Oaxaca.- Rábanos de cuatro kilogramos de peso, algunos con más de 60 centímetros de largo y raíces de formas raras, dan sentido a la Noche de Rábanos, una tradición oaxaqueña que en este 2023 cumple 126 años de existencia.
La festividad inicia cinco días antes del 23 de diciembre con la cosecha en el Bosque El Tequio. Ahí decenas de familias se congregan para obtener la materia prima con la que formarán sus piezas.
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En esta edición son 100 los participantes quienes darán a su imaginación manga ancha para tallar en el rábano las figuras más increíbles que van desde cuadros completos como la representación de la Guelaguetza o una calenda, hasta figuras míticas.
Uno de los participantes más antiguos es don Serafín de 76 años de edad y cinco décadas de atestiguar esta tradición que en sus inicios no era más que la vendimia de hortalizas en la plaza de la Constitución. Con el tiempo fue tomando rostro y popularidad tanto con sus habitantes como ante el turismo.
“Yo me siento muy contento porque ahora también vienen mis nietos, mis sobrinos, mis hijos, a ellos les nació venir y continuar con esta tradición. Me da gusto porque al final de cuentas ellos son el futuro de esta gran tradición”, expresa don Serafín.
La cosecha inició este martes 19 de diciembre de 2023. Cada hortelano recolecta varias toneladas necesarias para poder dar vida a sus creaciones. El trabajo es pesado porque hay que remover tierra y desenterrar el tubérculo. Algunos enraizados de manera profunda y por tanto más complicado de extraerlos.
En la labor participan familias enteras quienes se funden en el campo como hormiguitas arando la tierra. Sus siluetas se pierden entre las hojas que coronan el rábano. Sobre ellos caen los primeros rayos del sol y los envuelve el frío del invierno. Se oyen risas y se levanta el olor a tierra removida.