APATZINGÁN.- La guerra que sostienen diferentes organizaciones criminales, tras la escisión del bloque criminal Cárteles Unidos, mantiene desde hace 10 días paralizada la actividad agrícola, de empaque y de comercialización de limón en el Valle de Apatzingán, en Michoacán. Los limoneros dicen sentir la acidez de este conflicto armado entre células delictivas que los mantienen a dos fuegos, en la zona agrícola y comercial, convertida ya en campo de guerra.
“No se pudo cortar, porque los criminales no nos ha permitido y lo que se está haciendo, se está tirando (el limón) y es una pérdida que no vamos a recuperar jamás”, dijo un productor.
El hombre de avanzada edad y con 18 años en ese sector productivo pidió no revelar su identidad, pues tiene temor de represalias de las organizaciones delictivas.
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“Mire, prácticamente se está pagando una extorsión que nos cobran (los criminales) ahí en los empaques; ahorita establecieron de un peso (por kilo cortado y otro más por kilo comercializado) y antes eran 40 centavos. Al empaque mandan gente a cobrar y ahí no los quitan a nosotros”, denuncia.
Recordó que este miércoles se cumplen 10 días que los grupos criminales de la región de Tierra Caliente no han permitido que los productores de limón del Valle de Apatzingán, corten la fruta y que los empaques no la comercialicen, lo cual frenó ese sector productivo que ya registra afectaciones severas.
“Imagínese con esta situación, vamos a estar todo el tiempo en manos de criminales, porque estamos en medio de la zona de guerra. Desgraciadamente, los pleitos que se traen entre ellos, es por agrandar sus territorios, para seguir llenándose las bolsas de billetes”, expresó el productor.
En un recorrido por el valle de Apatzingán, LA SILLA ROTA corroboró lo que dicen los empresarios: que la actividad productiva, de empaque y de comercialización, está paralizada en su totalidad y en manos de los cárteles.
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Por un lado, los operadores de Los Viagras y por otro, células de Los Caballeros Templarios, se disputan el control de la industria del limón, en esa región.
“Pues ya tiene como una semana que no hay actividad. No sé. Ahora sí que no sé cuánto más vaya a durar… ¿y ustedes están montando operativos?... Sí, ahora sí que para disuadir el delito, nada más, porque esta es una zona muy un punto rojo; todo este lado es un punto rojo y estamos ahí cuidando”, dice un policía estatal, en un retén.
El Tianguis Limonero está en una de las zonas que se disputan los grupos antagónicos del crimen organizado y sus puertas están cerradas. No hay actividad alguna.
Las autoridades locales ven con preocupación el problema que tiene paralizada la industria del limón y advierten un conflicto social severo, ya que esa actividad representa el 75 por ciento de la economía total del Valle de Apatzingán.
“Creo que el impacto mayor de todo esto, es con la gente que se dedica al corte de limón, que día a día tiene que llevar a su casa, el sustento diario y cuando no se corta limón, tiene una repercusión inmediata y si este tipo de situación prevalece durante un tiempo considerable, pues obviamente que va a generarnos un conflicto social y puede estallar una situación que no tenemos prevista y que puede acontecer en caso de que esto perdure algún tiempo”, dijo el alcalde José Luis Cruz Lucatero.
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El presidente municipal agregó que el paro de la industria limonera, también se puede trasladar y traer repercusiones, a todo el territorio mexicano.
“También el hecho de que no haya producción de limón, pues va a tener un impacto en el mercado nacional, porque lo que se produce en la región, y estoy hablando de Apatzingán y Buenavista, son alrededor de 70 mil hectáreas sembradas de este producto y va a tener repercusión, sobre todo en el desabastecimiento y en los precios; va a tener un impacto y eso lo paga el consumidor final”, advirtió.
A pregunta expresa, José Luis Cruz confió en que la solución para recuperar la estabilidad de esa industria, la paz y la tranquilidad del valle de Apatzingán, es que permanezca el operativo conjunto de seguridad de los tres niveles de gobierno, que se han desplegado en las últimas semanas.
“Se ha trabajado con las Bases de Operación Interinstitucional. Por ahí debe seguirse perseverando, para lograr conseguirse esta estabilidad y poder contribuir, a que se serenen los ánimos, aquí en la región del Valle de Tierra Caliente”.
LA AMENAZA
Las amenazas de los grupos delincuenciales, de que van a aumentar el tributo criminal a productores y empacadores de limón, iniciaron el pasado martes 15 de agosto. Eso hizo que productores, empacadoras y comercializadoras pararan labores de manera indefinida en el municipio de Apatzingán, no así, en Buenavista, donde aceptaron pagar el cobro de piso.
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De 20 centavos de cuota que pagan los empresarios por cada kilo cortado de limón y otra cantidad igual de cítrico comercializado, fueron advertidos de que ahora tendrán que pagar un peso por kilo en cada actividad antes descrita.
Desde ese ese día, aparecieron mantas en distintos puntos de Apatzingán, con una nueva amenaza a empacadores y productores, de que no debían cortar ni comercializar.
Un productor de la zona desatendió esas advertencias y al enviar a su huerta a varias cuadrillas de trabajadores, un grupo armado los bajó de la camioneta y la quemaron. Eso generó más miedo y que otra fracción importante de productores y empacadores, se sumara a la paralización de la cadena productiva, en esa región de la Tierra Caliente.
Confirmaron que la paralización del sector productivo es indefinida, para garantizar su seguridad, la de los jornaleros y demás trabajadores de esa actividad agrícola y comercial.
Autoridades federales de seguridad, tienen identificado a Fernando Cruz Mendoza “El Tena”, como el principal responsable de generar violencia en esa zona de la entidad.
EL ORIGEN DEL CONFLICTO
Algunos los grupos delictivos que conformaban el bloque criminal de Cárteles Unidos, en Michoacán, le dieron la espalda a las células vivas de Los Caballeros Templarios. Eso ha dejado a la población y ahora a los limoneros, en medio de esa guerra, en el corazón de la Tierra Caliente, revelan los informes de las áreas federales de seguridad.
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Quien orquestó ese rompimiento entre organizaciones asociadas, fue Fernando Cruz Mendoza “El Tena, de la mano de Miguel Ángel Gallegos Godoy ‘Migueladas’”.
El Tena fue lugarteniente del ya casi extinto cártel de los templarios y desde el 2014, lidera su propia organización, con presencia en el Puerto de Lázaro Cárdenas.
El Migueladas lidera su grupo delictivo autollamado el Cártel de Zicuirán, en el municipio de La Huacana, donde tienen su principal punto de operaciones. El documento advierte que el primer paso de El Tena, fue asociarse con Migueladas, para fracturar a Cárteles Unidos, con quienes hasta septiembre del año pasado, peleaban.
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Esa sociedad les permitió a ambos, apoderarse primero de Arteaga, municipio que era el principal bastión de Servando Gómez Martínez “La Tuta”, exlíder de los templarios.
LA SILLA ROTA documentó el destierro de la célula criminal que desde la cárcel, mantenía controlada y en operación, La Tuta. A la par, Migueladas le arrebataba a los templarios la mayor parte de los poblados de los municipios de Gabriel Zamora, Múgica y Parácuaro.
Ya con la ayuda de Los Viagras, Tena y Migueladas, empezaron la guerra contra los templarios que controlan Apatzingán, donde han dejado varios muertos y desplazados.