DÍA DEL MAESTRO

"Siempre me vi siendo maestro"; anécdotas y recuerdos con "El Profe Chon" de Cuernavaca

El "ProfeChon", como conocen en Cuernavaca a Carlos Gallardo, también escritor y periodista, recuerda junto a La Silla Rota algunas de las experiencias que marcaron su carrera como docente

Carlos Gallardo es periodista y escritor, pero siempre supo que su pasión era enseñar frente a grupo, formar personas en el aula
"El Profe Chon".Carlos Gallardo es periodista y escritor, pero siempre supo que su pasión era enseñar frente a grupo, formar personas en el aulaCréditos: Especial
Escrito en ESTADOS el

Cuernavaca, Morelos.- Cuando Carlos Gallardo era apenas un niño, dos de sus profesores lo inspiraron para tomar el camino de la docencia. Terminó la secundaria y tras dos años de trabajo en una imprenta decidió estudiar la normal; a los 21 años se convirtió en profesor que más tarde sería conocido como “El Profe Chon”. 

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Tras 44 años de servicio activo en el sector educativo, Carlos Gallardo, con 73 años de edad (los últimos 15 de jubilación), en un ejercicio de retrospectiva nos cuenta: “nunca me vi sin la docencia, si diversifique mis actividades soy periodista y escritor pero la columna vertebral de mi vida profesional y laboral es la docencia

Impartió clases frente a grupo en primaria (rural y urbana),  secundaria, colegio de bachilleres y en el nivel superior concretamente en la Escuela Normal Superior “Benito Juárez” -donde también fue director-, en  Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y en el organismo Mejoramiento Profesional del Magisterio. 

“Prácticamente, con ejercicio del preescolar, he dado clases en todos los niveles de educación pública”, reflexiona.

El Profe Gallardo, como es también conocido, aseguró que cuando determinó iniciar en el camino en el sector educativo lo hizo con plena conciencia de lo que implicaba ser un profesor.

“Yo sí estudié convencido completamente de que quería ser maestro. Y desde esa perspectiva me parece que tomé en serio mis estudios, en serio, de leer sobre pedagogía, de leer sobre educación”, sostiene..

Su vocación convertida en pasión 

Tan convencido estaba de que la docencia  era su vocación que a pesar de que terminó sus estudios como maestro de primaria, “yo quise seguir estudiando para maestro secundaria, pero me interesó mucho una especialidad que se llamaba pedagogía  en la Normal Superior de México. Y la pedagogía va relacionada con todo el hecho educativo, con todas las ramas correspondientes a la educación, que no nada más es la didáctica”. 

Una de sus  más grandes pasiones de Gallardo,  en el sector educativo, fue  el diseño de  materiales didácticos para facilitar la impartición de clases y el aprendizaje. Incluso algunos de sus cargos y/o comisiones en el sector educativo estuvieron en  departamentos técnicos donde se diseñan cursos para los maestros y fue capacitador de maestros. 

Un maestro, un aliado de las infancias

El profesor Gallardo, es conocido por ser un hombre conciliador, comprensivo  y solidario; así lo describen las personas que lo conocen y lo han tratado, también, así   lo recuerdan algunos de sus alumnos.

Para Gallardo, la fórmula al estar frente a  grupos es  “no perder de vista que las niñas, niños y adolescentes (que están en proceso de formación) no siempre la tiene fácil” y que muchas veces o en muchos de los casos “traen cosas cargando” y por eso optó por ser solidario y comprensivo y con su característico sentido del humor logró ganarse  la confianza de ellas y ellos.

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Cuando le preguntamos por alguna anécdota que lo haya marcado, dice con nostalgia “son muchas las anécdotas y los aprendizajes que tuve de los niños. Sin embargo, recordó cuando era maestro  de tercero en una primaria rural, situada en el poblado de Cuijingo que pertenece al municipio de Juchitepec, en el Estado de México, un día a la hora de recreo mientras jugaba volleyball con los alumnos de sexto.

“Uno de sus alumnos, José, quien era uno de los más traviesos corrió tras otro alumno que me estaba buscando y José se dio cuenta que ya no lo iba a alcanzar y le lanzó una piedra que en lugar de pegarle al niño me pegó a mí”. 

El sorpresivo golpe en la mejilla, provocó  mucho coraje en Gallardo y con notable molestía avanzó hacia el niño quién tenía una expresión de terror  que se agudizaban mientras el docente se acercaba. 

“Le vi una cara de miedo  que  al llegar solo le dije quiero que vengan mañana tus papás y su respuesta me dejó absorto: ‘No tengo papás’, me dijo y pregunté ‘¿con quién vives?’ y me dijo ‘con mis abuelitos’. Ya solo dije: ‘bueno que vengan ellos’”.

Al otro día al hablar con los abuelos “me contaron todo lo que enfrentaba el niño, que no tenía padres y la situación que enfrentaban; desde ahí me quedó claro que uno como docente debe tener mucha cautela con las y los niños porque uno nunca sabe lo que traen cargado y fue un niño que le brindé todo mi apoyo”. 

“No juzgar”: la clave

Otro caso, donde El Profe Chon tuvo otra lección de vida y la oportunidad de cambiar un poco el destino de un niño fue un adolescente de secundaria, situada en Cuernavaca, donde el adolsecente de nombre Raúl que era sumamente rebelde y se la pasaba haciendo travesuras, ya estaba etiquetado como un niño problema. 

“Los directivos lo quieren  reprobar y yo lo observaba que era tremendo pero siempre detrás hay un por qué , toda una historia que vivía en su casa yo intervine y dije no lo reprueben  ya le falta muy poco para terminar la secundaria yo platico con él y me comprometo a que cumpla”. 

Gallardo tenía la impresión que si lo reprobaban solo lo orillarían  a que desertará y no terminara ni la secundaría.  

Gallardo, tuvo varias pláticas  con él lo alentó a controlar un poco sus impulsos y comprometerse un poco más con los estudios; finalmente concluyó el ciclo escolar y recibió su certificado.

Unos seis años más tarde Gallardo se encontró por las calles de Cuernavaca con Raúl, llevaba un corte tipo los Beatles, corte largo, con un niño pequeño con el mismo peinado, impecablemente vestido, calzado y peinado,  

Raúl no siguió estudiando y trabajaba en una fábrica de refresco y el niño que llevaba era su hijo.

“Como docente uno debe comprender uno no puede etiquetar o decir si es capaz o no un niño, hay quienes por diversas circunstancias ya no pueden seguir estudiando pero eso no significa un fracaso Raúl trabajaba y tenía una familia y seguramente su certificado de secundaria le sirvió para poder trabajar donde estaba; como maestros acompañamos y apoyamos”.

De docencia a la escritura y al periodismo 

Las bases que recibió al ser docente a Gallardo le permitieron diversificar sus actividades, “toda esa inquietud que tuve de estudiar en campo educativo y de investigar me permitió primero iniciar como periodista y luego adentrarme en la escritura”, destaca. 

En esos dos rubros, aun sin estar frente a grupo formado por decenas de generaciones tanto en el periodismo como en el mundo de los escritores. 

Una de las principales características que han quedado plasmadas  en su periodismo y en los más de 17 libros escritos  y publicados es que su contenido está orientado a retratar la historia educativa de Morelos.

En sus notas y columnas de opinión es el único especialista en Morelos en Educación aborda el abanico de temas que existen en el sector educativo y ha logrado hacer incidencia con sus denuncias sobre irregularidades, omisiones y  críticas a las políticas educativas implementada en la entidad. 

En tanto en las páginas de sus libros le apunta principalmente a aportar a las políticas de enseñanza por ejemplo su primer libro lleva por nombre “Educación para enseñar a leer y escribir”, otra de sus obras es “El maestro , ser en otros”.

Entre sus publicaciones figura la novela Miliano para los cuates donde aborda la historia del zapatismo, otra de sus creaciones es Los maestros morelenses hasta el zapatismo y su más reciente libro Las Mujeres en el Zapatismo donde rescata los nombre y acciones de mujeres que participaron en la revolución zapatista y sus aportes en la lucha.