INFANTICIDIO EN NL

Perla mató a su hijo de 7 años de una puñalada en la espalda; la vinculan a proceso

La mujer llevaba días consumiendo drogas y alcohol cuando atacó a su hijo de 7 años; un cuchillo le atravesó el tórax, lo que le causó la muerte

La mujer llevaba días consumiendo drogas y alcohol cuando atacó a su hijo de 7 años; un cuchillo le atravesó el tórax, lo que le causó la muerte
Infanticidio.La mujer llevaba días consumiendo drogas y alcohol cuando atacó a su hijo de 7 años; un cuchillo le atravesó el tórax, lo que le causó la muerteCréditos: Especial
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MONTERREY.- Un Juez imputó y dictó auto de vinculación a proceso en contra de Perla Jazmín “N”, de 33 años de edad, por asesinar a su hijo de una puñalada en la espalda. Asimismo, le impuso la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa, y fijó un plazo de tres meses para cierre de la investigación complementaria.

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De acuerdo con el expediente, el 20 de agosto, aproximadamente a las 10:20 horas, Perla se encontraba en su domicilio de la colonia Pedregal del Topo Chico, en Escobedo, Nuevo León, y con un cuchillo le ocasionó heridas en distintas partes del cuerpo a su menor hijo A.T., de siete años de edad, mismas que le provocaran la muerte.

El pequeño murió a consecuencia de choque hipovolemico secundario debido a heridas por objeto punzocortante penetrantes en el tórax.

Perla llevaba días consumiendo drogas, por lo que, según las autoridades, asesinó a su hijo de 7 años de edad al clavarle un cuchillo en la espalda, pero sin saber explicar los motivos.

Ella tenía poco tiempo de haber salido de un centro de rehabilitación, donde no concluyó el tratamiento por adicciones.

En dicho domicilio, la mujer vivía con Arturo Tade, además de otros familiares. En ese lugar vivía otra hija de Perla, una mejor de 10 años, así como su hermano Gerardo y su pareja.

Al darse cuenta de los hechos, los vecinos acudieron al lugar, pero ya no pudieron hacer nada por el pequeño que ya no presentaba signos vitales. Uno de los vecinos narró a la policía que llegó corriendo y solamente observó al niño recostado de lado en una cama, y al checar los signos vitales ya estaba muerto.

Junto al cuerpo del menor, su tío Gerardo, hincado, lloraba y trataba de tocarlo, pero no lo hacía pues tenía el cuchillo que le atravesaba el tórax.

Al momento de su detención, la mujer estaba parada en la puerta de su vivienda, desde donde gritaba y se jaloneaba los cabellos: “Ya valió madres, ya valió madres”.

 

 

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