OAXACA.- “¿Qué hacemos con las llantas?” aquella pregunta formulada hace ocho años al cambiar sus neumáticos llevó a Ángeles Sánchez y Santiago Quintero, una pareja de Oaxaca, a emprender Bricológico, proyecto de reutilización creativa que transforma las llantas viejas para evitar que terminen en tiraderos y generen contaminación.
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“Tuvimos la necesidad de cambiar llantas. Sabíamos que no hay una manera sana de deshacernos de ellas. Planteamos ideas y lo primero que hicimos fue un columpio para mi sobrina”, explica Ángeles desde Casa Victoria uno de los puntos de venta de Bricológico ubicado en el municipio Villa de Etla, que en náhuatl significa "Lugar donde abundan los frijoles o lugar de frijolar".
Una pieza llevó a la otra y luego otra más: un columpio, una guacamaya decorativa y un macetero, todos realizados con tanta creatividad. Al inicio sólo eran realizados por encargo de familiares y personas conocidas. Después abrieron un punto de venta de Bricológico.
A ciencia cierta desconoce cuántas llantas viejas han transformado y librado de que terminen en tiraderos a cielo abierto, lo que sí es un hecho es que cada una de las que han transformado representa un granito de arena a favor del medio ambiente.
Según datos de la empresa Firestone, en México hay más de 300 millones de neumáticos desechados, 40 millones de ellos se tiran al año en cementerios o basureros clandestinos, y sólo un 12 por ciento forma parte del reciclaje de llantas.
Debido a que los neumáticos son 70 por ciento caucho, éstos son prácticamente indestructibles. Si a eso se suma que muchos son quemados hablamos de contaminantes importantes en el ambiente como monóxido y dióxido de carbono, que vulneran la calidad del aire.
Así, al llegar a manos de Ángeles y Santiago la elaboración de cada pieza es sumamente cuidada y consciente tanto de lo que representa tanto para la conservación del medio ambiente como para ofrecer un producto que sea de utilidad para las y los niños.
“No sé cuántas llantas hemos transformado, pero a lo largo de ocho años han sido cientos. Cuando empezamos con el proyecto supimos de empresas que se las llevan como combustible, pero obviamente eso crea también un problema de contaminación”.
Para Ángeles la realización de este trabajo va más allá de tener un producto exitoso sino el poder ayudar a reducir la cantidad de llantas en tiraderos a cielo abierto.
“La satisfacción que tengo es saber que estamos colaborando o haciendo algo, quizá es mínimo si comparamos con el tema de las grandes empresas que contaminan, pero es satisfactorio saber que algo estamos haciendo y pensar que, con nuestra hija, pensar que por lo menos en el pedacito que nos estamos desarrollando de mundo, estamos haciendo algo porque sea un entorno saludable. Es paz mental saber que estamos haciendo lo que está en nuestras manos para cuidar el medio ambiente”.
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