TIERRA CALIENTE.- Este viernes 24 de febrero se cumplen 10 años de que pobladores de Michoacán iniciaron el movimiento civil armado de guardias comunitarias y autodefensas para desterrar el yugo criminal de Los Caballeros Templarios… y lo consiguieron.
En los más de 32 pueblos que la sociedad se levantó en armas regresó la calma durante seis años. Sin embargo, a partir de 2019 regresó el terror, las extorsiones, las desapariciones, los asesinatos y los ataques armados, pero ahora a manos de una nueva organización criminal: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Las comunidades y municipios enteros fueron atacados por el CJNG que se apoderó de distintas zonas del territorio michoacano. De los 32 pueblos que se levantaron en armas, solo cinco cuentan con grupos de autodefensas o guardias comunitarias: Tepalcatepec, Los Reyes, Peribán, Aquila y Coahuayana.
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LA HISTORIA
Ese 24 de febrero de 2013, dos pueblos de México se levantaban en armas cansados de las extorsiones, asesinatos, secuestros, cobros de piso y violaciones a mujeres y niñas. Los jefes de plaza de esa organización criminal cobraban cuota a los habitantes hasta por metro cuadrado de construcción e incluso por tener banqueta.
Habitantes de Tepalcatepec y de la tenencia “Felipe Carrillo Puerto”. mejor conocida como La Ruana, en Michoacán, conformaron los primeros grupos de autodefensas. Empero, el movimiento de la lucha civil armada en esos dos poblados se fraguó desde el 12 de diciembre de 2012. A través de Ángel Gutiérrez Aguilar, “El Kiro”, Hipólito Mora Chávez, de La Ruana, y Juan José Farías Álvarez, “El Abuelo”, de Tepalcatepec, acordaban levantar a sus pueblos en armas de manera simultánea.
Juana Francisca Reyes Cervantes, “Comandante Juanita”, recuerda que ante la situación grave de violencia, inseguridad y asedio criminal, personas valientes que ni se conocían, porque era un secreto que tenían que guardar, decidieron ser libres y no vivir en la opresión criminal.
Juana Reyes platicó que apenas tenía unas semanas con un puesto de tacos, cuando preparaban la vendimia en el campo de fútbol y le dijeron que algo había “tronado”.
“Yo ya sabía lo que estaba pasando. Se había tomado la decisión entre las personas que se habían reunido, de que era el momento de terminar con Los Caballeros Templarios”.
La ingeniera agrónoma de profesión llamó la atención de propios y extraños cuando días después dio su primera declaración ante medios de comunicación con el rostro descubierto. Expresó que Los Caballeros Templarios les habían quitado tanto que hasta el miedo les robaron.
Así, ese 24 de febrero, tanto en la tenencia “Felipe Carrillo Puerto”, municipio de Buenavista, como en Tepalcatepec, iniciaron la limpia de criminales en sus pueblos.
A partir de ese momento, al menos 32 poblados más de diferentes regiones de la entidad se levantaron en armas con el apoyo de la lucha civil armada de Tepalcatepec.
Ese movimiento creció con el respaldo también de la entonces Policía Federal, de la Iglesia Católica y de muchos liderazgos empresariales y sociales. Ello, a pesar de que el gobernador en turno Fausto Vallejo Figuera, los llamó delincuentes.
De inmediato empezaron a salir a la luz pública los videos y conversaciones, así como fotografías, donde integrantes de su gabinete, alcaldes y hasta su hijo menor mantenían una estrecha relación con el crimen organizado, liderado principalmente por Nazario Moreno González, “El Chayo”, y Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, entre otros.
LAS ARMAS
Si bien los pobladores iniciaron las autodefensas y guardias comunitarias con armas propias –muchas de cacería y escuadras de uso personal-, con el paso de los días decomisaron armamento de alto poder a los criminales que encaraban y expulsaban.
Oficialmente, el 14 de abril de 2014, Alfredo Castillo Cervantes, designado comisionado federal para la seguridad y el desarrollo integral de Michoacán, anunció el desarme de las autodefensas.
Eso fue rechazado por los comunitarios que llegaron a un acuerdo con el gobierno federal para “institucionalizarlos” como cuerpos de seguridad rurales y certificar sus armas. El registro de armas ante la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) inició el 28 de abril en el municipio de Coalcomán.
En ese evento, Castillo Cervantes disparó dos armas de fuego, entre éstas un fusil automático AK-47 calibre 7.62, para explicar el proceso para la certificación.
Las autodefensas se comprometieron a resguardar en sus casas el armamento, ya que la intención, señalaron, es tener con qué defenderse en caso de un nuevo ataque criminal.
Así, fueron conformadas las policías rurales, aunque en algunas partes, quienes habían encabezado la lucha civil armada, se conformaron como células criminales.
Ahora el CJNG intenta apoderarse a sangre y fuego de los pueblos michoacanos y eso ha desatado una guerra con las autodefensas. Desde 2019 y hasta apenas el año pasado, las guardias comunitarias tuvieron que desempolvar las armas para protegerse de la organización criminal que lidera Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”.
Las autodefensas sostienen que es el gobierno, en todos sus niveles, es el responsable de garantizar la seguridad de sus pueblos y que solo de ser necesario, volverían a tomar las armas.
Tras varios años de un nuevo asedio criminal, las autodefensas insistieron en pedir apoyo de las autoridades federales, para blindar sus comunidades.
OMISIÓN OFICIAL
En Tepalcatepec, hasta 2022, el Ejército Mexicano ingresó para recuperar localidades de ese municipio de la Tierra Caliente que había tomado el CJNG. Loma Blanca, el Cansange, Carapuato, La Romera, Plaza Vieja, entre otras, fueron los poblados que recuperaron los militares y, donde se desató una ofensiva criminal.
Las fuerzas armadas fueron víctimas de emboscadas y ataques del CJNG, perpetrados inclusive con minas de guerra y drones cargados con explosivos. Al recuperar esa zona de Tepalcatepec, colindante con el municipio de Aguililla, los miles de pobladores que habían sido desplazados, pudieron –algunos-, regresar a sus hogares.
Así que en Tepalcatepec ahora –dicen- se respira un ambiente de tranquilidad, a pesar de que están rodeados por varios flancos, de territorios en poder del CJNG. Por la ofensiva del CJNG a otros de los poblados que se levantaron en armas entre 2013 y 2014, las autodefensas señalan que la guerra contra el narco continúa.
Coahuayana, es un municipio que mantiene su guardia comunitaria y que ha logrado, a pesar de los ataques armados en su contra, mantener tasa cero en el índice delictivo.
Pasó de ser un municipio asediado y controlado todavía en 2014 por los Caballeros Templarios, a un lugar de refugio para los desplazados de la violencia en este 2023. En ese municipio de la región Costa, ubicado en los límites de Michoacán y el estado de Colima, hay en este momento casi 1,400 personas desplazadas de sus comunidades.
El número de desplazados que han llegado a refugiarse al municipio de Coahuayana, y que huyen de la violencia en sus municipios u otros estados, ha incrementado. Las víctimas son de los municipios de Coalcomán, Chinicuila, Aquila y Lázaro Cárdenas, Michoacán, así como de localidades de los estados de Guerrero, Chiapas y de Colima.
Las autoridades locales estiman que han llegado a refugiarse a Coahuayana, más de mil 382 desplazados de otros estados y de localidades aledañas.
“Tenemos personas que vienen de; personas que vienen debido a que, en sus lugares de origen, existe muchísima violencia”, indicó María del Rosario Ruiz Velázquez.
La presidenta del DIF en Coahuayana explicó que, desde hace poco más de un año, empezaron a llegar familias enteras a su municipio, desplazadas por la violencia.
Señaló que desde que inició el fenómeno de refugiados en Coahuayana, el ayuntamiento les proporcionó alimentos y algunos espacios estratégicos para dormir. A otros les han conseguido un terreno y se les han dado láminas, por lo que ya han empezado a construir casas provisionales.
“También se les dan cobijas, colchonetas, despenas; a muchos se les han estado dando consultas y medicamentos, porque hay muchas personas que están enfermas”, agregó.
Para María del Rosario Ruiz, este fenómeno se ha convertido en un desafío de ayuda humanitaria para el gobierno municipal, ya que son casi mil 400 bocas que alimentar. Con todo y ello, afirmó que no pueden dejar a la deriva a las víctimas del desplazamiento forzado, ya que han perdido todo.
A pregunta expresa, la docente de profesión y pedagoga, contó que ese fenómeno –resultado del crimen organizado- le ha causado mucho dolor y hasta llanto.
Desde hace cuatro años, en Coahuayana, las autodefensas se capacitan a pesar de que no todos han sido oficializados como policías municipales y no tienen recursos para operar.
Tras el asesinato de su hermano Julio, Héctor Zepeda Navarrete, “Comandante Teto”, fundó en enero del 2014, el grupo de autodefensas en ese municipio.
Bajo el mando de “Teto”, los comunitarios se encargan desde entonces de la seguridad de esa parte de la región localizada a 590 kilómetros de la capital michoacana. Los comunitarios tienen, además, a ese municipio como el más seguro del estado y tal vez dentro de los más seguros del país.
En un hecho inédito, los civiles armados se han dado a la tarea de capacitarse en criminología y criminalística, bajo los estándares del Sistema de Justicia Penal y así poder realizar la labor de primer respondiente en algún caso de delito o accidentes.
La abogada María del Carmen Montes Salas fue la capacitadora de las autodefensas y presta sus servicios de manera gratuita, porque su intención es que los habitantes tengan cuerpos de seguridad mejor preparados.
“Van a tener el conocimiento de cómo llegar al lugar del hecho, cómo estudiar las vinculaciones, cómo tener un plan más adecuado para nuestra seguridad aquí en el municipio”, explicó.
Al igual que en otros municipios, ahora es el CJNG el que ha intentado irrumpir en Coahuayana y ha desaparecido y asesinado habitantes, cuando tienen que salir al municipio vecino de Tecomán, Colima, donde operan.
Hace unas semanas, el CJNG secuestró en esa zona de Colima, a dos activistas del municipio de Aquila y días antes, perpetró un ataque contra autodefensas de Coahuayana.
A decir de las autoridades, los ataques fueron con fusiles de asalto y con explosivos en forma de minas de guerra, así como con bombas de gases venenosos.
Pobladores y familiares de las víctimas, aseguran que todo ha sido con la complacencia y complicidad de autoridades estatales y federales, con el crimen organizado.
Así que para las autodefensas y las guardias comunitarias no hay nada que festejar, aseguran, ya que todavía existen cárteles que quieren tener de rodillas a sus pueblos.