Un grupo de turistas que se encontraban a bordo de un Yate disfrutando de las vacaciones de fin de año en Acapulco, sufrieron un percance cuando la embarcación fue arrastrada por el viento hacia la orilla y golpeó contra una roca y minutos después se empezó a hundir por la proa (parte trasera) hasta quedar completamente sumergida.
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Afortunadamente al momento que se empezaron a hundir sobre los acantilados de la Quebrada, en el pacífico mexicano, se encontraban también cerca otras lanchas de recreo y Yates, que al percatarse del incidente, acudieron de inmediato a prestarle auxilio y lograron rescatar con vida a la tripulación y pasajeros.
El golpe que recibió por la parte de abajo de la proa y más tarde en proa, hizo que el agua entrara al interior de la embarcación y se hundiera. Al parecer el capitán no conocía la geografía de la zona del litoral y esto provocó que se impactara contra las piedras a baja profundidad.
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Lo que parecía un día especial, en un paseo con buen clima y un sol agradable, se convirtió en un susto tanto para los que manejaban el Yate como de los pasajeros, que saltaron al agua antes de que se hundieran junto al casco del barco.
Algunos de los visitantes que asistían a la Quebrada a disfrutar del espectáculo de los clavados a más de 30 metros de altura, desde la Costa, se detuvieron para prestar auxilio a los pasajero que sufrieron el accidente.
Mientras unos ayudaban en las labores de auxilio, lanzando salva vidas a los que nadaban para salvarse, otros usaban sus celulares para grabar un acontecimiento como ese que pudo convertirse en una tragedia de no haber embarcaciones cerca al momento del hundimiento.
Hasta el momento no se reportan personas lesionadas ni fallecidas por este hecho en el que una embarcación de turistas sufrió daños considerables en una embarcación que los llevaba en un recorrido por la bahía de Acapulco.
Luego de que todo pasó, algunos de los turistas empezaron a bromear diciendo que al Titanic lo hundió un iceberg y a este Yate una roca.
VGB