Originario de la comunidad de Parota Seca, en el municipio de Tecoanapa, Guerrero, Luis Eduardo Gómez García, de 25 años, se adentró en el mundo de las drogas sintéticas a la temprana edad de 12 años. Hoy, comparte su testimonio con La Silla Rota, narrando cómo logró escapar del infierno en el que 15 de sus compañeros perdieron la vida.
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Con una sonrisa en el rostro, Gómez García cuenta cómo recorre cinco horas desde Ayutla de los Libres, Guerrero, donde actualmente reside, hasta el puerto de Acapulco, donde recibe terapia de recuperación. Esta es una lucha constante por vencer su adicción a la marihuana y el cristal.
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Recuerda el día en que probó un cigarro de marihuana por primera vez, abriendo la puerta a otras sustancias como el cristal y los inhalantes, como el thinner. La influencia de sus amigos, quienes fumaban cannabis, despertó su curiosidad al observar cómo actuaban y se sentían bajo sus efectos.
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¿Cómo comenzó Luis Eduardo en el mundo de las drogas?
A los 12 años, experimentó los efectos de la marihuana. Al principio, se sintió relajado, pero luego apareció un hambre voraz. Aunque usó esta sustancia por un tiempo, terminó abandonándola al no encontrarle placer.
A esa edad, Luis Eduardo desconocía cómo las drogas afectaban su cerebro, perjudicaban su capacidad para tomar decisiones y ponían en riesgo su salud, su futuro y su familia. Vivía el momento junto a sus amigos, ignorando las consecuencias.
Una experiencia que lo marcó fue escuchar voces que lo instaban a suicidarse. Esos delirios, producto del cristal, lo llenaron de miedo. Fue entonces cuando decidió nunca más consumir metanfetaminas ni crack. No quería morir, escuchar voces ni padecer el insoportable dolor de cabeza al día siguiente. Comprendió que sus amigos murieron porque no buscaron ayuda a tiempo, y ese fue el punto de inflexión para abandonar lo que antes le causaba placer.
Reflexiones tras 13 años
Hoy, Luis Eduardo entiende las lecciones que dejó su pasado. Reconoce que el apoyo de su madre, Dalila Gómez García, fue crucial para superar su adicción. Con firmeza, afirma que su lucha será constante, pues sabe que no puede permitirse retroceder. “A donde quiera que vayas te van a ofrecer drogas”, reconoce.
En su conversación con La Silla Rota, tras terminar su terapia en el Centro de Integración Juvenil de Acapulco, compartió que las drogas están al alcance de todos: "La hierba verde y las pastillas azules están en todos lados. Depende de nosotros no consumirlas, aunque las malas amistades juegan un papel importante".
Concluye que superar la adicción es "una lucha contra uno mismo". Ahora, exhorta a otros a no rendirse y buscar ayuda.
Reyes Contreras: una lucha diferente
El caso de Reyes Contreras Arellano, de 64 años, vecino de la colonia Loma Hermosa en Acapulco, es distinto al de Luis Eduardo. Reyes comenzó con el alcohol, un vicio con el que aún lucha.
Con una vida próspera como contador, jamás imaginó que perdería todo debido a su adicción al alcohol y posteriormente a la marihuana. Las drogas lo dominaron lentamente. Sin darse cuenta, perdió su empleo, su familia y su estabilidad económica.
Al comprender que su vida podía empeorar, aceptó la ayuda de su familia y acudió al Centro de Integración Juvenil para recibir terapia psicológica. Gracias a ello, dejó la marihuana y lucha por superar el alcoholismo. "Todo se puede lograr, siempre y cuando uno quiera hacerlo", afirma.
Adicciones y su impacto global
Historias como las de Luis Eduardo y Reyes son reflejo de una problemática creciente. Según el Informe Mundial sobre las Drogas de la UNODC, la aparición de nuevos opioides sintéticos y el aumento en la oferta y demanda de sustancias ilegales han agravado los trastornos por consumo de drogas.
“La producción, el tráfico y el uso de drogas siguen exacerbando la inestabilidad y la desigualdad, causando daños incalculables a la salud, la seguridad y el bienestar de las personas”, declaró Ghada Waly, directora ejecutiva de la UNODC.
“Es esencial proporcionar tratamiento y apoyo basados en evidencia a las personas afectadas, al tiempo que se combate el mercado de drogas ilícitas e invierte mucho más en prevención”, concluyó.