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Al estilo narco, dueño de bar y cliente "tablean" a trabajadores

Ambas víctimas tuvieron que soportar no solo los golpes físicos, sino la tortura psicológica por al menos tres horas, tiempo en el que pensaron que no saldrían vivos

Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ.- Tras ser acusados de haber cobrado dos copas de más a un cliente, un mesero y el gerente del bar “Versace”, ubicado en esta ciudad capital, fueron torturados por su jefe y por el supuesto cliente afectado, quienes utilizaron tablas para golpearlos en los glúteos en varias ocasiones.

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Pedro Fabián Alfaro Ruiz y Erick Alexander Zenteno, ambos originarios de Tuxtla, relataron que el miércoles de la semana pasada fueron llamados por su patrón, Hugo “Z”, para que acudieran al negocio, debido a que trataría algunos temas importantes, en materia laboral.

“Al momento que ingreso al establecimiento me cierran la puerta, le pregunto al de seguridad por qué cerraba, y me responde que eran órdenes de los dueños; me percato que ahí estaban Hugo “Z”; Carlos “M”, dueño de las Grúas R.T. y supuesto ofendido, dos de sus escoltas, Rausel “C” y alrededor de 12 compañeros de trabajo”, recuerda Erick en entrevista.

La pesadilla comenzó cuando observaron que en una mesa del lugar había tres artefactos: un tolete de hierro de tamaño grande, una lámpara de descargas eléctricas y una tabla de 80 centímetros de largo.

Además, uno de los escoltas del empresario portaba una pistola en la parte frontal, como intimidándolos. Luego, los “verdugos” les dijeron que eligieran con qué artefacto querían que les pegaran, porque de lo contrario el castigo sería peor.


LES DIERON A ELEGIR CÓMO SERÍAN CASTIGADOS

Según Erick, de oficio mesero, se decidieron por la tabla, con la cual los golpearon en reiteradas ocasiones; “nos humillaron, porque nos pasaron enfrente del escenario, nos bajaron el pantalón, la ropa interior, nos pegaron con la tabla, y el personal solo observaba, pero creemos que no hicieron nada por miedo”.

Ambas víctimas tuvieron que soportar no solo los golpes físicos, sino la tortura psicológica por al menos tres horas, tiempo en el que ambos pensaron que no saldrían vivos. 

De hecho, por momentos, encendían la lámpara de descargas eléctricas, para atemorizarlos más. “O se dejan o les va a ir peor”, era la constante amenaza que recibían.

Ante ello, acudieron a la Fiscalía General del Estado (FGE) para denunciar el hecho, por lo que se abrió el número de expediente 182 por lesiones, para que comiencen las investigaciones por este ilícito. Incluso, acudieron ante esa instancia hasta el otro día porque no podían ni caminar del dolor.

Erick Zenteno, quien desde hace cuatro meses laboraba en “Versace” (negocio al parecer irregular porque su fachada presenta otro nombre: “La Galería”), advierte de nuevo que se ha percatado de que las autoridades no han hecho nada al respecto, “como que no le han dado seguimiento” y peor aún: no puede dormir bien desde ese día, pues teme que le ocurra algo no solo a él, sino a su familia.

Comenta que nunca había ocurrido nada extraño, pues antes trabajó en otro bar de nombre “Aquí nomás”, en esta misma capital y del mismo dueño, sin embargo, evidencia que al parecer “Versace” opera fuera del horario establecido y de forma clandestina, pues su nombre es “La Galería”; “adentro dice ‘Versace’, y por fuera pues el otro nombre”.

Entre otras cuestiones que evidenciaron las víctimas, es que el “cliente VIP”, Carlos “M”, tendría vínculos con algunas autoridades, como de la misma Fiscalía, pues sus grúas son utilizadas en retenes o en operativos oficiales.

En su oportunidad, Pedro Fabián, quien se desempeñaba como gerente general del negocio, dijo tener miedo de salir a la calle, porque sabe que podría ocurrirle algo.

“Por eso pedimos el apoyo, que esto se hiciera público, porque tenemos miedo”, afirma el entrevistado, quien agrega que aún presenta molestias físicas a la altura de la cadera.

Según él, otra prueba que podría ser importante es el sistema de circuito cerrado que hay en el lugar, es decir una serie de cámaras. Incluso, a las afueras del establecimiento se observa una de éstas.

“Pero tenemos las fotografías de cómo quedaron nuestros glúteos después de la golpiza que nos dieron”.


(djh)