OAXACA. - Cinco comuneros murieron calcinados durante las labores de combate del incendio forestal en San Lucas Quiaviní, Oaxaca. Las personas fueron reportadas como desaparecidas el miércoles, un día después, jueves 29 de febrero, sus cuerpos fueron localizados. A través de un comunicado, la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) confirmó el hecho e indicó que se había enviado personal para los peritajes y el levantamiento de los cuerpos.
Trascendió que las víctimas son: Rafael Antonio M. de 65 años, Pedro C.D de 64, José H.L de 47, Felipe G. de 41 y Celso D. de 65 años. El incendio inició el pasado 26 de febrero. Rafael Morales Curiel, presidente de San Lucas Quiaviní, perteneciente a los Valles Centrales explicó que éste inició cuando un campesino preparaba la tierra para la próxima siembra. Éste se extendió de manera rápida debido al fuerte viento, las altas temperaturas y cantidad de material combustible en el área.
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La Comisión Estatal Forestal (COESFO) en coordinación con la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y elementos de Protección Civil de Tlacolula de Matamoros y San Pablo Villa de Mitla, poblaciones vecinas de Quiaviní, intervinieron para controlar el incendio; en total alrededor de 200 personas.
Imágenes difundidas en redes sociales por comuneros mostraban la furia de las llamas que lograron atravesar las brechas cortafuego. El edil indicó que se había logrado sofocar en un 60 por ciento, sin embargo, nuevamente se salió de control por lo que solicitaron la ayuda del gobierno del estado para la utilización de un helicóptero para mitigar la conflagración.
“Hay 200 personas, pero aún es insuficiente”, dijo. A las labores se sumaron los comuneros de San Marcos Tlapazola, San Bartolomé Quialana y Matatlán.
Incendios consumen Oaxaca
De acuerdo con datos de la CONAFOR, del 1 de enero al 22 de febrero se registraron diez incendios en Oaxaca. Las mismas cifras colocan a la entidad en tercer lugar por superficie afectada.
La directora de la COESFO, Magdalena Coello, indicó que hasta el momento hay al menos 80 hectáreas afectadas, que están realizando las acciones correspondientes para reorganizarse y poder controlar el fuego.
“Desafortunadamente la orografía que tenemos provoca que se haga una especie de chimeneas en donde hace que la cantidad de material disponible por la sequía, las altas temperaturas que son mayores a los 30 grados y el viento, impulsa el fuego a la parte de arriba. El aire hace que se vuelvan incendios de copa y sea más complicado el manejo”, destacó.
El cambio climático -dijo- está cada vez más manifiesto a través de los vientos que hacen que se pierda el control.
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