Casi cuatro minutos de vals entre el sol, la luna y la tierra, reunieron a miles de personas de diferentes países en la capital de Durango, para experimentar el eclipse total de sol.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO
A las 12:00 del día todo se oscureció y el aro de fuego pudo observarse con claridad, duranguenses y extranjeros montaron guardia cuatro horas antes en la Plaza IV Centenario.
Te podría interesar
Antes de que la luna eclipsara al sol, algunos se limpiaron de las malas energías al ritmo de tambores, aumentar las que la mayoría piensa como buenas, en un evento que permitió que muchos a partir de las búsquedas en Google ubicaran a Durango, en el mapa, y vinieran exprofeso a ver el eclipse, lo que provocó también que los hoteles ofrecieron habitaciones hasta en 7 mil pesos.
SÍGUENOS EN EL SHOWCASE DE LA SILLA ROTA DE GOOGLE NEWS
El escenario para presenciar el eclipse no solo fue esta ciudad, sino lugares como un volcán, las cascadas de la sierra o la sombra de los nogales de Nazas- el sitio donde se apreció por más tiempo el eclipse-.
Más de 20 mil viajeros de China, Rusia, Eslovaquia, Estados Unidos, Argentina, entre otros países, llegaron a este estado atraídos por ese fenómeno que no ocurría sino hasta el 2054.
Lupe Ibarra y su esposa, llegaron desde California, Estados Unidos, los llamó la luminosidad del cielo azul de Durango; "fue espectacular", dice contento. Hace memoria de otro que vieron en Oregon en 2017, y que también les sacó lágrimas de emoción.
Entre las personas, especialmente mayores de 50 años, se vive una mezcla de melancolía, emoción y alegría, en serio que, esto bien podría ser el mejor viaje cósmico de la vida o por lo menos del siglo.
"Muchas ganas de llorar, me emocioné mucho, no alcanzo a describir esa emoción, no creo ya vivir otro evento igual", platica Gloria Ruiz, quien llegó desde Xalapa, Veracruz, junto con su hijo.
Tiene 76 años de edad, en 1991 vio el eclipse total de sol, considerado por la NASA como el eclipse del siglo pasado por ser el más largo registrado.
Ellos hicieron 13 horas de camino, otras personas hasta dos días, un chino especialista en heliografía, cuyo nombre no fue sencillo de descifrar relató que viajó de su país a Dallas, Texas, y luego a la ciudad de Durango.
La oportunidad de vivir esta experiencia astronómica provocó planeaciones de hasta un año como la realizada por Arturo Góngora, del Estado de México.
Tenía cuatro años cuando el eclipse del 91, ahora junto con su hija y su esposa, pudo observarlo y "agradecer a la madre naturaleza este espectáculo".
Y aunque él se guía más por la ciencia, no dudó, como cientos de personas, en aprovechar los talentos de Iván Díaz, de 25 años, quien no se dice chaman, sino armonizador de energías. Hizo más de 200 limpias en el carnaval de Mazatlán, Sinaloa, hace unos meses, por cierto, el otro mejor lugar para ver el espectáculo astronómico, pero este 8 de abril en Durango, no alcanzó a terminar de contarlas.
Hay niños, niñas, personas adultas mayores, mujeres, hombres, una gran diversidad, reporteras y reporteros de diferentes partes del mundo, especialistas en heliografía, astrónomos, monjas también se ven pasar.
Sí parecía una escena de película, desde las 10:00 de la mañana que comenzó y en el transcurso del día. Gente presenciando el eclipse explicado por el astrónomo físico planetario Alfonso Morales, en una pantalla gigante, para que no se expusieran a la radiación, gente danzando, agradeciendo al sol, científicos enfocados en sus telescopios, y el movimiento de la luz transformando las imágenes como si fuera magia. Las campanas del templo San Juanita de los Lagos, a un costado de la Plaza IV Centenario, repicaron a las 12:00 del día, al tiempo que la luna eclipsaba al sol.
El grito al unísono de la gente declaró la oscuridad, ahora las luces que brillaban en pleno día eran las de celulares, las torretas de las patrullas, y poco a poco las luces de la ciudad.
Una señora de pelo corto, comenzó una danza y una porra, la gente asombrada gritaba que si se estaba haciendo de noche y eran las 12:00, los tambores de los armonizadores, el humo del copal, gritos de emoción, abrazos, lágrimas y una sensación de que todo es cósmico, no paró por 3 minutos 47 segundos, gracias al baile de la luna, el sol y la tierra.