

El rompimiento de La Barredora: una noche de violencia extrema

El rompimiento de La Barredora fue exactamente la tarde-noche del viernes 22 de diciembre del 2023, cuando los principales capos se reunieron en la residencia de Bermúdez Requena, en la calle La Venta del exclusivo fraccionamiento Campestre.

Allí, entre disparos, frente a la residencia quedaron dos camionetas abandonadas y dos policías de la SSPCT fueron “levantados”, quienes posteriormente aparecerían ejecutados. Toda esa noche y madrugada se registraron asaltos a tiendas de conveniencia, quemas de vehículos robados y motines en cuatro reclusorios del estado, con dos reos fallecidos.

Uno de los grupos escindidos de La Barredora se alió y formó la célula del CJNG que opera en Tabasco, en tanto que el otro bando, formado por policías exintegrantes de la SSPCT, continuó igual. Bermúdez Requena, cercano al exgobernador y senador Adán Augusto López Hernández, fue destituido hasta el 5 de enero del 2024 y se fue de la entidad y se desconoce si retornó.

El rol del "Capitán" Merino: inacción frente al caos

Estudiosos del tema de seguridad afirman que el entonces gobernador Carlos Manuel “Capitán” Merino Campos estuvo “desaparecido” y sin actuar ante la crisis de inseguridad que vivía Tabasco. “No hizo nada en materia de seguridad”, sostuvieron.

Demostró una despreocupación total, “nunca manifestó compromiso para mejorar la seguridad de los tabasqueños y esa falta de toma de decisiones permitió que la inseguridad se agravara”, afirma la directora de Análisis y Estadística del Observatorio Ciudadano de Tabasco (OCT), Julia Arrivillaga Hernández.

El periodo 2019-2024 fue “un sexenio perdido” en materia de seguridad en Tabasco, define la también maestra en Administración Pública, al afirmar que Merino Campos, nombrado gobernador sustituto en agosto del 2021 para terminar el periodo de Adán Augusto López Hernández, “sólo se dedicó a administrar lo que recibió”, sin tomar decisiones de ningún tipo, menos en materia de seguridad.

Por su parte, el catedrático jubilado de la Escuela de Leyes de la UJAT y doctor en Derecho, Francisco López Méndez, afirma que fue notorio que Merino Campos, en materia de seguridad, no hizo absolutamente nada, pues sólo estuvo de simple observador mientras la entidad “estaba en llamas”.

“La impunidad estuvo a la orden del día” con los delincuentes, y se podría entender que existió connivencia y entendimiento con el grupo delictivo al permitirle que actuara libremente, sin tocarlo, sostiene el académico y jurista.

A pesar de que se cuadruplicaron los delitos de alto impacto y era evidente la descomposición, no se implementó alguna estrategia o plan de reacción para combatir la inseguridad y a sus protagonistas, afirma el doctor en Derecho al señalar que resulta innecesario decir que fue un fracaso el Capitán Merino en su responsabilidad de garantizar la seguridad de los tabasqueños, pues la evidencia está a la vista.

El exgobernador y actual director general de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) solapó y fue cómplice del grupo delictivo que estaba apoderado de Tabasco, con el apoyo de los jefes policiacos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco. Fue hasta después de la dimisión de Bermúdez Requena y con la intervención de las fuerzas federales que desmantelaron “casas de seguridad” donde había patrullas clonadas, C-4 “piratas” con cámaras de videovigilancia, armamento y hasta ranchos con varias especies de felinos.

Un sistema de seguridad colapsado

El grupo de La Barredora contaba con la protección de la SSPCT, incluso con personal e instalaciones, pues quien fungía como jefe operativo del grupo delictivo, Ulises Pinto Madera, expolicía federal con antecedentes penales, era el brazo derecho de Bermúdez Requena en la SSPCT. Su grupo rompió con el jefe policiaco —se ignoran las razones— y ahora forman parte de la célula del CJNG.

Por su parte, Alejandro May Guillén, de la organización Lab Inside y doctorante en Estudios del Desarrollo, afirma que un detonante en la violencia delictiva en Tabasco fue el factor económico, por la tasa de desempleo que se incrementó al terminarse el megaproyecto de la refinería de Dos Bocas.

El investigador del Instituto Mora matiza que es difícil afirmar si existía algún arreglo de las autoridades o la existencia de un vínculo con el grupo delictivo La Barredora, pues el acceso a la información es limitado y es difícil saber qué pasaba.

Promesas de un nuevo comienzo en Tabasco

El pasado miércoles 8, el gobernador Javier May Rodríguez declaró que no pacta ni pactará con la delincuencia y que no descansará en el trabajo para devolver la tranquilidad al pueblo. Admitió que Tabasco está ante circunstancias inéditas en las que, ante el abandono del pueblo, la delincuencia avanzó y “hoy vivimos hechos de violencia que no ocurrían en nuestra tierra”.

Al cumplir tres meses al frente de la administración estatal, May Rodríguez dijo que se ha avanzado “aún con la complejidad de los problemas que heredamos”.

Al destacar que desde el primer día de su gobierno encabeza diariamente la Mesa para la Construcción de la Paz, subrayó que los operativos de seguridad son permanentes y han permitido el aseguramiento de generadores de violencia, armas, drogas y vehículos robados.

En los cien días de gobierno, el trabajo coordinado de las fuerzas de seguridad ha resultado en la detención de casi 300 personas y el aseguramiento de más de 180 armas largas y cortas. También se han asegurado 133 vehículos, 96 motocicletas, 20 semirremolques, 21 tractocamiones y 4 tráilers, más de 150 piezas de equipo táctico y diversas drogas.

Además, se han liberado a 18 personas privadas de la libertad y rescatado a más de 2,200 personas extranjeras en situación irregular. “En esto quiero destacar que nosotros no ocultamos ni maquillamos cifras; siempre le vamos a hablar con la verdad al pueblo”.