HISTORIA DE ÉXITO

Chon, el atleta chiapaneco que alucinó y durmió en una cueva, pero triunfó en Italia

Asunción Hernández Avendaño es el cuarto mexicano en la historia en acabar los 330 km del “Tor des G?ants” celebrado en Italia

Asunción Hernández Avendaño es el cuarto mexicano en la historia en acabar los 330 km del “Tor des G?ants” celebrado en Italia
Asunción Hernández Avendaño.Asunción Hernández Avendaño es el cuarto mexicano en la historia en acabar los 330 km del “Tor des G?ants” celebrado en ItaliaCréditos: Especial
Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ.- Con poco presupuesto, un austero equipo de logística y con mucha improvisación pero con más empuje, Asunción Hernández Avendaño logró lo inimaginable: se colocó como el cuarto mexicano en la historia en terminar los 330 kilómetros del “Tor des G?ants”, una de las competencias más “duras y hasta mortales” que se organizan en el globo terráqueo.

En entrevista con La Silla Rota, el médico veterinario de profesión manifiesta su felicidad tras haber quedado entre los 621 finalistas de más de 1,086 participantes de diferentes países que trataron no sólo de “comerse” cada kilómetro de camino, sino de atravesar montañas, soportar las bajas temperaturas y esquivar los peligros, como no tropezarse, o ser atacado por algún animal o caer en un acantilado.

Según los datos publicados por medios internacionales, alrededor del 43 por ciento de competidores (465) abandonó la décimo quinta edición de la carrera, cuyos obstáculos sólo pueden ser vencidos por quienes tengan una mentalidad ganadora, fuerte, más allá de la parte física.

Chon”, como es conocido en su tierra natal, Ocozocoautla, Chiapas, cuenta que, sin duda, los 7 kilogramos perdidos en seis días de “malcomer” y dormir muy poco para seguir y no perder el ritmo, valieron la pena.

Nace un campeón

Desde hace seis años, Asunción se interesó en participar en el deporte de montaña y, por ende, en estar presente en justas de larga distancia. Empezó, dice, desde competencias de 5 o 10 km (recreativas), hasta participar en al menos 16 carreras de 100 km, todas en distintas partes de México.

Pero eso no es todo. Su tesón lo llevó a brillar en otras de 100 o hasta 200 millas, como ocurrió con las tres ediciones celebradas en Oaxaca.

Pese a que su currículum era cada vez más amplio, incluso con un “manojo” de pódiums obtenidos, la espinita que se quería sacar tenía un horizonte más lejano: Italia.

“(El ‘Tor des G?ants’ o ‘Tour de los Gigantes’) es una de las más emblemáticas y difíciles del mundo, y pues empecé a contactar amigos que ya la habían corrido, como Noé Castañón, Julio Andrade, Javier Simpson y Juan; gracias a ellos se me dio la oportunidad, entré al sorteo, y al final de cuentas quedamos seleccionados tres mexicanos, pero sólo asistimos dos, Ricardo Beller y su servidor”, confiesa el competidor de la categoría Máster que, en su dorsal, se colgó el número 1,441.

Muchas “desventajas”

Desde un principio, él y su “menudo” equipo de apoyo se veían en desventaja, comparado con otros rivales como los chinos, franceses, suizos u otros europeos que, sin duda, contaban con todo necesario para no regresar a sus países, al menos, sin haber cruzado la meta.

TAMBIÉN LEE: Jade, un año de impunidad del feminicidio de la deportista chiapaneca

Para lograr ser el cuarto mexicano en la historia en ser finisher, “Chon” atravesó, del domingo 10 al sábado 16 de septiembre, al menos 25 montañas, algunas de ellas ubicadas en la Mont Blanc (uno de los cuatro “gigantes” de los Alpes), con picos “muy altos”, recorrido que puede estar acompañado por un intenso calor o temperaturas bajo cero, sobre todo por las noches.

“Para ello tienes que ir con un equipo adecuado para hacerlo, pero al estar ahí te das cuenta de que te faltan muchas cosas, las cuales otros sí tienen”, confiesa, con una leve risa, el hombre de 49 años de edad.

En los primeros 50 km, el padre de familia estuvo a punto de quedarse con la ilusión. En su primera parada en un centro de abasto o “base vida”, tras comer queso en exceso, empezó con problemas de mala digestión, vomitó en al menos 15 ocasiones, luego se le vino el dolor de cabeza y remató con la somnolencia.

Equipo limitado, pero efectivo

En cada minuto recorrido (en total fueron poco más de 146 horas), “Chon” recibía dosis de aliento por parte de Eduardo Farrera Montoya, su compadre, así como del atleta élite Julio Ángel Andrade.

Además, le llamaba por teléfono a Noé Castañón, un experimentado ultramaratonista que le dio algunos “tips” de improvisación para sortear cualquier “traba”.

Ante la falta de ropa especial, Castañón le recomendó “sacar el ingenio mexicano”; por ello, al médico veterinario se le ocurrió utilizar una bolsa de plástico para elaborar una especie de chaleco que, sin duda, sería su bálsamo para protegerse del frío.

“Me sirvió mucho, en serio; de hecho, cuando la deposité en un bote que colocaron en el recorrido, hasta le quería llorar a mi ‘chalequito’, porque sin él quién sabe si lo hubiera logrado”.

Pero también reconoce que, sin Eduardo Farrera, el objetivo se hubiera truncado, pues él fungió como traductor, motivador, o para estar al pendiente del transporte y los lugares a donde se tenían que mover.

Para llegar al “Tor des G?ants” se requiere de una buena alimentación y un arduo entrenamiento, como bajar o subir cerros, con muchas pendientes, para con ello acumular kilómetros, lo que “Chon” hace, sobre todo en las madrugadas y por las tardes entre semana, o sábados y domingos hacer cumbre en las montañas de su localidad.

TAMBIÉN LEE: Terror y desabasto por guerra del narco en Frontera Comalapa

Como el objetivo era Europa, él también se apuntó a otras carreras previas para entrenar más, como una de 100 millas que se celebró en mayo, otra más en junio realizada en Coahuila, y en julio “se aventó” las 200 millas en Oaxaca. Sin embargo, sabe que su condición de “ultratleta” lo trae en las venas, debido a que, desde niño o joven, le gustaba caminar por largos tramos, ya sea para hacer actividades del campo o para llegar a algún lugar.

“Con lo que uno va experimentado, es como se solventan algunas complicaciones, pero no hay un plan formal de un adecuado plan nutricional, por ejemplo”, externa quien logró pasar la meta en el lugar 536.

“Pero quiero aclarar algo, acá no es tan importante el sitio que alcances, sino terminar esta competencia, porque créeme que llegan muchos corredores experimentados, muy buenos que, incluso, se salieron, no pudieron terminar; que llegan con un gran equipo, médicos, nutriólogos, hasta chefs”.

Tanta era la desventaja, agrega, que esos atletas llegaron a Italia dos semanas antes de la competencia, como para adaptarse y, se supone, les daría ventaja sobre otros rivales.

Alucinaciones y otros problemas

Por su parte, Eduardo Farrera, encargado de la logística del atleta chiapaneco, advierte que, en ningún momento, “se durmió”, pues el hacerlo implicaría dejar a su suerte a su compadre, con quien tenía comunicación a través de llamadas telefónicas, cuando se podía, pues en muchas ocasiones la señal era imposible.

Él tenía que estar en las seis “bases vida” instaladas a lo largo de los 330 km, para asistir a “Chon” y conseguirle lo que necesitara.

“Porque en esa región del Valle de Agosta (Italia) hay varias localidades, y en muchas de éstas no hay hoteles, entonces uno tiene que calcular el momento en que tu corredor llegará a uno de los puntos, y eso implica hasta quedarse en la intemperie, casi sin descansar”.

En un momento de la carrera pedestre, recuerda que pensaron que Asunción no lo lograría, pues tenía que recorrer un tramo en 7 horas, pero a él sólo le quedaban 4, lo que veían imposible.

De nueva cuenta, “Chon” dice que hubo muchas complejidades, pues en una de las montañas, buscó una cueva para descansar un rato, sin embargo, el frío le comenzó a calar, hasta quedarse dormido.

Gracias a Dios, confiesa, un competidor lo despertó, e incluso le aconsejó que siguiera porque el quedarse en ese “refugio natural” implicaría dormirse por largas horas y ser descalificado o, en el peor de los casos, morir de hipotermia.

Las alucinaciones

Más adelante, “Chonalucinó en un par de ocasiones: en la primera se le figuró ver a su hijo salir detrás de una roca, y quien le pedía jugar y luego advertía que “me veía cansado, con mucho frío”; esto le ocurrió luego de haber vomitado varias veces.

Mientras que, en la segunda (noche del viernes 15 de septiembre), observó luces rojas en el cielo, y a mucha gente atravesarse en el camino. En esta última iba acompañado por una competidora japonesa quien, de acuerdo con el entrevistado, también alucinó lo mismo que él.

“Después investigamos y nos enteramos de que en otras ediciones hay atletas que han alucinado o vivido el mismo fenómeno”.

Pero mientras avanzaban, según ellos también notaban que estaban las carpas donde se podían abastecer de agua u otros líquidos o comida, pero nada era real.

Eduardo Farrera confiesa que este logro es emotivo, pues en un lapso pensó que Asunción no cruzaría la meta; “pero lo alenté, le decía que sí podía hacerlo, y sí lo hizo”.

Tras alcanzar el objetivo, “Chon” buscará otras competencias también complicadas pero que se efectúan en la Unión Americana, “pero eso, al igual que el de Italia, depende de un sorteo, si logramos quedar”.

No obstante, está consciente de que para ello también se necesita dinero, como le ocurrió en el “Tor des G?ants”, donde requirió de al menos 8 mil euros, es decir cerca de 140 mil pesos mexicanos que consiguió con mucho esfuerzo, sin el patrocinio gubernamental.