Oaxaca.- En el corazón de Yahir, Alitzel, Lenin y Keyla, la esperanza se agita como una llama frágil, pero resistente. Estos niños, luchadores incansables contra el cáncer, albergan en esta temporada de fin de año un anhelo único: el deseo de vivir. A pesar de su corta edad, comprenden a la perfección la batalla que libran y la enfrentan con valentía.
"En esta Navidad pedí un destello de vida, de curación para todos los niños", expresa Luis Raúl Carreño, padre de Yahir, diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda de alto riesgo. La historia de Yahir, que comenzó con constantes fiebres, ha 8llevado a su familia por un viaje inesperado, enfrentando la enfermedad con determinación.
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El pequeño está próximo a cumplir los tres años de edad. El 20 de marzo de 2023 fue diagnosticado después de varios estudios requeridos a partir de constantes fiebres.
“Nunca pensamos que yo sería uno de esos casos que sólo se ve en la tele. Nunca me imaginé que pasaría por este trayecto en mi vida. Un día me marca mi esposa para decirme que el niño tenía fiebre. Lo llevamos al doctor, le recetaron inyecciones, la fiebre se le quitaba y volvía. Lo llevamos a hacer estudios de sangre y fue que nos dieron el diagnóstico”.
Al inicio la familia pensó que los ganglios formados en el cuello eran paperas, después ya tenía ganglios en la axila y su abdomen abultado. La noticia fue devastadora. No había mucho tiempo para procesarlo pues la vida de Yahir estaba en riesgo.
Ellos son originarios de Santa María Tonameca y habitan en una pequeña casa de madera con recursos limitados. “Llegamos al hospital y los doctores me dijeron: a ver si aguanta, nos dieron una posibilidad de 30 por ciento de vida”. Con el tratamiento Yahir elevó su supervivencia.
En el patio de Nicoatole, una fundación dedicada a la búsqueda de recursos para pacientes en el Hospital de la Niñez Oaxaqueña, la mañana es luminosa y alegre. Santa Claus llegó con un mensaje de esperanza y alegría, compartiendo cuentos de Navidad.
Las y los niños atienden con inocencia en un convivio organizado por estudiantes del Grupo Educativo de México (GEM) para celebrar con ellos estas fechas.
Thalia Gladis Ruiz, madre de Keyla, comparte su experiencia con la histiocitosis de células de Langerhans, un trastorno que afecta el tejido y produce lesiones en el cuerpo.
“Ella empezó con mucha fiebre, vómito, náuseas, bajó de peso. Le hicieron varios estudios porque no daban con la enfermedad. Ella empezó con quimioterapias. Ella tenía afectado tres órganos, hígado, vaso y médula ósea”.
Para Thalia, afrontar no ha sido fácil pues además de asumir la responsabilidad de cuidados y económica sin la corresponsabilidad paterna, enfrentó la carga emocional. “Estaba acabada psicológica y económicamente. Mi hija estuvo grave, no me daban esperanzas, me decían que me preparara para lo peor. Ha sido y es un proceso muy triste”.
La pandemia
En promedio, en Oaxaca, mensualmente son diagnosticados cuatro casos, estimó Sergio Valencia Camarena, presidente de Nicoatole, fundación que dedicada a la búsqueda de recursos económicos, medicamento, sangre y plaquetas para los pacientes internados en el Hospital de la Niñez Oaxaqueña.
“La leucemia es una enfermedad muy perversa”, afirma con el conocimiento de más de seis años de activismo. La leucemia arranca vidas, afecta emocional y económicamente a las familias, y en muchos casos se enfrenta sin redes de apoyo.
“La tasa de llegada de niños no baja, pero también van tocando campana, entrando en periodo de vigilancia otros niños que van sanando. Yo he conocido más pacientes con sobrevida que los que me ha tocado ver partir. Dentro de nosotros se maneja que el cáncer detectado a tiempo es curable, esa es la verdad, son casos extremos los que conozco que aún con tratamiento en tiempo y forma han fallecido".
"Ahora no son muy cómodas las cifras a raíz de la pandemia, del desabasto que vivimos desde el 2018. Se van a reflejar esas cifras. Desgraciadamente se han muerto niños y adultos por la falta de medicamento”, expuso.
Dura batalla
Lenin está por cumplir tres años de quimioterapias. “Ha sido un proceso muy complicado. Como papás batallamos en cuestión de las plaquetas. Yo quisiera que las personas se sumaran a favor de nuestros hijos”, expresa Sandy Vigil, quien es su madre.
Para ella como para Lenin, el mejor regalo fue pasar la navidad en casa y no dentro del hospital. “Estar adentro es llevar una vida muy triste. No me ha tocado estar, pero lo digo por mis otros compañeros.
Alizet dibuja con mucha dedicación sobre una hoja de papel. Cuando pinta se pierde en los colores. También es paciente oncológica con diagnóstico en noviembre de 2020. A lo largo de ese tiempo ha sufrido distintas recaídas, pero también ha sabido sortearlas. Si su salud sigue en mejora, en febrero o marzo de 2024 podría tocar campana, explica su madre Mayret Cruz.
“Nosotros no esperábamos ese diagnóstico, llegó como un balde de agua fría. Ella empezó solamente con fiebre y como infección en la garganta. La leucemia en las primeras etapas es difícil de detectar. Ella llegó muy grave. No nos daban esperanzas, pero ella ha luchado. Sabe que tiene cáncer, que es una enfermedad que no se cura fácilmente, pero tiene ganas de vivir. Sabe que en casa su familia siempre la espera”.