VILLAHERMOSA.- Un jinete murió al caer junto con su caballo, al ser arrollados por otro equino que corría a toda velocidad, durante una carrera organizada por un particular en un predio improvisado como “hipódromo” en la comunidad indígena de Tucta, en el municipio de Nacajuca, Tabasco.
Los hechos ocurrieron este lunes 25 de julio, cuando la víctima estaba de observador montado en su caballo, invadiendo el improvisado carril para la carrera hípica, al igual que otros cientos de asistentes que sin ninguna medida de seguridad asistieron a ese evento con motivo de la Fiesta Patronal de Santiago Apóstol.
Aunque el Ayuntamiento que preside la alcaldesa por Morena, Sheila Darlin Álvarez, cobró los derechos para efectuar la carrera de caballos, no pidió ni verificó que se contaran con las medidas y requisitos de seguridad para el desarrollo de ese tipo de eventos.
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El fallecido Jorge de Dios, 55 años, con domicilio en la Ranchería La Cruz, ubicado a cuatro kilómetros del lugar de la carrera de caballos, murió casi instantáneamente, al caer de forma inesperada de espaldas y golpearse la cabeza y el cuello, desde la altura del caballo que montaba.
Por su parte, el jinete y el caballo que participaba en la carrera, también cayeron y rodaron por el suelo, pero solo sufrieron del fuerte golpe, sin más consecuencias que lamentar.
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En el improvisado “hipódromo” —un potrero propiedad de José Campo, quien organizó las carreras “parejeras”, también existía venta de bebidas alcohólicas y todo tipo de vendimias, autorizadas por el Ayuntamiento.
El director de Protección Civil Municipal, Raúl Hernández, explicó a La Silla Rota, que esa área responsable de verificar la seguridad de eventos públicos, “nunca recibió la notificación” de la carrera de caballos, a fin de observar que cumplieran con los requisitos para su realización, como el contar con vallas de seguridad para el público asistente.
Dijo que le correspondía a la Dirección de Reglamentos vigilar la seguridad “in situ”, y a la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Nacajuca, también estar presente en el lugar para que se observara el orden.
Antes del choque contra la víctima mortal y su equino, los caballos contendientes de la carrera, habían avanzado entre otros cientos de espectadores montados en sus caballos, en motocicletas y a pie. Era un total desorden el improvisado “hipódromo”.
(djh)