Texto ganador del Premio Estatal de Periodismo de la Asociación de Periodistas y Profesionales de la Comunicación (Peproc) 2023
DURANGO.- Es el octavo día del novenario de su mamá. Said, de un año y medio, corre entre las sillas que van a ocupar quienes rezarán por su “mami” Margarita del Socorro Gutiérrez Torres. A sus 31 años falleció a causa de meningitis, desarrollada luego de que le practicaron una cesárea para que naciera el tercero de sus hijos, Miguel, quien ahora tiene tres meses.
Said es el de en medio. Sus ojos oscuros y luminosos se parecen a los de Margarita dice su esposo Miguel Yáñez Pérez. De hecho, Aranzazu de 10 años, la mayor, también es idéntica a ella. “Y no solo físicamente” sino por su carácter, “sonriente y amable”.
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“Siempre trataba de que todos estuvieran bien”, recuerda Miguel, mientras Said se escabulle entre sus piernas. Le viene a la mente una de las cosas que Margarita hacía y que ahora, que es papá viudo, ha cobrado un valor impensable: ella le daba pecho a Said y a Miguel al mismo tiempo, pues ambos son lactantes.
Justo a este trabajo duro de mamá le atribuían los intensos dolores de cuello y, luego, de cabeza que comenzó a sufrir Margarita. En realidad, era el inicio de un camino corto pero muy doloroso, el mismo que ha acabado con la vida de más de 20 duranguenses por meningitis aséptica tras cirugías en hospitales particulares de la capital de Durango.
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PESADILLA EN EL PARQUE
El 18 de agosto de 2022 nació Miguel en el Hospital del Parque, donde le hicieron la cesárea a Margarita. “Nos lo recomendaron mucho” porque era “muy buen hospital, que muy buen trato”, explica el hombre viudo.
Sin embargo, a los pocos días comenzó con dolor de cabeza y cuello que no paraba, regresaron al hospital y le recetaron medicamento para dolor que solo aliviaba un poco el sufrimiento.
Pasaron los días y el dolor nunca cesó. A pesar de esto, Margarita luchó por continuar con su vida. El 7 de noviembre celebraron el cumpleaños número 10 de su hija Aranzazu. Esa fue la última ocasión que la familia se reunió completa.
Luego, Margarita fue internada en el Hospital General 450, en donde a los 10 días comenzó a presentar señales de daño cerebral cuando intentaba comunicarse. Había sufrido un preinfarto cerebral.
Miguel piensa que Margarita ya presentía el final. “Un día inclusive me dijo ‘entonces ya me toca a mí morirme’”, relata. Conmovido dice que siempre le respondía que todo iba a estar bien, que no se rindiera.
Pero el 17 de noviembre presentó un derrame cerebral.
“Le dio un dolor muy fuerte en la nuca, gritaba y les pedía a las enfermeras que le ayudaran con algo”, esta es una de las memorias más tristes del hombre, que conoció a Margarita desde la preparatoria. El amor de su vida con quien se casó a los 20 años.
A partir de ese momento la salud de la mujer empeoró, ya que el derrame estaba en el tallo cerebral. Al sentirlo, Margarita confesó que “se le estaba apagando la luz”.
Ya en terapia intensiva la intubaron e indujeron un coma, tras lo cual no hubo respuesta.
El miedo los acompañó siempre, especialmente porque cuando ella entró al hospital ya se habían hecho públicos un par de fallecimientos, las primeras víctimas que también se operaron en el Hospital del Parque, ubicado en el fraccionamiento Los Remedios.
Tras un encefalograma, le comunicaron a Miguel que no había actividad cerebral.
Su cuerpo comenzó a deteriorarse. “Yo le decía que ya descansara, que no se preocupara por nuestros hijos”, narra Miguel, mientras limpia sus mejillas.
No perdía la fe de un milagro, pero ya no quería verla sufrir. Así comenzó a despedirse de ella.
Vivir al día, olvidarse del horizonte, ha sido la fórmula para afrontarlo. “Es confuso, todavía no me hago a la idea de no tenerla”, admite Miguel, el veterinario que lleva semanas sin ir al trabajo porque debe atender a sus tres hijos.
Confusión, enojo y tristeza comparten él y los niños, especialmente Aranzazu. Del más pequeño lo que llama la atención es que hay momentos en que no para de llorar, aunque esté limpio y alimentado. “Le hace falta su mamá”, lamenta.
A pesar de su fallecimiento, el 27 de noviembre, Margarita está presente en todo. “A donde quiera que vaya yo me llegan los recuerdos, a la hora de comer, por lo regular tomábamos del mismo vaso…”, eso es lo que vive Miguel. “No hay modo de no pensar en ella”.
¿JUSTICIA O CHIVOS EXPIATORIOS?
Luego de decenas de víctimas y pacientes internados, el Hospital del Parque se encuentra cerrado, y hay siete órdenes de aprehensión de personas a las que se les atribuye la responsabilidad de la crisis sanitaria en Durango.
Pero los padres viudos han cuestionado lo mismo que Miguel: ¿Por qué hasta ahorita, por qué no actuaron desde los primeros fallecimientos en los que coincidía la cesárea en los mismos hospitales, Del Parque, Santé, Dickava y San Carlos?
Además, se habla de más personas involucradas, pero que no tienen orden de aprehensión, lo que “para nosotros quiere decir que nada más quieren agarrar a un chivo expiatorio o están encubriendo”, sostiene Miguel.
Justicia para Margarita y sus hijos es su exigencia, aunque no ha podido ir a las protestas y reuniones de los familiares de las víctimas con las autoridades. Es imposible con sus ocupaciones como papá viudo.
Aunque nada le devolverá a la mamá de sus hijos, considera justo que haya una indemnización para solventar gastos de alimentación, educación y salud.
“Porque así como pasó con ella puede pasar conmigo y no quiero dejarlos desamparados”, dice mientras sostiene a Said, el segundo de los tres niños que tuvo que dejar Margarita, con la franca promesa de Miguel: le dije que ella no se preocupara porque ellos iban a estar bien.
LOS HUÉRFANOS Y LA "MAMÁ PEZ"
De las 23 muertes por meningitis en Durango, 13 mujeres eran mamás de 26 hijos; de ocho casos más, se sabe que por lo menos dejaron un hijo dado que la mayoría ingresaron a los cuatro hospitales involucrados en el brote de meningitis con trabajo de parto, por lo que el número de huérfanos ascendería a por lo menos 34. De las víctimas mortales hay dos varones.
El 21 de octubre, Brenda Cortez publicó en su cuenta de Facebook una carta a sus tres hijos y a su esposo. En ella, narra la historia de una mamá pez que enfermó desde el día siguiente al que dio a luz a una hermosa pececita.
Lloraba de dolor. Quienes la miraban pensaban que tenía depresión pez-parto, porque prefería estar a oscuras en su cuarto. El papá pez la llevó a infinidad de doctores, pero nadie sabía qué tenía. Cuando ya se estaba quedando ciega de un ojo, encontraron a un doctor pez que la ayudó. La metió a una pecerita y empezó a curarla. Entonces, mamá pez volvió a sonreír, aunque se sentía mal porque no veía a su bebé pez.
Relata que un día le hicieron una prueba más y salió el nombre del bichito que la tenía en esa situación “y ¡pum!, el doctor pudo matarlo y así liberaron a Doris muy FELIZ, SANA, FUERTE Y LLENA DE AMOR. NADÓ Y NADÓ PARA ABRAZAR A SUS HERMOSOS HIJOS (…)”.
Pese a su entusiasmo y ganas de vivir, la mamá pez azul perdió la batalla.
ESPOSO DE ARMIDA PENSÓ QUE LIBRARÍA LA MUERTE
“Chingado, tanto que deseábamos tener una bebé”, reprocha Juan Antonio Robles, pero no porque no ame a su pequeña Johana Sofía, de tres meses, sino porque su esposa Armida Monárrez Ramos murió por meningitis, adquirida cuando le hicieron la cesárea en el Hospital del Parque.
En Santa Catarina de Tepehuanes, municipio de Tepehuanes, no hay especialistas y solo hay un hospital de la secretaría de Salud, en el que el servicio es frío y despótico, recuerda. Esta fue una de las razones por las que decidieron recorrer los casi 220 kilómetros en carretera hacia la capital de Durango para tener a su cuarta hija en el hospital particular.
Además, no hacía mucho que en Santiago Papasquiaro, localidad más cercana, muriera Doris en el Hospital General. “Se desangró por una cesárea mal practicada por una doctora”. Así que creyeron que estarían más seguros en un sanatorio privado.
El hospital, actualmente clausurado, igual que los Santé, Dikcava y San Carlos, en donde se generaron víctimas mortales como Armida y otros pacientes, ofrecía un paquete de maternidad que tenía gran demanda.
“Diseñado para ofrecer la tranquilidad que una pareja busca… con un equipo médico altamente capacitado”, asegura el hospital en su página de Facebook aún vigente. En Durango ganó popularidad porque podías apartar fecha y abonar cada mes.
“Tony”, como se le conoce a quien ha protagonizado un activismo firme desde que a finales de noviembre puso la primera denuncia por los casos de meningitis ante la fiscalía de Durango, apartó su lugar en el Hospital del Parque. Y dio un anticipo de cinco mil pesos a la ginecóloga del pueblo, que aceptó hacerse cargo del nacimiento.
“A todas las operaba ahí, otras muchachas del pueblo se habían atendido con ella”, relata.
UN DOLOR QUE ARREBATA LA VIDA
Tras la espera de nueve meses, el baby shower y un amor relatado en canciones de Intocable que se dedicaban en sus redes sociales, Armida y “Tony” encargaron a sus hijos David, de 13 años; Paola, de 12, y Dayra, de cinco, para recibir a la bebé tan anhelada: Johana Sofía.
El 27 de agosto nació. Era la primera cesárea de Armida, quien a pesar de que en sus primeros tres partos no tuvo complicaciones, esta ocasión no había dilatado, según les informó la ginecóloga, por lo que inició la cirugía.
El 28 de agosto regresaron a su casa en Tepehuanes. A los cinco días la invadió un dolor de cabeza que le hacía duplicar las dosis de medicamentos para tratar de aliviarlo, le aplastaba el cerebro, le explotaba los oídos y, poco a poco, le arrebataba la vida.
“Ella se ponía agua fría y hielo, era la única forma como se le calmaba el dolor”, cuenta “Tony”, cuya madre fue quien aconsejó la ida con la ginecóloga, quien primero le dio un tratamiento que no funcionó. En la segunda consulta reconoció que tenían que comunicarse con el anestesiólogo, a quien solo identifican como “el doctor Cuevas”.
“Le dijo que le iba a mandar a otra paciente igual, o sea que ya había mandado a otras personas”.
El 21 de octubre llegaron al Hospital Materno Infantil, en la capital, donde el doctor le indicó que la vería. La acompañaron “Tony”, su madre y la bebé.
Se puso la bata para la revisión, pero la niña de tres meses lloraba porque quería pecho, así que Armida se volvió a vestir y corrió a Urgencias, en donde la esperaban. Desesperada, la alimentó con su leche materna, acto heroico que desde el nacimiento había repetido, pero esa fue la última vez.
Durante una decena de días “Tony” no tuvo información respecto a qué le sucedía a su esposa, quien preguntaba por sus hijos hasta que la vencía el dolor.
Hospedado cerca del hospital, “Tony”, agricultor y tortillero, comenzó un destete (proceso para dejar de alimentar a un bebé con leche materna) obligado a Johana Sofía. También comenzó una lucha que, a un mes de la muerte de Armida -la primera víctima del brote de meningitis aséptica-, no termina.
Junto con ella Armida estuvieron internadas Adriana Quiñones, de 34 años, quien vivía en el municipio de Guanaceví, la segunda víctima mortal, también operada en el Hospital del Parque, así como “Lupita”, de 27 años, que igual falleció tras ser llevada al Hospital General 450.
Poco antes de que muriera Armida, Tony exigió a los médicos la verdad.
“A mí no me interesan nada las demandas, pero sí que me hablen con la verdad”, le dijo al director del Hospital Materno Infantil, quien respondió que “no sabían qué estaba pasando”.
Al poco tiempo, Armida sufrió un derrame cerebral previo a convulsiones, por el que la sometieron a una cirugía en el Hospital General 450. Aunque todo aparentaba estar bien, “Tony” encaró a los médicos respecto a la certeza de la mejoría de su esposa, toda vez que ni siquiera sabían qué le pasaba.
Ellos aceptaron que no había tal mejora en la salud de la mujer. A las pocas horas se comunicaron para anunciar que Armida no estaba bien, ya que la inflamación no cedía.
La volvieron a operar, le extrajeron una parte del cráneo para que su cerebro se desinflamara, pero murió.
RED DE MENTIRAS
“Los doctores me dijeron que por qué había puesto la denuncia”, relata el padre viudo. Ellos le pidieron autorización para la necropsia de su esposa, pero respondió que debería ser la fiscalía la encargada del proceso debido a la denuncia.
“Ellos me dijeron que la fiscalía les estaba pidiendo apoyo para hacer la necropsia, pero en la fiscalía ni siquiera les habían reportado el fallecimiento”, denunció.
¡Queremos justicia, está de la chingada! a cada rato me encierro en la camioneta solo, o me voy a donde no me vean llorar, reconoce “Tony”. Además de la pérdida de Armida, enfrenta la realidad de cuatro hijos huérfanos, de los cuales los mayores se refugian en el sueño.
“Duermen mucho, es más fácil para los niños asimilar que les falta su papá que su mamá”, opina con una garganta apretada.
La alegría de Armida ya no está en su casa. Ahora hay coraje por la injusticia, además “Tony” recibió ayuda apenas el 11 de noviembre. Le proporcionaron pañales y leche para la bebé, esto tras manifestaciones y reclamos junto a cientos de duranguenses que protestaron.
“Empezaron a decir que estaban apoyando a las familias con los gastos funerarios y no es verdad”, fue lo que el hombre reclamó a la secretaria de Salud, Irasema Kondo Padilla, al realizar una marcha con cientos de familiares de víctimas de la meningitis micótica.
En la dependencia también se encontraba la fiscal estatal, Sonia Yadira de la Garza Fragoso, a quien “Tony” cuestionó: “¿si yo mato a alguien, verdad que no me da tres meses para ver si soy responsable o no?”.
Una semana y media después, el gobierno de Durango anunció la búsqueda de siete personas relacionadas con los hospitales privados donde ocurrieron los brotes de meningitis, que han dejado más de 20 fallecimientos.
“Nada me la va a regresar, ni todo el pinche dinero remediará el daño, pero por lo menos mis niños deben quedar protegidos, por haberles quitado a su mamá”. Esa es la justicia que busca “Tony” y los otros padres de decenas de niños que perdieron a su madre.
“¿Por qué?”, es lo que se pregunta “Tony” a cada momento desde que Armida se convirtió en la primera víctima mortal de meningitis en Durango. “Le dije que yo no me iba a venir si ella no estaba bien, pero luego estábamos de regreso en una carroza”.
FIDEICOMISO PARA HUÉRFANOS
A los más de 30 niños que quedaron huérfanos de madre a causa de la meningitis micótica se les debe hacer justicia por parte de las autoridades, aseveró Margarita Valdez Martínez, presidenta de la Comisión de Salud del Senado de la República.
De los casos, existen duranguenses que fallecieron tras tener a su primer hijo, pero otras “dejaron hasta tres o cuatro niños”, por lo que consideró justa la creación de un fideicomiso para garantizar alimentación y educación.
Tras una serie de aseguramientos de bienes de los propietarios de hospitales particulares donde enfermaron las víctimas, la legisladora urgió a utilizarlos para proteger a los niños y a los padres viudos, que enfrentan la tragedia de la muerte de sus parejas, así como el despido laboral por las faltas obligadas para cuidar a sus hijos ante esta emergencia.
Sin embargo, sostuvo que la justicia ha sido “lenta y atropellada”.
A dos meses de la crisis sanitaria en Durango, que exhibe “grave corrupción”, debería haber más de siete órdenes de aprehensión; además, dijo, “se tardaron tanto que ya se fueron, ya huyeron los responsables”.
- ¿Sabían los dueños de los hospitales que este medicamento estaba adulterado?
- ¿Ellos compraron ese medicamento con una distribuidora, con un laboratorio?
- ¿Hay facturas que avalen esas compras?
- ¿los médicos los compraron en una esquina?
Son las preguntas que deben responder no solo las autoridades actuales sino las de la anterior administración, reclamó la senadora duranguense.
Se refirió a “quienes estaban encargados” de la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios en el Estado de Durango (Coprised), en la administración anterior de José Rosas Aispuro Torres, actualmente investigado por corrupción.
Recalcó que es urgente saber “si dentro de su administración sabía de este mal manejo de medicamentos, si lo sabía (…) hay más implicados en este turbio negocio de la compraventa de medicamento”.
Son respuestas que merecen las víctimas, que afirmó “acudieron a esas instituciones privadas buscando atención de calidad, buscando una atención segura alguien que les garantizara que su parto o cesárea iba a salir bien”.
Aseguró que no va a quitar el dedo del renglón para que se conozca la verdad, y las autoridades impartidoras de justicia protejan a los niños huérfanos de mamá y a los padres viudos, a quienes se debe garantizar un trabajo.
Para esto recalcó que se debe investigar a las autoridades desde la pasada administración, a quienes estuvieron en Coprised porque “sí hay mercado negro de medicamentos” y los hospitales privados están coludidos en este “negocito”, que esperaron que nunca se supiera.
COFEPRIS LEVANTA RESTRICCIÓN A MEDICAMENTOS
La Cofepris avisó que levantó la medida de aislamiento preventivo y señaló que se puede disponer de los lotes de medicamentos de BUPIVACAINA PESADA B22M142, B22E872 Y BUPIVACAINA B22E872 y B20J500, los cuales estaban relacionados al brote de meningitis en el estado de Durango.
La dependencia sanitaria remarcó que luego de las pruebas correspondientes realizadas en el Laboratorio Nacional de Referencia de la Cofepris, se encontró que la prueba de esterilidad tuvo resultados dentro de especificación.
Llamó a mantener las medidas preventivas de seguridad hasta que se concluyan las investigaciones de esta autoridad. Considerando mantener los debidos controles y registros que garanticen el uso seguro de dichos medicamentos.
Agregó que las investigaciones sobre los casos de meningitis se mantienen abiertas.
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