CULIACÁN.- “Quien se llevó a mi hijo está detenido en San Luis Río Colorado y la Fiscalía en Mazatlán me dice que no se puede hacer nada”, denuncia en un video Rosario Lilián Rodríguez Barraza. Dos semanas después, esta madre buscadora fue asesinada en La Cruz de Elota, al sur de Sinaloa.
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El crimen de la mujer se registró el martes 30 de agosto pasado, justo en el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada.
En el video de un minuto, grabado por el proyecto #HastaEncontrarles, se le ve con la foto de su hijo Fernando Abixahy Ramírez Rodríguez, y se le escucha decir: “No sé de su paradero. Lo he buscado de día y de noche y nada más nada. Lo único que sé es que se lo llevaron unos hombres armados en un carro blanco”.
También denuncia la inacción de las instituciones: “Yo espero una respuesta, yo busco a mi hijo, no busco responsables”.
Aquel martes 30 de agosto, alrededor de las 21:10 horas, la mujer fue subida a la fuerza cuando recién salía de una misa especial que pidió para su hijo Fernando, un joven de 20 años desaparecido desde el 16 de octubre de 2019.
Ella iba hacia su casa y de camino, a la altura del Cine México, de La Cruz de Elota, llegó una camioneta Suburban blanca con personas armadas y se la llevaron a la fuerza. Apareció cuatro horas después, asesinada en la avenida Manuel pilar Abraham, altura del puente vado de la colonia Víctor Manuel Quintero.
Ese fue un crimen anunciado tiempo atrás. Rosario Lilián había sufrido una serie de amenazas y ataques contra ella y su familia por buscar a su hijo en La Cruz de Elota, un pueblo conocido por su ubicación frente al mar y por estar silenciado por el crimen.
SOLO PEDÍA A SU HIJO
Una nota de Scarlett Nordahl y Marcos Vizcarra, para A dónde van los desaparecidos, retoma el testimonio de una integrante de un colectivo de búsqueda en Mazatlán, al que Rosario pertenecía: “La última vez que salió a búsqueda se le acercó una patrulla de la policía municipal con un civil que no era policía para preguntarle ‘Bueno, señora, ¿usted qué tanto busca?’, ella le dijo que solo pedía que le dieran a su hijo”.
“Eso fue lo último, pero antes ya le habían rociado gasolina a su casa para incendiarla, intentaron desaparecer a su otro hijo, en una ocasión le quitaron una camioneta y se la regresaron al siguiente día. Siempre recibió amenazas”, relató la mujer que pidió anonimato por temor a represalias.
La noche del 30 de agosto, uno de los hijos de Rosario Lilián reportó su desaparición apenas se enteró de la privación de libertad de su mamá. Llamó al 911, pero fue en vano. Lo tuvieron en la línea y no enviaron una sola patrulla. Al colgar llamó a una activista buscadora de Mazatlán para pedirle ayuda.
“Sabemos que 20 minutos marcan la diferencia y nadie hizo nada”, dijo la activista, quien asegura haberse intentado comunicarse con Patricia Figueroa, subsecretaria de Derechos Humanos de Sinaloa, y con Víctor Manuel Pérez, Comisionado Estatal de Búsqueda, sin que pudiera conectar una sola llamada.
Rosario Lilián no fue buscada y la madrugada del 31 de agosto, un día después de que se la llevaran a la fuerza los hombres armados, su cadáver fue encontrado.
Esta mujer fue jornalera, trabajaba en los campos de la región de Elota cortando chiles para sostener su casa, donde vivió con uno de sus hijos mientras buscaba a otro.
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