TRAGEDIA EN COAHUILA

Pulmón negro: la marca que deja el carbón en los mineros

Especialistas alertan que la enfermedad solo se detecta en un hospital de especialidades, al que no suelen tener acceso los mineros

Los mineros 'marcados' por la enfermedad del pulmón negro reciben entre 200 y 400 pesos para atender su enfermedad
Pulmón negro.Los mineros "marcados" por la enfermedad del pulmón negro reciben entre 200 y 400 pesos para atender su enfermedadCréditos: Cuartoscuro
Escrito en ESTADOS el

Juan García es un exminero “marcado”. Así se les conoce a aquellos que, por respirar carbón, sufren de una enfermedad llamada Neumoconiosis y por la cual reciben una pequeña pensión en el Seguro Social.

“Estoy ‘marcado’ del pulmón, es una pensión que te dan por mes por el polvo que se metió, tengo 5 % de Neumoconiosis, la enfermedad de los mineros. ‘Te marcan’ y te dan cierta cantidad –en su caso 400 pesos– yo estoy marcado desde 1990, tienes el Seguro Social de por vida”, explica a La Silla Rota.

Aunque afirma que no le da ninguna molestia, ya no trabaja de minero y, sin saberlo, es propenso a tener asma.

“No me da ningún problema. De hecho, el doctor me decía ‘saliste mejor que cuando entraste al carbón’, porque cuando estuve en Conchas Norte no me marcaron, fue en otra”, recuerda Juan, quien dice que después de eso dejó la minería.

UNA ENFERMEDAD OCUPACIONAL

Juan García, así como otros trabajadores que han sido mineros y han estado en minas de extracción de carbón –que son las más seguras, pero no están exentas de accidentes– en tajos y los más peligrosos, los pozos, están expuestos a la Neumoconiosis, una enfermedad ocupacional que ocurre en el trabajo, explica el doctor Giorgio Franyuti, ceo de Medical IMPACT International.

En entrevista con La Silla Rota, el experto en bioseguridad explica que la Neumoconiosis usualmente afecta a las partes superiores de los dos pulmones y aparecen unos nódulos muy característicos, que en las radiografías aparecen como puntos blancos, pero en realidad son negros.

Conocida también como “enfermedad del pulmón negro”, la Neumoconiosis predomina entre los mineros y genera que les falte el aire, que tengan tos con flema, como si fuera una bronquitis de manera crónica. Se asemeja al asma, pero no lo es.

“Es una enfermedad que progresa, llega al parecer al enfisema pulmonar o a la bronquitis crónica. Pero, además, sólo se detecta en hospital de especialidades, de tercer nivel”.

Franyuti indicó que, en caso de exposición continúa, la enfermedad puede volverse letal.

OTRAS ENFERMEDADES Y RIESGOS DE TRABAJO

Juan García dice que no siente molestias, aunque ya no se dedica a la minería. Sin embargo, hay otros casos como el de Sergio Cruz, papá de Sergio Cruz Gaytán, atrapado en los pozos de El Pinabete desde el 3 de agosto, quien también está “marcado” y tiene diabetes.

A sus familiares les preocupa que, ante lo alargado de los trabajos de rescate, eso le afecte.

Familiares de los 10 mineros atrapados en el pozo de carbón El Pinabete.

Otro exminero, Raúl García, menciona que además de la Neumoconiosis, también los trabajadores que extraen carbón están expuestos a problemas como los de perder el oído, ya que cuando están abajo la pistola neumática con que golpean para sacar el carbón es muy ruidosa. También pueden quedarse ciegos cuando su lampara se descompone y deben forzar la vista dentro de los pozos o minas.

A ello se suma el desgaste físico por las cargas de vigas de fierro, y además están expuestos a accidentes causados por la caída de piedras o vigas.

El Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL), cita un artículo del diario Vanguardia del 16 de octubre de 2019, que a su vez presenta datos de la OFPC, sobre el hecho de que Coahuila encabezaba los casos de incapacidades permanentes por Neumoconiosis ante el IMSS, con 887, muy por encima de Chihuahua, con 179.

Aspectos de la mina Conchas Norte la cual fue abandonada hace más 30 de años. 

Por casos de Hipoacusia o sordera por ruido, también el estado ocupaba el primer lugar, con 1 mil 441 casos, por encima de Zacatecas, con 186.

SIN PROTECCIÓN

El abogado experto en temas laborales, Manuel Fuentes Muñiz afirma a La Silla Rota que entre los mineros hay una informalidad de 90 %, lo que significa que sólo el 10 % de ellos están afiliados al Seguro Social.

Quienes están afiliados y son detectados con la Neumoconiosis, cuando son "marcados", pueden enfrentar dos escenarios: si tienen menos de tres años de estar afiliados, se les paga como enfermedad general y; si tienen los tres años, entonces ya cuenta como riesgo de trabajo.

“Si es enfermedad general, entonces las pensiones son generales, vienen siendo de 200 o 300 pesos al mes, como un tema de resarcimiento a su incapacidad. El problema radica en que al no haber pensiones de trabajo, esto hace que se multipliquen ese tipo de escenarios donde el trabajador si quiere presentar alguna inconformidad debe ir a Saltillo, que está a cinco horas y debe invertir 500 pesos de ida y otros 500 de regreso, contar con un abogado allá que le prepare las demandas, que sea conocido y prepare el juicio.

“No es fácil y no es cosa que al día siguiente se puede presentar y deben estar avalados por un médico. No basta con lo que diga el trabajador, que sufrió un golpe y que tiene afectaciones a su pulmón, espalda, brazo, pierna o cadera. Se tiene que determinar que fue riesgo de trabajo”.

No es lo único, pues debe contar con un aviso del patrón donde éste acepte el riesgo de trabajo y, normalmente, no lo hacen, porque eleva las cotizaciones por el tema del riesgo de trabajo, explica como parte del laberinto burocrático que es pedir la pensión por la enfermedad del minero o por los accidentes o males por estar casi agachados en los pozos.

EN LOS POCITOS TRABAJAN SIN DOCUMENTOS

Es precisamente en los pozos de extracción de carbón donde más riesgo se corre para los mineros, y donde más mañas se dan los patrones para no registrarlos ante el Seguro Social o hacerlo sólo cuando pasa un siniestro, como el más reciente en El Pinabete.

“En los pocitos trabajan sin papeles y sin ninguna documentación, como les pagan de mano o de más, no hay ninguna referencia cuando llega a haber algún accidente".

"En muchas ocasiones cuando tienen algún problema en el pie, la espalda, la cabeza o demás lo que hacen los dueños de las minas es llevarlos con un particular y si no sanan, los despiden y no están dados de alta ante el IMSS”, asegura el experto en temas laborales y que ha asesorado a familias de Pasta de Conchos.

Un segundo aspecto es que, cuando llega a haber una afectación al cuerpo del minero, lo que hace el patrón es darlos de alta un día antes de su siniestro para que tengan algún tipo de protección. Pero nuevamente para generar derechos para que les paguen como riesgo de trabajo, tienen que estar cotizando por lo menos tres años antes, y muchos de ellos no llegan a alcanzar el número de cotizaciones y sólo se les reconoce enfermedad general.

“Eso también redunda en su perjuicio porque en el caso de riesgo de trabajo el IMSS tendría que pagar el 100 %de su salario de cotización, cuando se trata de una enfermedad general es el 60 %”.

Los familiares resultan afectados porque si llega a fallecer un trabajador les dan con base en el salario mínimo, 172.87 pesos.

“Para la ley del Seguro Social aun cuando ocurra una muerte por accidente de trabajo no les pagan sobre su salario que vienen percibiendo, sino sobre la base del 70 % con el que están inscritos, el 70 % del mínimo son 121 pesos y sobre esa base a la viuda le pagarían 40 % de esos 121, equivaldría a 48 pesos”, explica, sin importar que en vida percibieran más.

 ¿Cuándo ya están marcados pueden volver a trabajar en una mina?

En la medida que su afectación sea menor del 50 % y tengan capacidad de movilizarse, pero normalmente eso hace que sea el pretexto para no querer pagarles el Seguro Social, porque estos trabajadores tienen seguro por esta cuestión, entonces el patrón ya no los da de alta, los tiene como clandestinos, entonces eso agrava el problema para ellos.

¿El pulmón es el mayor riesgo?

He conocido casos que les caen piedras en la cabeza, se lesionan de las manos, pero lo más susceptible es el polvo del carbón que se les mete por todos lados. Ves las narices de ellos y hasta la lengua y el paladar los tienen negros, es el polvo que flota y normalmente no se pone equipo de protección para evitar les entre. También penetra los ojos, están con la vista irritada, además que la someten a alta presión por la poca luz.

“Es escabroso porque es la oscuridad total, es un tema donde abundan muchos jóvenes que aceptan trabajar en esas condiciones y se la juegan, pero el patrón tiene una enorme ventaja al tener personas no registradas y desconoce todo tipo de obligaciones. Incluso los dueños o titulares de la concesión no tienen la relación de trabajo, se la dejan a terceros, aparecen otros patrones”.

ES COMÚN LA NEUMOCONIOSIS

La Neumoconiosis es algo común en la región. De acuerdo con Omar Ballesteros de la Organización Familia Pasta de Conchos, en la Región Carbonífera hay, además, mucha gente con diabetes, cáncer y asma. Pero aclara que no se necesita ser minero para enfermarse del pulmón. Quienes no lo son se enferman por respirar los residuos que quedan por la explotación de minas y que están expuestos al aire libre, lo mismo por las de tajo en que se remueve la tierra para extraer por el carbón.

Además, se respira el polvillo de lo que algunos de los pesados camiones que transportan carbón y no lo tapan, difuminan a su paso por las carreteras coahuilenses y que pasan frecuentemente. Otro factor de contaminación es lo que queda de quemar el carbón en las termoeléctricas operadas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el municipio de Nava y que al pasar cerca de ahí se ingresa a una especie de turbia neblina gris, como las que se presentan con las contingencias ambientales de la Ciudad de México, a lo largo de varios kilómetros.

SIN NEUMÓLOGO

Pese a que se convive con el carbón, se respira y se padecen enfermedades causadas por su extracción, en la región carbonífera –compuesta por Sabinas, San Juan de Sabinas, Múzquiz, Juárez y Progreso– no hay ni siquiera un neumólogo, afirma la activista Cristina Auerbach, quien lleva años en la región recopilando información sobre las condiciones de vida de los mineros.

Como no hay neumólogo, los afectados por las enfermedades deben ir a Monterrey, Nuevo León, a cuatro horas de distancia, continúa la también integrante de la Organización Familia Pasta de Conchos.

“Es una región donde todo mundo está enfermo porque todos respiramos polvo de carbón todo el tiempo. En las carreteras hay montículos de polvo negro, es polvo de carbón, todo el tiempo estamos respirándolo porque la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales tampoco hacen su trabajo".

"Esta mina de El Pinabete ni manifestación de impacto ambiental tenía y estaba trabajando con contrato y nadie tapa nada, todo está como si estuviéramos en la guerra”, se queja Auerbach.

Tampoco hay interés por atender la salud de los mineros o sus familias. En los trabajos de reparación por lo de la tragedia de Pasta de Conchos ocurrido en 2006, las autoridades federales ofrecieron un polideportivo, en lugar de una clínica, y aunque las viudas y otros familiares se opusieron, el gobierno federal decidió hacerlo, basado en cálculos electorales.

“No hay un neumólogo en la región, una puta incubadora en ninguno de los hospitales y el gobierno dijo que no, que el polideportivo”, reitera Auerbach.