HERMOSILLO.- En los últimos años se ha escuchado sobre las “madres buscadoras”, esas mujeres incansables que van hasta lo más recóndito para, precisamente, buscar a sus hijos desaparecidos. Sin embargo, dentro de los colectivos en Sonora, también hay padres que sufren, lloran y esperan con ansias el regreso de sus hijos.
Aunque son pocos en número, también son parte del trabajo que se realizan en estas agrupaciones que, ante la falta de acciones de las autoridades por encontrar a los desaparecidos, son ellos mismos quienes toman picos y palas en mano para escarbar en el monte, en terrenos baldíos y en casas abandonadas.
Uno de ellos es Israel Quiñones. Su hijo Kevin tenía 19 años cuando desapareció el 8 de marzo del 2020, desde entonces lucha cada día por encontrarlo y traerlo de regreso a casa.
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En entrevista con La Silla Rota, Israel recuerda el día que su hijo mayor desapareció. Era domingo y Kevin había viajado de Hermosillo, donde vivía con su familia, al Valle de Guaymas, para asistir a unas carreras con sus compañeros de la barbería donde trabajaba.
De acuerdo con el relato del padre, todo transcurría en orden ese día, hasta que el dueño de la barbería, un joven de nombre Misael, tuvo un altercado con las “personas incorrectas”, integrantes de grupos criminales que operan en el municipio de Guaymas.
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Más tarde, los criminales fueron a buscar a Misael a la casa de su abuelo, donde también se hospedaba Kevin y el resto de sus amigos. Sin embargo, el jovencito huyó del lugar y los sujetos se llevaron a Kevin, quien tenía un parecido físico con Misael.
“Estos señores, lógico que no andan con cosas. A las 8:00 de la noche llegó una camioneta buscando a Misael, pero él se dio cuenta que iban por él y sale corriendo, y los demás se quedan ahí; no corrieron porque no tenían nada que ver, pero lamentablemente mi hijo Kevin y él tenían un parecido. El mismo corte, cabello chino, aretes, hasta un tatuaje en la mano izquierda, se parecían y estos señores se llevaron a mi hijo… en lugar de Misael”, relata el padre.
Israel Quiñones agrega que a los demás amigos solo golpearon a algunos y se llevaron los celulares de otros. Presume que los sicarios se dieron cuenta de su equivocación, al llevarse a su hijo Kevin, pero cuando intentaron regresar, ya se había activado el Código Rojo y huyeron de las autoridades.
“Estos señores regresaron. Yo en mi pensar, ellos regresaron porque se dieron cuenta que no era, pero ya en ese tiempo la mamá de Misael había llamado a la Marina, y se activó el Código Rojo. Pero, como todos sabemos, las autoridades están coludidas y les avisaron que venía la Marina, y se fueron, ya no recuperé al niño; al niño no lo regresaron y hasta la fecha no sabemos nada de él”, señala.
El padre recuerda que los criminales se contactaron con él, para regresarles a Kevin, quería que les entregaran a Misael, su madre y a su padre, pero ellos ya habían huido de la ciudad y no habían dejado rastro.
Tres llamadas tuvo Israel con las personas que se llevaron a su hijo. En la última, en un acto desesperado, el padre de Kevin les ofreció dinero para intentar recuperarlo, estaba dispuesto a vender todo, con tal de tener de regreso a su pequeño, su primogénito.
“Yo les ofrecí dinero, dime cuanto quieren, les dije que vendo mi casa, vendo todo, pero que me regresen a mi niño, pero me dijeron que no querían dinero, que querían al muchacho, a la señora y al papá. Incluso nos dijo que ya lo habían soltado, pero eran mentiras, ya no volvimos a tener comunicación”, lamenta.
José Elías Sánchez, “El Piña”, busca a su hijo Gilberto
La historia de José Elías Sánchez, llamado de cariño “El Piña”, es similar. Él también busca desesperadamente a su hijo Gilberto, quien desapareció el 6 de marzo de 2019 en Hermosillo, a los 35 años. Sin embargo, la diferencia es que a él se lo llevaron oficiales de la Policía Municipal.
En entrevista, el padre explica que él y su esposa viven en el municipio de Santa Ana, ubicado a 170 kilómetros de Hermosillo. Su hijo vivía en la capital, cuando oficiales en tres patrullas se lo llevaron junto con dos amigos más.
Su pareja en ese tiempo, una mujer, fue testigo de cómo lo subieron a una de las unidades. Incluso, alcanzó a preguntarle si quería un suéter, pero él solo le pidió los zapatos, porque iba a regresar.
“La muchacha fue y se arrimó le preguntó que necesitaba y le dijo: ¿te traigo un suéter? No, tráeme los tenis, le respondió. Lo subieron a él y a otras dos personas. Nunca supimos por qué lo subieron, le dijeron a la muchacha que si mi hijo no tenía nada que ver lo iban a regresar. Pero ¿nada que ver de qué?”, lamenta.
A uno de los hombres arrestados junto a Gilberto lo han visto por las calles de Hermosillo y les han dicho a las autoridades de la Fiscalía de Sonora, pero desconocen si lo han llamado a declarar o si sabe qué pasó con su hijo.
“Ahí anda uno de ellos en Hermosillo, de los que se llevaron junto a mi hijo, anda como si nada, es una desesperación eso”, señala.
Mario busca a su hijo: lo “levantaron” en Hermosillo
Mario Guillén Valdez, tenía 27 años cuando desapareció el 30 de mayo del 2020, en la colonia López Portillo, en Hermosillo. Desde entonces, su padre Mario Alberto Guillén Benítez no ha dejado de buscarlo.
En entrevista con La Silla Rota, el hombre de 53 años relata que su hijo era una persona que sufría de adicción a las drogas. En un centro de rehabilitación conoció a unas personas, quienes lo pusieron a vender sustancias ilícitas.
Mario veía a su hijo de vez en vez cuando regresaba a casa y le ayudaba a vender aluminio y vidrio, pero cuando ganaba un poco de dinero, se iba de nuevo.
Sin embargo, ese 30 de mayo ya no regresó. De acuerdo con dos testigos, su novia y un amigo, un grupo de jóvenes armados lo subieron a la fuerza a un vehículo. Ya no supieron más de él.
“Fueron puros chavalos armados y lo subieron a fuerzas a un carro y se lo llevaron, ya no supimos nada de él”, explica.
El padre menciona que hay un joven en la cárcel, a quien las autoridades están señalando de tener relación en la desaparición de su hijo. Sin embargo, él mismo fue a hablar con él a la cárcel, pero le aseguró que no sabe nada del caso.
“Fui a hablar con un muchacho que está en la ‘peni’ (penitenciaría), pero me dijo que él no sabe nada. Lo arrestaron por un robo, y lo andan relacionado con lo de mi hijo, pero me dijo que no tiene nada que ver”, señala.
Incluso, Mario explica que el caso de la desaparición de su hijo se está estancado, ya que los principales testigos, su novia y su amigo ya murieron. Ella de una enfermedad y él fue asesinado.
“La gente que lo denuncio ya se murieron, fue una muchacha que andaba con mi hijo y ya se murió. Otro chavalo fue y declaró y lo mataron. Ella murió por enfermedad y al muchacho lo mataron, era adicto, no sé qué problemas tuvo y lo mataron”, lamentó.
El viacrucis de un padre por encontrar a sus hijos: dejarlo todo
Como padres, han tenido que hacer sacrificios para continuar con la búsqueda de sus hijos. Incluso, hay veces que han tenido que sacrificar días de trabajo, con el que mantienen a sus familias, para ir con sus picos, palas y cinceles a escarbar entre la tierra y las piedras.
Israel Quiñones acompaña cada que puede al colectivo Buscadoras por la Paz, liderado por Cecilia Delgado. Va con su esposa, madre de Kevin y con su hija mayor. Sin embargo, en ocasiones no puede dejar su empleo y va solo su esposa y su hija.
El padre reconoce que son pocos los hombres que participan en el colectivo, por lo que reconoce la labor de las mujeres, como Cecilia, su esposa, su hija y otras madres que día a día salen al monte, en altas temperaturas para escarbar cuerpos y osamentas.
“Pocos hombres somos los que buscamos, lamentablemente somos muy pocos. Tenemos que trabajar, y se nos dificulta salir a la búsqueda, pero ahí estamos. Mis respetos a las mujeres del colectivo, no tienen miedo para agarrar una pala, un pico y salir a buscar, sin comer, sin tomar agua, en altas temperaturas y buscar en el monte. Es algo que yo respeto mucho y valoro bastante, hombres somos muy pocos”, comenta Israel.
Don Mario también forma parte del colectivo Buscadoras por la Paz y apoya siempre que puede en las jornadas de búsqueda que realizan por las colonias de Hermosillo o incluso en otros municipios.
“Yo lo andaba buscando solo, yo y mi familia, nos dijeron que era muy peligroso andar solos, y una vecina de mi calle, a ella le levantaron a su esposo y me acercó al colectivo”, recuerda.
Él fue una de las personas que escarbaron hasta encontrar 19 cuerpos; uno de ellos era el hijo de Cecilia Delgado, la líder de colectivo, a quien lograron regresar a casa y darle sepultura como se merecía.
“Hemos hallado muchos cuerpos, me tocó hallar al hijo de Cecilia, me tocó hallar la fosa donde estaba su hijo, hallamos como unos 19 cuerpos esos días”, recuerda Mario.
Por su parte, Don Piña, como es llamado de cariño, realiza trabajos de búsqueda con el colectivo Madres Buscadoras de Sonora, liderado por Ceci Flores Armenta, madre buscadora que se encuentra bajo el mecanismo de protección de la Secretaría de Gobernación por las constantes amenazas de muerte que recibe.
Don Piña y su esposa Rosita, viajan desde Santa Ana para acompañar al colectivo en las jornadas de búsqueda. Incluso, el padre de Gilberto cierra su taller de carpintería, aunque deje de ganar dinero y lleva su pick up, aunque lo desgaste; y ella hace tamales para vender, con el fin de reunir dinero para seguir encontrando cuerpos.
“En el colectivo nos apoyamos entre nosotros mismos. Mi esposa vende tamales, en las búsquedas también llevamos lonche para todos, yo llevo mi pick up, que acabo de mandar a arreglar, me salió en 20 mil pesos”, señala Don Piña.
Piden a autoridades no dar ‘carpetazo’ a los casos de sus hijos
Para Israel Quiñonez, los últimos tres años han sido muy difíciles. El no tener a su hijo Kevin ha dejado un hueco en su familia, en él, su esposa y sus dos hijas.
Además de vivir con el dolor, tienen que lidiar con la indiferencia de las autoridades y el poco avance que han hecho para encontrar al joven de 19 años.
“Ya he ido a la CNDH, a la CEDH, pero le dan carpetazo, no soy el único, no les dan seguimiento, para ellos es muy cotidiano, es muy normal, pero para nosotros no, porque es muy importante que estemos al pendiente. Son bastantes cosas de las que uno no sabe, no sabía que tenía derechos, ni si quiera mi abogado de oficio, no me respondía, totalmente una cosa de locos. Te traen en vueltas: ‘venga mañana, no está el licenciado, no sabemos nada, nosotros le hablamos’”, relata Israel algo de lo que vive día a día cuando pide información sobre el caso de su hijo.
Para él es inconcebible la insensibilidad de autoridades ante la desaparición de un joven de 19 años, que no tenía vicios y no se le relacionaba con ningún delito, que solo estuvo en el lugar y la hora incorrecta.
“Me da coraje porque pudieron hacer bastantes cosas para localizar a mi hijo, un muchacho de 19 años que no fumaba, no tomaba, no estaba en el pleito, ahora sí que estuvo en el lugar, en el momento y la hora equivocada… no me cabe, cómo es posible que haya pasado eso, pero estamos en México, en México se vive así”, reclama.
Por su parte, José Elías Sánchez, conocido como “El Piña o don Piña” coincide en el sentir de Israel. Se siente decepcionado de las autoridades, de quienes no ve el apoyo, tanto de avanzar en los casos judiciales, como de ser colaborativos con las agrupaciones que realizan las búsquedas por ellos.
Reclama que no han tenido apoyo vehículos, alimentos o algunas botellas de agua que les aminoren el calor cuando salen a 45° en Hermosillo a buscar restos humanos con la esperanza de encontrar a sus hijos.
“Me la llevo llorando, para mí es más difícil, soy hombre y yo solo aquí, son muy injustas las autoridades, no tenemos apoyo de nada, no nos ayudan con un cinco, me acabé el pick up y lo mandé a arreglar, ni de perdida nos ayudan con una botella de agua”, agrega don Piña con la voz entrecortada.
Para el padre de Gilberto es extraño que a pesar de que pasan los años, nunca haya novedades en el caso de su hijo, o de los hijos de otros integrantes de los colectivos. Incluso, en una ocasión, ante la negativa de ser recibido en la Fiscalía, se metió a la fuerza, pero le dijeron solo “no sabemos nada de su hijo”.
“A un año me dijo que no ha sabido nada de mi hijo, me metí a fuerzas porque no querían recibirme y que no tienen noticias, no pues no tienen apuro. Están jugando con uno, a lo mejor ya están ahí nuestros hijos y no nos los entregan”, se cuestiona José Elías.
Para don Mario, la situación es similar. Hasta el momento, las autoridades no le han informado sobre los avances del caso de su hijo, considera que “no les interesa”.
Incluso, a la persona que están involucrando en la desaparición de su hijo Mario, no la han citado a declarar y él desconoce todavía que está involucrado en una carpeta de investigación.
“Me citó la fiscal (Claudia Indira Contreras) para hablar del caso de mi hijo, junto a todo el ministerio público y la verdad no han hecho nada. Hablé con el de la peni y no le han dicho nada. La verdad no les interesa, es una cifra más”, lamenta.
Sin embargo, tanto Mario, como Israel y don Piña no descansarán hasta encontrar a sus hijos, ya sea vivos o muertos, para darles descanso y regresarlos a casa.
Desaparecidos en Sonora suman más de 4 mil en los últimos años
De acuerdo con las últimas cifras de la Secretaría de Gobernación, en Sonora suman 4 mil 200 personas desaparecidas o no localizadas desde que se tiene registro a la fecha.
Los municipios con más registro de personas desaparecidas son: Hermosillo (24.6%), le siguen Nogales (14.2%), Cajeme (12.0%), Agua Prieta (7.3%) y San Luis Colorado (5.1%), según el último informe del Comité Ciudadano de Seguridad Pública de Sonora.
Además, se tiene registro de 14 colectivos de mujeres, hombres y jóvenes que se dedican a la búsqueda de personas desaparecidas como Madres Buscadoras de Sonora, Buscadoras por la Paz, Rastreadoras de Ciudad Obregón, Guerreras Buscadoras de Sonora, Buscadoras de la Frontera en Nogales, entre otras.