Manuel Pérez Ríos de 46 años de edad soñaba con comprar una nueva camioneta para laborar en su comunidad. Su sueño fue truncado en el accidente de Florida. Hoy su familia pide ayuda para poder realizarle su funeral. La empresa para que la que trabajaba los abandonó, asegura Ahuik, su hija.
“Era una persona increíble, una persona muy trabajadora. Él era chofer en una camioneta de servicio. Mi papá se fue con la ilusión de mejorar la vida aquí en el pueblo. La camioneta que él trabajaba ya la iban a sacar de la corrida porque ya había pasado su tiempo. Se fue con la ilusión de ahorrar para una nueva camioneta”, relata.
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Ahuic Itzel Pérez Ríos es una de las cuatro hijas de Manuel originario de San Simón Almolongas, Miahuatlán, Oaxaca, localidad ubicada a 26 kilómetros de la capital del estado. El municipio, como muchos de la entidad se caracterizan por un alto índice de población jornalera.
Ésta era la segunda ocasión en la que Manuel viajaba a laborar de manera temporal, la primera vez lo hizo en la pizca de tomate. Cuando lo invitaron a trabajar en la empresa, que, de acuerdo con su familia se llama Oliva, le ofreció seguro de vida.
Después de comunicarles el fallecimiento de Manuel, la empresa cortó toda comunicación con la familia. “Nos abandonaron”, aseguran con la exigencia de que ahora respondan a su compromiso, pues Manuel dejó una hija de 14 años en el desamparo.
Fue a través de los medios de comunicación como se enteraron del accidente, en ese momento rogaron a Dios que Manuel no estuviera dentro de las víctimas fatales. Al día siguiente recibieron la llamada del amigo con el que Manuel viajó, él se encontraba en el hospital y que al parecer Manuel había fallecido. Más tarde el consulado de México confirmó la mala noticia a la familia.
“Cuando platicábamos con él nos decía que esta vez era la última. Ya no le voy a hacer la lucha, yo ya no voy a volver a ir, nos decía. Su intención era ganar dinero para comprar su camioneta y seguir trabajando aquí. Quería darle una mejor vida a mi hermana de 14 años, que era la que dependía de él”.
A la casa de Manuel han llegado sus familiares y amistades para ofrecer su solidaridad. No saben cuándo trasladarán el cuerpo cuyos gastos correrán a cargo del consulado en Estados Unidos.
“Le pusimos su altar, estamos esperando que llegue a México para darle la sagrada sepultura. Al gobierno de México le pido que me ayude a regresar a mi familiar, al gobierno de Estados Unidos le exijo justicia. No es justo que mi papá fue a buscar una mejor vida y ahora la compañía que lo contrató no responde por él. Exijo profundamente que le den una indemnización a mi mamá porque se quedó una adolescente en el desamparo”.