TUXTLA GUTIÉRREZ.- Integrantes de la XVI Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos y Desaparecidas llevaron este martes una ofrenda a los 57 migrantes que murieron en el accidente de diciembre pasado, cuando el tráiler que los transportaba se volcó a la altura de un puente de la carretera Chiapa de Corzo-Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas.
TAMBIÉN LEE: HOMBRE DISPARA Y MATA A POLICÍA EN UNA RIÑA EN CHIAPAS
“¡Los migrantes no somos criminales, somos trabajadores internacionales…!” o “Hijo, escucha, tu madre está en la lucha”, fueron algunas de las frases que evocaron al mismo tiempo las 47 madres, esposas o hermanas que participaron en esta acción convocada por el Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), la cual se denominó “Nunca nos hemos ido” y que se desarrolla desde el 1 de mayo y concluirá el próximo 10 del mismo mes en la Ciudad de México.
“Un mensaje de luto profundo por la muerte de los migrantes al volcarse el tráiler… ese accidente no hubiera ocurrido si no estuvieran tan cerradas las rutas, si no estuvieran tan cerrados los caminos, y que los obligan a estar encerrados en contenedores, a ser tratados como animales, en lugar de ser tratados como personas y transportarse con las medidas de seguridad”, externó Tania Vázquez Alatorre, presidenta del MMM.
EN 10 AÑOS, NI UN SOLO RASTRO
Rebeca Arteaga es una madre hondureña originaria de Honduras, quien por primera vez se unió a la caravana porque mantiene la fe de hallar a sus hijos Abel Isaí y Wilber Betancourt Artega, quienes el 1 de agosto hacen una década de desaparecidos. El primero tenía 26 y el segundo 30 años de edad.
(Foto: Christian González)
De acuerdo con ella, no ha tenido ni una sola pista del paradero de ellos, “si mis vidas salieron de nuestro país es porque buscaban mejores oportunidades; mi Wilmer trabajaba las estructuras metálicas, y Abel era panadero y cocinero, pero no les alcanzaba, por eso emprendieron el viaje” hacia los Estados Unidos.
Este último, dijo, estaba en Veracruz, donde tenía su familia, mientras que Wilber lo alcanzó; “ambos ya habían estado en EU antes de lo ocurrido, pero en esa ocasión fueron deportados, solo que mi Abel dijo que era mexicano, por eso se quedó en México, y ya después trataron de regresar a los Estados Unidos”.
Rebeca se siente agotada, pues ha acudido ante varias instancias, como la Cancillería de su nación, pero nada ha prosperado. Sin embargo, no pierde la esperanza de encontrarlos y volverlos a abrazar.
“Ellos no tenían problemas con nadie, al contrario buscaban de Dios; mi esposo se murió hace tres años, siempre esperanzado de volver a verlos, pero se fue”, lamentó la mamá de otros siete hijos, todos radicados en su tierra natal, Honduras.
“MI SOBRINA SE MURIÓ SIN CONOCER A SU PAPÁ”
María Hernández Torres está parada a un lado de un arreglo floral que le ofrecieron a los 57 migrantes muertos en diciembre pasado en Chiapas; salió de su aldea La Fortuna, del Departamento de Huehuetenango, Guatemala, en busca de su hermano Juan Hernández, quien desapareció hace 15 años.
(Foto: Christian González)
Si se motivó a salir por segunda vez en esta caravana del MMM, dijo, fue porque la hija de Juan, su sobrina, le pidió que no cesara en esa búsqueda, “ella se puso muy feliz porque yo lo haría, pero murió a sus 13 añitos por una enfermedad, mi hermano la dejó pequeña; ella me dijo: ‘Tía, prométeme que encontrarás a mi papá’… ya no conoció a su papito”.
Lo último que supieron de él (cuando salió de Guatemala tenía 22 años), rememoró casi a punto del llanto, fue por una llamada telefónica cuando estaba en Phoenix, Arizona, EU; sin embargo, advirtió que una de sus hermanas lo oyó preocupado, pues al parecer lo tenían secuestrado.
“Le permitieron hablar unos segundos, luego le quitaron el teléfono y fue la última llamada que hizo, y aún esperamos algo, alguna pista”, evidenció.
Como muchos, Juan, el mayor de nueve hermanos y hermanas, dejó la albañilería y salió de Guatemala para trabajar en el país norteamericano, con la intención de ganar dólares y enviar remesas a su familia. De hecho, ya tenía un contacto del otro lado de la frontera norte, en California, pero no llegó.
Ahora, manifestó María, solo quiere encontrarlo, ya sea vivo o muerto, “pero tenerlo de nuevo en casa”.
NO SABEN NADA DE LUIS FELIPE
Por tercera ocasión en caravana, Noé Morales Sales tratará de hallar a su hermano Luis Felipe, cuyo rastro se perdió desde hace 28 años. “Se fue, pero en ese tiempo como no había tecnología, ni cómo comunicarnos, pues desde que salió se perdió toda la comunicación con él”, cuyo sueño era llegar a EU, rememoró.
Pero el paso del tiempo les ha generado dolor e incertidumbre. De hecho, hace poco, comentó, su madre se murió de tristeza, “se fue con ese dolor, pero acá como hermano sigo luchando”.
Además, Luis Felipe dejó a siete hijos y su esposa, quien ha sufrido y luchado para sacar a su familia adelante. Lo más lamentable, aceptó, es que las autoridades los han dejado solos.
SE NECESITA UNA MIGRACIÓN SEGURA
Convencida de que migrar es un derecho, de nueva cuenta Tania Vázquez lamentó que este último se agrave por la pandemia, por la pobreza, la violencia y por el mismo cambio climático. “Las fronteras las hicieron los mismos humanos, necesitamos migración segura”, insistió.
(Foto: Christian González)
De acuerdo con ella, en los 16 años de recorrer México para la búsqueda, la cifra en la última década alcanza los 70 mil desaparecidos y desaparecidas, de los cuales la mitad serían centroamericanos.
Además, los resultados han sido positivos: cerca de 370 migrantes fueron hallados vivos en ediciones anteriores; de hecho, la caravana se suspendió de forma física durante 2020 y 2021 por la pandemia.
Según Tania Vázquez, a esas personas las han hallado en prisiones, en redes de trata o a veces en situación de indigencia u hospitales psiquiátricos.
“Quienes dicen que la migración es una invasión, son gente ignorante, desconocen que la migración es un derecho y que existe desde que también existe la humanidad; por eso es increíble que se siga criminalizando a los migrantes”, aseveró Tania, quien afirmó que si en México el tema de las desapariciones es complicado, para las madres centroamericanas es peor.
De acuerdo con el itinerario, la Caravana se dirigirá a Huimanguillo y Villahermosa, en Tabasco, y de ahí a Coatzacoalcos, Veracruz, donde una madre hondureña se encontrará con su hijo de nombre Kevin, quien está preso desde hace siete años por “robo a persona desconocida”.
(djh)