María Sagrario González Flores fue desaparecida y asesinada en Ciudad Juárez, Chihuahua, hace 25 años. Con apenas 17 años de edad, salió de su hogar a las 4:30 horas el 16 de abril de 1998 para ir a trabajar a una maquiladora y nunca más volvió a su casa. Su cadáver se encontró días después, el 29 de abril, en el poblado de Loma Blanca, en el Valle de Juárez.
“No me quiero morir sin saber que realmente se hizo justicia (a mi hija)… Espero que me de la vida para poder llegar a esa justicia y ver a los verdaderos asesinos de mi hija en la cárcel”, ha expresado desde entonces Paula Flores Bonilla.
“Mi hija era de 17 años, tenía sueños, planes de vida, era obrera de una maquiladora, pero quería estudiar”, expresa Paula.
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María Elena Chávez Caldera desapareció el 20 de junio del 2000 a los 15 años de edad. Ella trabajaba como empleada doméstica en una casa de la colonia Nogales. Cuatro meses después (el 24 de octubre) fueron encontrados unos restos que supuestamente pertenecían a ella.
Las dos primeras pruebas de ADN arrojaron un resultado negativo, hasta que una tercera prueba dio positivo. Hasta el día de hoy, Julia Caldera Chávez, madre de María Elena, sigue teniendo muchas dudas sobre estas pruebas.
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Indicó que en dos ocasiones le sacaron sangre a ella y a su esposo para practicar las pruebas de ADN, pero nunca les dieron los resultados porque las muestras que tomaron las autoridades no fueron suficientes. Fue hasta que llegó la fiscal especial para la investigación de los Crímenes de Mujeres, María López Urbina, quien ordenó una tercera prueba, la cual salió positiva.
“Fuimos a la tercera y ahora resulta que sí son positivos, y se trata de mi hija”, expuso la madre de familia.
Además, solamente se ha arrestado a un individuo como presunto responsable de este feminicidio.
A más de 30 años de que se empezaron a documentar los asesinatos de mujeres en Chihuahua y Ciudad Juárez, cientos de familias de víctimas aún no tienen acceso a la justicia. Además, en estas tres décadas, la violencia se ha extendido de manera incontenible a todo el país. Tan solo en 2022 fueron asesinadas 3,765 mujeres, es decir, 10 mujeres pierden la vida cada día en México.
Así lo revela el estudio realizado por Amnistía Nacional "México: Muertes Intolerables. Diez años de desapariciones y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y Chihuahua”, que es su primera investigación sobre feminicidios a nivel global.
Mujeres icónicas
Paula Flores Bonilla y Julia Caldera Chávez comparten historias de violencia, pero también de lucha para que haya justicia en la tierra de los feminicidios: Ciudad Juárez, Chihuahua, donde sus hijas adolescentes fueron desaparecidas y asesinadas.
En el continuo contexto de violencia contra las mujeres de esta ciudad fronteriza con Estados Unidos, Paula y Julia pasaron de ser amas de casa, a mujeres que han impulsado cambios en la lucha contra el feminicidio y han acompañado a otras que sufren lo mismo que ellas, según reporta la periodista Blanca Carmona, de La Verdad.
Con su búsqueda, Paula y Julia abrieron camino a los operativos de rastreo en el desierto de Chihuahua, al combate a la impunidad, a la denuncia de negligencias y obligaron a abrir investigaciones contra fiscales. Además, han contribuido en la creación de protocolos estandarizados que actualmente se utilizan para la investigación del feminicidio en el país.
De hecho, Paula y su familia fueron quienes promovieron el uso del icónico símbolo del feminicidio: la cruz negra sobre un fondo rosa, y ella cofundó el primer colectivo de familiares de víctimas de desaparición y homicidio en la frontera de Juárez, y posiblemente en el país.
Por su parte, Julia logró establecer un precedente para que las madres de otras víctimas exijan que los estudios de ADN se realicen fuera de la fiscalía de Chihuahua y logró la inclusión de antropólogos forenses externos.