MONTERREY.- La urbe regiomontana es referente de riqueza, pero el Monterrey metropolitano tiene otra cara, la de un millón 800 mil personas que carecen de seguridad social, y más de 430 mil personas están en la pobreza, éstos últimos a expensas de la ayuda gubernamental y de las organizaciones sociales. Nuevo León, “el estado rico” del País, avanza también en pobres.
Por si fuera poco, en tan sólo tres años los niveles de pobreza alimentaria se han incrementado de una forma drástica por factores como la inflación, la pandemia y las cero inversiones del gobierno, acepta Martha Herrera, secretaria de Igualdad e Inclusión.
“Antes de estos dos años de pandemia teníamos identificadas a 163 mil personas en pobreza alimentaria, por lo tanto, en los últimos tres años se incrementó a 430 mil”, agrega.
"Fuimos directo con las personas para entender sus necesidades y hemos identificado 130 mil 468 personas en pobreza extrema, ubicadas en 13 territorios de siete municipios metropolitanos y 316 localidades rurales de seis municipios", señala más explícita Martha Herrera.
A su vez, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) tiene más datos y sostiene que en cuanto a la pobre a extrema, la media nacional es de 8.5 %, mientras para Nuevo León 2.1%
Estas cifras las contextualiza de 2010 a 2020, derivadas de la contingencia sanitaria del Covid 19, y el impacto socioeconómico
“Se da un incremento de casi 5 puntos porcentuales en los niveles de pobreza para el estado de y prácticamente 24% de esta población está en situación de pobreza", añade.
“Se da también un incremento relevante en cuanto a los niveles de pobreza extrema, al pasar de un 0.7% de la población a un 2.1% de la población”, explicó Cruz Marcelo, secretario ejecutivo del Coneval. En una visita a la entidad.
Pese a todo, el estado tiene indicadores de 24 por ciento de la población, tanto en pobreza general como extrema por debajo de la media nacional que es de 44 por ciento.
Pero el INEGI alerta del crecimiento poblacional con estimaciones de que señalan que cada año llegan a Nuevo León 120 mil personas, ya sean migrantes, retornados, refugiados o desplazados. Esto sería como tener un nuevo municipio de Cadereyta de acuerdo con el número de habitantes actual.
En Nuevo León con una población de casi 6 millones de habitantes, todavía hay 1.8 millones de personas que no tienen seguridad social, y de ellos,1.2 millones no tienen acceso a un servicio oportuno, y más de 130 mil viven en la extrema pobreza.
El sociólogo y activista Raúl Rubio cuestiona las políticas públicas de los gobiernos de Nuevo León, las que, dice, sin importar el partido, son enfocadas a favorecer al sector empresarial, pero en detrimento de los que menos tienen, porcentaje que se agranda cuando llegan a Monterrey decenas de personas en busca del sueño regiomontano.
“La casta empresarial ha crecido, pero no mucho. Los desheredados de predios y trabajo, así como los de servicios urbanos, se multiplican cada día por la migración de las entidades vecinas y del mismo Nuevo León”, dice.
En Monterrey para quienes tienen poder adquisitivo la vida es cosmopolita: restaurantes de gran lujo, hoteles de gran turismo y cinco estrellas, y la facilidad de salir de compras al Valle de Texas, a San Antonio, Dallas o Houston; en cambio, los pobres buscan ayuda entre la clase media hacia abajo, pues los discriminan en los sectores sociales de alto poder adquisitivo, añade, y refiere que no les queda más que acudir al menos a recibir una comida en el comedor de los pobres del Padre Roberto Infante.
El también investigador refiere al comedor fundado en 1961 por el sacerdote fallecido en 2009, pero cuya obra sigue vigente donde a diario se ofrece una comida a más de un centenar de pobres, en las instalaciones ubicadas a un lado de la parroquia Santa María Goretti, en la colonia Industrial.
LOS INDÍGENAS QUE NADIE VE
El diputado Heriberto Treviño Cantú considera que todos los datos citados ponen al descubierto que falta mucho por hacer en materia de políticas públicas de desarrollo social.
“Hay que visibilizar a la población indígena asentada en Nuevo León, que en muchos casos está rezagada en sus condiciones de vida, motivo por el que debemos acercar las políticas públicas hacia sus integrantes”, manifiesta.
De esta manera, con la finalidad de identificar necesidades específicas e instrumentar políticas públicas más certeras para combatir la pobreza, Treviño Cantú, anunció una iniciativa de reforma a fin de que los diferentes programas sociales estén obligados rendir un informe pormenorizado de sus acciones ante el Congreso.
“Los cambios propuestos a la Ley de Desarrollo Social sientan las bases para que se genere un registro más riguroso sobre las políticas públicas implementadas en apoyo a los grupos vulnerables, y con esto trabajar en las áreas de oportunidad y emplear las acciones necesarias para revertir los índices de pobreza”.
“Se trata de un informe que deberá ser presentado anualmente ante el Congreso del Estado, por parte del Ejecutivo del Estado, en el cual también deberá contemplar el listado de las zonas que se encuentren en situación de pobreza y pobreza extrema, marginación y exclusión, así como los programas específicos que se aplican y sus efectos”, precisó.
En Nuevo León pareciera que no hay indígenas, que se esconden, pero en realidad más de 400 mil se asientan en este territorio y enfrentan problemas de vivienda, empleo, educación y discriminación.
Mario Juvenal, de 19 años, llegó a la capital de Nuevo León, proveniente de San Luis junto con su familia. Arribaron a esta ciudad con la ilusión de un mejor nivel de vida y terminaron vendiendo dulces, cacahuates y semillas en la calle. No solo eso, sino que a diario se tienen que enfrentar a la discriminación en su propio país. "La gente es mala porque uno no es de aquí. Hasta en la escuela”, lamenta.
La postura del Centro de Estudios Interculturales del Noreste, destaca que la invisibilización es freno para la integración de grupos indígenas. Es precisamente esta divergencia de criterios la que lleva al ocultamiento de los indígenas en Nuevo León, a una crisis de identidad que, si bien, no es única en los indígenas sino en los mexicanos, y afecta a la hora de planear políticas públicas.
“No solo la población indígena se esconde, también las autoridades educativas los invisibilizan, pues piensan que es un problema minoritario. Esto pasa por el supuesto discurso de igualdad, este concepto homogeneizador donde no se hacen diferencias, algo que se da por el temor de parecer racistas”, puntualiza.
“Con la preservación de los usos y costumbres de las etnias que habitan en esta entidad, se ha impulsado el comercio de sus artesanías que son bien aceptadas por mexicanos y extranjeros”, dice a su vez, Olga Torres, asesora de grupos étnicos y creadora de la primera secretaría de Asuntos Indígenas en el PRI.
En esta entidad se asientan más de 100 mil indígenas, de las cuales unas 2,000 son asesoradas por Torres y habitan en los municipios de Juárez, García, Escobedo y Monterrey, de la zona metropolitana regiomontana.
Destacan asentamientos de Mixtecos, Otomíes, Huastecos, Mazahuas y Náhuatls que en su mayoría cuentan con vivienda y acceso a la educación y los servicios de salud, enfrentan todavía situaciones discriminatorias, pese a que desde el 2012 se aprobó la Ley Indígena.
Actualmente las etnias ofrecen mercancías como bolsas, servilleteros, ropa, alimentos y artesanías diversas en mercados, puntos de venta de algunos municipios, exposiciones y en las afueras de las preparatorias de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que ha colaborado en el apoyo a los grupos indígenas, comentó Torres.
Sin embargo, es clara la discriminación a la que están expuestas las etnias en Monterrey y su zona metropolitana en donde todavía existen grupos que los ven como ciudadanos de segundo o tercer nivel, explica.
Según las cifras recabadas por el INEGI en Nuevo León hay unas 412 mil personas que habitan en municipios como Monterrey, Apodaca, Pesquería, García, Juárez, Escobedo, Salinas y otros periféricos.
“Aunque hay poco los que aún cocinan con leña o tienen piso de tierra, enfrentan los indígenas la segregación, las ofensas, los abusos de la autoridad y la indefensión”, agrega el dirigente de Tribuna Libre por México, Herminio Gómez.
Desde hace años, asumió la defensa de grupos indígenas que habían sufrido la embestida de inspectores municipales que les quitaban su mercancía y retiraban de la calle.
Aquí están los indígenas, pareciera que no, que están escondidos, pero son una realidad del Monterrey moderno que es todavía indiferente a nuestras etnias, las que habitan en la pobreza, resume Gómez.
EMPRENDEDORAS
Carmen habita en La Campana, a medio cerro, al sur de Monterrey, desde hace dos años baja hasta la cercana Colonia Roma para entrenar fuerza y cardio con un grupo de deportistas en el parque del lugar. Ella estuvo en la pobreza, recuerda, sin dinero, en un cuarto de madera, dos hijos menores y un esposo alcohólico.” Me puse las pilas, aprendí con una amiga a hacer costura, hoy tengo mucho trabajo, no hay marido, se fue de casa, me cambié a una vivienda de tres cuartos y mínimo ganó 500 pesos diarios”, dice.
“Pesaba unos 100 kilos, comía mugrero cuando había, hoy he bajado 25 kilos y la vida me cambió, me falta solamente un novio”, añade entre carcajadas esta mujer que paga 500 pesos semanales al coach que la entrena.
María Luisa da mansajes, quita nudos en los músculos, estrés y aplica el reiki, cobra unos 400 pesos y hace mínimo tres por día, en tanto Doña Aurora, que habita en la Colonia CROC, un sector populoso del norte regiomontano, tiene su negocio de venta de jabones, artículos de higiene y hasta piñatas en esta época navideña.
La característica de ambas es que salieron de la pobreza, aprendieron su oficio en un programa de un partido político. “nosotras si aprovechamos, nada que hacernos tontas por una despensa. Bueno, tomamos la despensa, pero aprendimos”, explica María Luisa, quien tiene entre su clientela a mujeres políticas.
HAMBRE CERO
Las emprendedoras son apenas un mínimo porcentaje que sale adelante, pareciera que nadie está interesado en capacitarse, anteponen la necesidad al aprendizaje.
A raíz de la pandemia, la carencia de acceso a los servicios de salud se incrementó casi en un 77 por ciento, manifiesta Martha Herrera, la titular de Igualdad e Inclusión.
De esta manera, detalló un plan contra el rezago en salud, que involucra tres estrategias que son el acompañamiento a primera infancia, fortalecimiento del derecho a la alimentación adecuada y garantizar el acceso a la salud de todas las personas.
“La salud es imprescindible en esta nueva ruta, estamos para presentarles el lanzamiento de Vía de salud, la cuarta de las cinco vías interrelacionadas con conforman la nueva ruta incluir para ser iguales”, expuso Herrera.
Los cinco ejes de la nueva ruta de la salud son Hambre Cero, Hogar Nuevo Hogar, Oportunidades para crecer, Cuidar tu salud y próximamente Educación.
Esta ruta cuenta con la participación de la Universidad Autónoma de Nuevo León, a través de la Facultad de Salud Pública y Nutrición.
Martha Herrera considera que en materia de salud les obliga a promover un trato humano, que respete y atienda la diversidad, así como un trato digno.
(djh)