CHIHUAHUA.- Aposento Alto, un refugio improvisado en un templo y comedor comunitario en Lomas de Poleo, en Ciudad Juárez, Chihuahua, está en el ojo del huracán. En este lugar, donde se debería proteger a los migrantes, ocurren actos de maltrato, acoso con mentiras y retención contra su voluntad.
TAMBIÉN LEE: HACEN VIGILIA EN CD.JUÁREZ PARA FRENAR LA VIOLENCIA
En una queja presentada ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), un grupo de migrantes destaparon una serie de violaciones en este lugar.
Primero, denunciar estos tratos a personal de una ONG internacional provocó que, a mediados de abril, la pastora Belia Hernández, encargada del albergue, corriera a un grupo de migrantes. De acuerdo con una investigación de La Verdad, cerca de ocho familias fueron expulsadas del albergue.
“Nos corrieron a todas las personas que estábamos en el albergue por el simple hecho de decir que ya no se aguantaba más”, dijo una de las mujeres migrantes.
En entrevista con la reportera Verónica Martínez, las personas denunciaron maltrato, hostilidad y manipulación en el albergue, donde además les cobraban una cuota semanal de 200 pesos por su estancia, los ponían a realizar obras de construcción de manera forzada y les vendían la comida, insumos de higiene y educativos, materiales donados por la UNICEF y ACNUR como parte de la ayuda humanitaria.
La situación fue expuesta ante la CNDH en una queja que fue admitida en mayo pasado por la dirección general del programa contra la trata de personas, con el número de expediente CNDH/5/2022/4809/Q. En la queja se acusa a las instancias de los tres niveles de gobierno de ser omisos ante agresiones denunciadas por los migrantes en ese albergue.
Los testimonios de las personas que salieron de albergue narran como eran amenazados por Belia Hernández y su hijo, Néstor Gabriel Ramírez.
LAS DENUNCIAS
Diversos testimonios de personas migrantes que llegaron a hospedarse en Aposento Alto coinciden en que se les exige el pago de una cuota semanal de 200 pesos por adulto y que el trabajo forzado era constante en construcción de estructuras en el albergue, como bardas, un cuarto de lavado en la casa de la pastora y reparaciones en la casa de su hija.
“Marcos”, un migrante salvadoreño, narró que en el albergue los obligaban a trabajar sin sueldo ni horario fijo bajo el argumento de que con “se pagaba su estancia en el albergue”. Pero eso era adicional a la cuota semanal que se les pedía.
La pastora les decía que la cuota que se les pedía se usaba en la compra de gas para la cocina del comedor, aunque cuando el combustible se acababa también les exigían una cooperación adicional.
“Marcos” también llegó a pagar por pañales, toallas húmedas y vaselina para sus hijos que se supone les entregaban en donación.
(La pastora) nos tenía amenazados con que sí nosotros salíamos (de Aposento Alto) perderíamos el caso de asilo que ya teníamos y que era probable que nos regresaran a nuestro país, entonces accedimos a todas las mentiras que ella nos decía
“Héctor”, un hombre de Honduras que se hospedaba en Aposento Alto, dice que un día Néstor Ramírez, hijo de la pastora y también encargado del albergue, lo corrió del lugar porque se tardó unos minutos en llegar a cargar unas hieleras y su equipaje, como se lo ordenó.
Yo me tardé menos de cinco minutos y llegó a gritarme. Me dijo que él no tenía todo el tiempo mío y tenía una hora para largarme del albergue
Pero la situación se volvió inaguantable, así que cuando trabajadores sociales y psicólogos de organizaciones internacionales de ayuda humanitaria llegaron al albergue y les ofrecieron trasladarlos a otro lugar si no se sentían seguros en Aposento Alto, no dudaron en contarles las circunstancias que vivían en el lugar.
Al enterarse de que hablaron de lo que ocurría en el albergue, la pastora y su hijo los expulsaron, coincidieron los migrantes. Más de 40 personas fueron echadas en abril pasado, alegando que habían violado el acuerdo de confidencialidad.
No sé si habrá justicia. No sé si habrá una forma en que se reponga todo el daño que nos causó. No creo, pero será una forma de que no le suceda esto a otras personas”, dijo “Marcos
rst