La Cabaña, un pequeño local construido con madera que se encuentra en la caleta del puerto de Progreso, Yucatán, se convirtió en el punto de reunión de las familias de los ocho pescadores desaparecidos tras el paso del huracán Milton. Todos son de Sabancuy, Campeche.
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Ahí se sientan a platicar y esperar mientras comen una torta de mariscos o toman un refresco. En las sillas de las mesas de plástico en la pequeña terraza del local. Así encontré a la mamá, hija, esposa, amigos, hermanos de varios tripulantes de las embarcaciones Peyucsa 12 y Halcón I.
Están enojados. Ya no quieren hablar con más medios de comunicación: “¿En qué nos ayudan?”, dijo una de las mujeres. A cuentagotas aceptaron ser entrevistados.
“Necesitamos el apoyo de quien sea de quien pueda y lo brinde de todo corazón. No queremos problemas con ninguna autoridad y que luego digan o inventen. Queremos que se acerquen y pregunten personalmente. Se necesita apoyo para la búsqueda costera, aérea. No estamos exigiendo, solo pedimos que se pongan la mano en el corazón”, expresó con enojo, Johana Hernández.
¿Qué pasó con Peyucsa 12 y Halcón I?
El huracán Milton golpeó la costa de Yucatán el 7 de octubre. Pasó de categoría 1 a 5 en menos de siete horas. Las playas fueron las más afectadas.
14 días antes las embarcaciones Peyucsa 12,13, Halcón I, salieron a la pesquería de pulpo. Excepto Neldy, que tenía menos días en altamar. Cada una tenía cuatro tripulantes a bordo.
La primera en ser reportada como desaparecida a los medios de comunicación fue la embarcación Neldy. No lograron regresar antes del impacto del huracán Milton. Pasaron un día capoteando la lluvia y el viento, por fortuna, el 9 de octubre por la noche, lograron regresar a la costa remolcados por el barco Tepakan III.
A su paso les siguió el Peyucsa 12, quienes se habían resguardado en Isla Pérez.
La felicidad de otras familias que se reunieron con los ocho pescadores -cuatro de cada embarcación-, aumentó la angustia. No había noticias del Peyucsa 12 y Halcón I.
Protocolos de búsqueda
En entrevista - vía Zoom- con La Silla Rota, el capitán Israel Monterde Cervantes, jefe de la sección de operaciones de la XIII zona naval en Yucalpetén, explicó los protocolos para las búsquedas.
Aseguró que cuando supieron de la situación tuvieron reuniones con el Estado Mayor General a nivel central de la SEMAR. Se acordó iniciar con las labores de búsqueda.
El primer obstáculo es que no tenían una ubicación inicial de donde partir. Al arribo de la embarcación Peyucsa 13, es que los pescadores les dieron información que fue sistematizada. A la par, solicitaron el apoyo de un avión Persuader y también se sumaron la patrulla oceánica de Campeche y se estableció una patrulla costera de Isla Mujeres.
Actualmente, buscan en un polígono equivalente al estado de Querétaro. El único hallazgo fue el de un cuerpo en el Cuyo, una población pesquera en el municipio de Tizimín.
“Lo que llevamos recorrido hasta ahorita con respecto a Progreso, es Isla Pérez que está a 60 millas del norte de progreso, el lugar donde se encontró la Peyucsa 12 y el lugar en donde se encontró el cuerpo al parecer de uno de los tripulantes del Halcón I, ese polígono nos da 150 millas cuadradas, eso equivale a 13 mil 270 kilómetros cuadrados de área, esto a poco más de todo el estado de Querétaro”, describió el capitán.
Aun así, para las familias esto no significa un consuelo.
“Mi hermano era un guerrero, él hubiera ido a buscar a los demás. A pesar de lo que digan tenemos fe en que puede estar vivo”, comentó entre lágrimas, la hermana de uno de los pescadores, Ana Hernández.
Del cuerpo hallado en el Cuyo, el capitán Israel Monterde Cervantes informó que debido al estado de descomposición era imposible reconocerlo físicamente. Así que se están realizando exámenes de genética a las ocho familias de los pescadores que iban en el Peyucsa 12 y Halcón para saber a quién pertenece.
El Servicio Médico Forense de la Fiscalía General del Estado (FGE) con sede en Tizimín es el encargado de la identificación y resguardo del cuerpo.
La SEMAR reiteró que no pensaron que las embarcaciones estuvieran a 113 kilómetros de distancia de Progreso, debido a que son ribereñas se esperaba que estén más cerca porque no tienen la capacidad para alejarse tanto. Y esto complicó las búsquedas y rescates como en el caso de Lázaro del Peyucsa 12, quien fue visto con vida, pero no pudo ser salvado.
El mar de fondo fue también otro impedimento, el capitán Monteverde aseguró que sin estas condiciones que obligaron a la lancha defender a bajar su velocidad de 30 nudos a 10, habrían ido por él en tres horas y no en ocho.