OAXACA.- Sobre el roído colchón descansa Luis envuelto en jirones de cobijas que calman las descargas de la fiebre. Como en otras ocasiones, su recuperación tendrá que ser sin médico ni medicina. Tiene 12 años de edad y, al igual que sus hermanitos de 8, 6 y 2 años, así como un bebé de 4 meses, carecen de todo, incluso de lo más fundamental. Son pobres entre los pobres.
La familia habita en la Colonia Bugambilias, agencia de Santa Rosa Panzacola, ubicada a 10 minutos del Centro Histórico de Oaxaca. Honorina es la madre de familia, una de las más pobres de la zona. Migró de Loxicha hacia la capital del estado. Recientemente enviudó. Cada uno de sus hijos e hijas fueron paridos en casa, no hubo un control médico y mucho menos un acta de alumbramiento para el registro de nacimiento. Al estar privados del derecho a la identidad, una acta de nacimiento, también lo están del derecho al servicio médico y a la educación. Ninguno conoce la escuela.
La historia de Honorina y su familia son el reflejo del abandono, de la violencia social y hasta el fracaso de las políticas públicas dirigidas a “quienes menos tienen”. Sobre ellos se teje la política institucional sorda, ciega y hasta mentirosa. Su caso, aunque conocido por el DIF Municipal de Oaxaca de Juárez, fue borrado de la agenda una vez que se capturó la fotografía oficial presumiendo que harían algo.
“Las autoridades vinieron, dijeron que iban a ayudar. Yo sigo esperando la ayuda. Hasta el momento no hay nada”, explica Honorina hilvanando poco a poco palabras ajenas de su lengua materna.
La denuncia de abandono y necesidad, de pobreza extrema, fue dada a conocer por Aleida Ruiz Sosa, bailarina de ballet y activista defensora de derechos. Un día después de publicarlo en redes sociales, el DIF Municipal fue a tomarse la foto y desapareció.
“Yo hice un video para que las autoridades se hicieran responsables de lo que les corresponde a ellos. La respuesta del DIF Municipal fue muy rápida, a menos de cinco horas ya estaban en esta casa. Hicieron un compromiso público, un compromiso fuerte y hasta ahora no se ha logrado casi nada, el 23 de marzo me comuniqué con la señora Honorona para preguntar el avance y sólo se había conseguido el acta de nacimiento de la niña más pequeña. A la señora Honorina le prometieron regresar y nunca lo hicieron”.
El 6 de marzo la presidenta del DIF municipal, Bernarda González Rivas acudió a la vivienda de la familia y ofreció la construcción de un espacio para dormitorio, además de indicar que contactaría con Servicio de Agua Potable y Alcantarillado (Soapa) para la conexión de agua potable y drenaje para que dejaran de usar letrina. Todo quedó en promesas incumplidas. Nadie se volvió a comunicar con ella.
Cifras de abandono
En Oaxaca, el 61.7 por ciento de la población vive en pobreza, de ese porcentaje el 20.6 esta en pobreza extrema. El 25.3 por ciento es vulnerable por carencias sociales, 2.4 vulnerable por ingresos, y sólo el 10.7 por ciento no es pobre ni vulnerable.
Al 2020, de acuerdo con datos del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) que mide la pobreza en México y evalúa programas y políticas sociales, en el estado el 29.6 por ciento de la población enfrenta rezago educativo, el 36.9 carencia de acceso a la salud, el 73.0 carencia por acceso a la seguridad social y 22.7 por calidad y espacios de vivienda.
Las cifras muestran la magnitud. Más allá de números, hay personas como Honorina y cada integrante de su descendencia a quienes la marginación le ancla todas expectativas y esperanzas.
Una casa de lámina que desprende tristeza
La vivienda de Honorina se ubica en la zona alta de la colonia Bugambilias, para llegar hay que subir un centenar de escaleras. Una lámina oxidada es la puerta, un mecate es el candado. En el espacio, terreno que forma parte del patrimonio de Honorina, hay tres piezas dispersas, una que sirve como baño, otra una especie de bodega y la otra, la más grande es el dormitorio y cocina. Adentro sólo hay una cama y un colchón, una vieja televisión, una parrilla para cocinar y algunos anaqueles viejos.
En casa todos llevan una semana sin tomar una ducha, el acceso al agua es complicado. No hay agua entubada y se abastecen de un pozo al que recientemente les restringieron el acceso.
El acceso a los alimentos también es difícil. Con la carga de trabajo en el cuidado de seis menores de edad Honorina no tiene empleo. Los alimentos a los que tienen acceso son frijoles y arroz, recientemente con la solidaridad de su vecindario y el activismo de Aleida, ha podido tener en la mesa leche y huevo.
Ante el abandono yo apoyo
Bajo el lema “ante el abandono yo apoyo”, Aleida Ruiz Sosa convocó a la ciudadanía para sumarse a un tequio a desarrollarse el domingo 2 de abril a las 07:00 horas en la calle Agua Marina #9 en la Colonia Bugambilias. “Queda esperar la respuesta de las autoridades, pero también seguir accionando. No podemos dejar de hacerlo”, señaló.
Quienes quieran asistir pueden llevar utensilios para limpieza así como todas las manos posibles para dignificar el espacio de tal manera que pueda quedar preparado para, en un segundo momento, llevar algunos de los muebles que la misma ciudadanía se ha comprometido a donar.
Ruiz Sosa nuevamente llamó a las autoridades a realizar lo que les corresponde para garantizar los derechos humanos fundamentales de las y los niños.