PUEBLA. - Desde temprano, las calles aledañas a la pirámide de San Pedro Cholula están cerradas al tránsito vehicular. En ellas se instala un tianguis que ofrece desde masajes, hasta cinturones, dulces típicos y artesanías. Aunque hay pocos clientes por la hora, se pueden ver familias y parejas que pasean todos vestidos de blanco; van rumbo a la pirámide, van a “cargarse de energía” con motivo del inicio de la primavera, estación que comenzó el 21 de marzo.
Cholula, además de un centro ceremonial con miles de años de tradición, es una de las principales atracciones turísticas del estado de Puebla. Autos antiguos que funcionan como taxis se estacionan al lado de la ahora abandonada estación del tren turístico, una de las obras morenovallistas que clausuró el fallecido gobernador Miguel Barbosa por costar más de lo que recaudaba, mientras del otro lado, los vendedores ofrecen nieves y botanas.
En la explanada frente a la pirámide, unos cuantos se congregan bajo un sol que quema la piel. “No sé cómo se ponga este día porque no me ha tocado vender este día”, comenta una joven que lleva una canasta con chicharrones y cacahuates, “espero que llegue mucha gente”.
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A decir del personal del Ayuntamiento de San Pedro Cholula, esperan más de cien mil visitantes en los cuatro días que durará el Festival Equinoccio 2024; aunque la mayoría no llegarán de blanco a cargarse de energía, sino que vendrán con ganas de bailar a los conciertos de Bronco y la banda Trakalosa, que se presentarán el viernes y el sábado en el Parque Intermunicipal, que pertenece a la otra Cholula, San Andrés.
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Sin tener la convocatoria de otros lugares como la Peña de Bernal, en Querétaro, o la zona arqueológica de Teotihuacán, Cholula convoca cada 21 de marzo a cientos de personas que acuden en busca de una limpia o que disfrutan de asistir a la ceremonia del fuego nuevo, la cual se lleva a cabo en lo alto del cerro formado por la pirámide enterrada bajo la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. La pirámide con el basamento más grande del mundo, edificada en honor a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada a quien se dedica la ceremonia del fuego nuevo que llevan a cabo cada inicio de primavera en este cerro donde confluyen tantas culturas.
“Es una energía que cae del gran espíritu”, cuenta la “abuela” Ale Briones, quien lleva casi 30 años llevando a cabo este ritual. “Lo mejor es ver llegar a los niños, que ahora están muy interesados en esto”, agrega.
La abuela y el hombre que la acompaña se sientan frente a un altar de frutas e incensarios. A su alrededor, una veintena de personas vestidas de blanco se sientan y en silencio participan. El ambiente es relajado, la sombra un árbol le da al grupo un refugio del intenso sol de primavera.
Arriba, en el mirador que rodea al templo de los Remedios, se escuchan acordes de “La Bikina” que interpreta una orquesta abajo en el Parque Intermunicipal, donde al mediodía, varias personas trotan o pasean a sus perros.
Más abajo, un grupo de curanderos hace “limpias” a los paseantes. “Nos dijo la señora que sólo le quedan estos manojos y que cuando se acaben se va”, comenta un hombre vestido de blanco que mientras se forma a la espera de que expulsen las malas vibras del interior de su ser.
A este mismo sitio llega Karla, quien minutos atrás presenció la ceremonia del fuego nuevo. “A mí me gusta el yoga y desde hace años quería venir a la pirámide en el inicio de la primavera, hasta hoy se me hizo y la verdad me siento distinta”, platica mientras se forma para una limpia junto a sus dos hijas.
A los que se limpian, primero les rocían un aerosol, los frotan con un manojo de hierbas mientras tocan el “animalito”, un silbato que reproduce sonidos de animales. La cooperación es voluntaria y son varios los curanderos que se agrupan en esta zona para atender a los visitantes que visten de blanco, algunos de manta y otros de ropa deportiva de marcas reconocidas. Para todos hay.
El sonido de los “animalitos” se mezcla con el teléfono celular de unos niños que escuchan a Peso Pluma mientras sus papás se purifican, abajo, un guía de turistas recorre el Patio de los altares con un grupo de turistas. En la explanada, unos concheros bailan bajo el rayo del sol mientras sigue llegando la gente a una fiesta que durará cuatro días con clases masivas de yoga, muestras gastronómicas, conciertos, degustación de pulque y muchas actividades que, a decir de los organizadores, ya no requieren vestir de blanco.
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