VIOLENCIA FEMINICIDA

Madres buscadoras, entre el abandono y la violencia; matan a 5 en 2022

María Carmela, Blanca Esmeralda, Rosario, Ana Luisa y Brenda Jazmín buscaron incansablemente, durante años, a hijas, hijos, hermanos e, incluso, feminicidas, hasta que fueron asesinadas

María Carmela, Blanca Esmeralda, Rosario, Ana Luisa y Brenda Jazmín buscaron incansablemente, durante años, a hijas, hijos, hermanos y hasta feminicidas, hasta que fueron asesinadas
madres buscadoras.María Carmela, Blanca Esmeralda, Rosario, Ana Luisa y Brenda Jazmín buscaron incansablemente, durante años, a hijas, hijos, hermanos y hasta feminicidas, hasta que fueron asesinadasCréditos: ESPECIAL
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Las madres buscadoras son el blanco más reciente de la ola de violencia que se vive en nuestro país. Además de vivir con la angustia de no saber dónde están sus hijos, el miedo las invade por los recientes asesinatos de mujeres que buscan desaparecidos.

“Después de vivir muertas en vidas por la ausencia de nuestros hijos, tener que vivir siempre con el temor de que en qué momento va a llegar alguien y te va a quitar la vida, te va a quitar la posibilidad de volver a ver a tus hijos”, reclama Ceci Flores Armenta.

En entrevista con La Silla Rota, la líder y fundadora del colectivo Madres Buscadoras de Sonora asegura que las autoridades no han hecho nada para protegerlas del crimen organizado.

Señala que, con las búsquedas y hallazgos de fosas clandestinas, han “pisado callos sensibles” y han descubierto cosas que los criminales querían que continuaran ocultas, lo que ha provocado que crezcan las amenazas continuas a las madres buscadoras.

“Las madres que estamos buscando a nuestros desaparecidos, estamos pisando callos muy sensibles, pisando piezas muy sensibles; y lamentablemente, llegando a lugares y a información que ni las mismas autoridades lo han logrado hacer y creo que a alguien le está molestando y han optado por amenazar, desaparecer y matar a las compañeras”, manifestó.

La madre de Marco Antonio y Alejandro, desaparecidos en Sonora y Sinaloa, durante 2019 y 2015, respectivamente, recordó a Aranza Ramos, compañera del colectivo quien fue asesinada en 2020, en Guaymas, después de unirse a la agrupación para encontrar a su esposo desaparecido.

También mencionó la privación ilegal de la libertad de Leticia, a quien los criminales liberaron al día siguiente, pero con golpes en su cara y cuerpo.

“A Aranza la mataron, me amenazaron a mí, me desplazaron, nos levantaron a Leticia, la recuperamos y hemos estado en amenazas constantemente”, detalló.

Sin embargo, quien vive la situación más adversa es Ceci Flores. Después del homicidio de Aranza Ramos, la líder del Colectivo Madres Buscadoras ha recibido amenazas de muerte por teléfono y mensajes de redes sociales.

Por ello ha vivido desplazada de Sonora desde hace casi dos años. Vive de refugio en refugio, bajo el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación.

A pesar de esto, Ceci no se siente protegida. Únicamente tiene un botón de pánico, que, a su opinión, no impide nada si los criminales quieren atentar contra su vida.

“Es insuficiente, estamos en constante amenaza, me están cambiando de refugios, ahí he tenido amenazas en los refugios, solo me dan de protección un botón de pánico, claro que eso no te salva la vida y te mantiene en constante zozobra de que por medio del botón te puedan localizar”, señala.

Para la líder de Madres Buscadoras de Sonora, las autoridades mexicanas no están haciendo su trabajo: no investigan quiénes están detrás de sus amenazas y tampoco buscan a los desaparecidos.

Por esa razón, Ceci Flores no ha dejado de acudir a búsquedas en el monte, en el desierto y en los campos. Incluso, al momento de esta entrevista, la madre de Marco Antonio y Alejandro, dio cuenta de los hallazgos de este día en el municipio de Santa Ana, al norte de Sonora. Encontraron varias osamentas en dos pozos mineros.

El esfuerzo de colectivos no ha detenido la desaparición de personas. Madres Buscadoras reciben hasta 40 denuncias diarias de personas sin localizar; publican fichas con sus rostros y datos personales, para ayudar a sus familiares a encontrarlos.

A las autoridades envía un mensaje contundente y claro: si no pueden, que renuncien.

“Que hagan su trabajo, ellos escogieron estar en el lugar que están, yo no escogí ser madre buscadora y si estoy aquí es por el amor tan grande que le tengo a mis hijos y la necesidad de que vuelvan a casa. Si no pueden con el puesto, que se retiren”.

Apenas este domingo 6 de noviembre, María Carmela Vázquez, integrante del colectivo de madres buscadoras “Personas Desaparecidas de Pénjamo, Guanajuato”, fue asesinada por dos sujetos en el interior de su domicilio. Con este asesinato suman cinco las madres buscadoras asesinadas en 2022.

La Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México denuncia que en los últimos 12 años se contabilizan 18 asesinatos de defensoras que luchaban por el derecho a la verdad, justicia y reparación.

La Silla Rota presenta las historias de estas cinco guerreras, víctimas también de la violencia feminicida en México:

BUSCABA A FEMINICIDA DE SU HIJA

La noche del jueves 27 de enero, la activista Ana Luisa Garduño Juárez fue asesinada en el bar Apolo XI, en el municipio de Temixco, Morelos, presuntamente en una riña al interior del establecimiento, aunque después se comprobó que se trató de un ataque directo.

Según la carpeta de investigación, alrededor de las 23:00 horas de ese día se registró el atentado en el bar, que era de su propiedad. El presunto atacante huyó.

Ana Luis Garduño tenía 51 años y se convirtió en activista en 2012, tras el feminicidio de su hija Ana Karen Huicochea, quien fue asesinada por su novio; él no ha sido detenido. Garduño se sumó al colectivo de familias de busqueda de personas desaparecidas con su organización civil ‘Ana Karen Vive’.

La fotografía de su hija fue de las primeras imágenes que se colocaron en la ofrenda para víctimas de la violencia en el estado, que se colocó en la puerta de la sede del Gobierno de Morelos, desde el asesinato de Juan Francisco Sicilia Ortega, el 28 de marzo de 2011.

Un año después, Ana Luisa colocó la imagen de su hija Ana Karen, de 17 años, quien murió a manos de su novio, Eduardo Villalobos Villanueva, de entonces 23 años, en el fraccionamiento Burgos, en diciembre de 2012. Desde entonces la madre encabezó varias protestas.

BUSCABA A SU HERMANO LUIS

El 17 de julio, Brenda Jazmín Beltrán Jaime fue hallada sin vida en un motel en Cajeme, Sonora, luego de pasar más de tres años en busca de su hermano Luis Heraldo Beltrán Jaime, quien fue secuestrado y desaparecido.

La buscadora de 38 años fue encontrada sin vida y con señas de tortura y golpes en la habitación de un motel, en la comunidad de Providencia, en Cajeme.

El cuerpo de la mujer, integrante de Guerreras Buscadoras de Cajeme, uno de los colectivos de búsqueda de personas desaparecidas más activos en Sonora, fue hallado en condiciones extrañas. La activista tenía tres años y ocho meses buscando a su hermano Luis Heraldo Beltrán Jaime, quien fue secuestrado por hombres armados el 1 de diciembre del 2018 en la comunidad Bácum.

La fiscalía de Sonora confirmó que las autoridades recibieron el llamado de auxilio en el número de emergencia 911 por el hallazgo de una víctima en el interior de un motel.

Según versiones, el personal del motel describió que alrededor de las 10:00 horas arribó al lugar una pareja en un vehículo color plata y dos horas después salió un individuo vestido con camisa blanca, pantalón negro y gorra gris, quién comentó al personal del lugar que iría a una tienda de autoservicio a realizar unas compras, pero que su pareja estaba en la habitación.

LA MATAN EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LAS VÍCTIMAS DE DESAPARICIÓN

El martes 30 de agosto se conmemoró el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. El mismo día, Rosario Lilián Rodríguez Barraza celebró una misa en honor a su hijo Fernando, quien está desaparecido desde 2019. Horas después, la madrugada del 31, el cuerpo de la mujer fue hallado sin vida en la avenida Manuel Pilar Abraham, municipio de La Cruz de Elota, en Sinala.

Rosario Rodríguez Ibarra se dirigía a su casa luego de la misa celebrada para Fernando,

cerca de las 9 de la noche, cuando fue interceptada por una camioneta Suburban blanca que transportaba a varios hombres armados. Estos hombres se la llevaron a la fuerza y, cuatro horas después, abandonaron su cuerpo sin vida en la vía pública de La Cruz de Elota.

Otro hijo de Rosario Lilián llamó al 911 en cuanto se enteró de la desaparición de su madre. No obstante, lo dejaron esperando en la línea y nunca tuvo respuesta, por lo que colgó y pidió ayuda de una activista buscadora de Mazatlán. 

Esta activista intentó comunicarse con la subsecretaria de Derechos Humanos de Sinaloa, Patricia Figueroa Sauceda, y con el Comisionado Estatal de Búsqueda, Víctor Manuel Pérez, pero sus llamadas tampoco tuvieron respuesta.

SEÑALÓ A NARCOMENUDISTA

La madrugada del martes 4 de octubre, Blanca Esmeralda Gallardo, una mujer de 45 años de edad que buscaba a su hija desaparecida, fue acribillada después de haber señalado a un narcomenudista de ser el posible responsable de la desaparición de su familiar.

El ataque contra Blanca Esmeralda ocurrió cuando salía de su casa y esperaba el transporte de personal sobre la lateral de la autopista México–Puebla, en las inmediaciones de la unidad habitacional Villa Frontera. Le dispararon al menos en unas 10 ocasiones.

De acuerdo con el reporte policial, la mujer tenía al menos siete impactos de bala y perdió la vida casi de forma instantánea.

La víctima buscaba a su hija Betzabé Alvarado desde que desapareció el pasado 13 de enero de 2021, cuando tenía 22 años de edad, en la colonia Villa Frontera en la capital poblana.

Días antes de su asesinato, la madre de la joven señaló que su hija pudo ser víctima de trata de personas e, incluso, señaló a un hombre dedicado a la venta de narcóticos de ser el posible responsable.

“NO ME ALCANZÓ LA VIDA PARA ENCONTRARTE”

La noche del domingo 6 de noviembre, María Carmela Vázquez, integrante del colectivo de madres buscadoras de "Personas Desaparecidas de Pénjamo, Guanajuato", fue asesinada al interior de su domicilio.

Según lo expuesto por la madre de la víctima, la noche del domingo, dos sujetos llegaron al domicilio de María Carmela Vázquez a bordo de una motocicleta, y tras tocar la puerta y preguntar por la activista, le dispararon directamente. Los asesinos se dieron a la fuga.

“No me alcanzó la vida para encontrarte. En honor a mi buscadora Carmen que ha muerto en la lucha, por ella que se fue sin encontrar a su hijo, esta lucha es por ustedes”, escribió el colectivo “Personas Desaparecidas de Pénjamo, Guanajuato”, en redes sociales tras el homicidio.

 

María Carmela Vázquez, de 46 años, formaba parte de las madres buscadoras de Guanajuato, luego de la desaparición de su hijo, Osmar Zúñiga Vázquez, el 14 de junio de 2022.

“Tu mami se fue sin verte por última vez, tu mami tenía la gran ilusión de darte un abrazo y decirte lo mucho que te ama. Osmar tu mami no estará físicamente para seguir con nosotros en este caminar, pero estamos Miles de familias buscándote", añadió el colectivo.

AUTORIDADES DEBEN INVESTIGAR AMENAZAS Y PROTEGER A MADRES BUSCADORAS: EXPERTO

Para Marco Paz Pellat, vocero del Comité Ciudadano de Seguridad Pública en Sonora, las autoridades están obligadas a investigar las amenazas contra las madres buscadoras, antes de que atenten contra su vida, y deben ser acompañadas y resguardadas en todo momento, para que no sean víctimas de ataques, como del que fue víctima María Carmela, en Abasolo, Guanajuato.

El también analista político asegura que las madres e integrantes de colectivos son quienes tienen menos responsabilidad en el fenómeno de desapariciones en México, ya que sus intenciones solo son saber qué sucedió con sus familiares, encontrar sus restos y darles una digna sepultura.

“Cualquier persona que se sienta en peligro, no solo debe ser protegida por la autoridad, debe investigar que está detrás de esta denuncia, más en el caso de estas madres porque ellas están exponiendo todo lo que son, es un tema que merece todo el respaldo, toda la seguridad que el estado les pueda dar”, dijo en entrevista.

Paz Pellat dijo que las madres buscadoras arriesgan su vida para realizar labores que, en primer lugar, no les corresponde, y entran a terrenos peligrosos, donde operan grupos criminales, para escarbar y encontrar restos de personas desaparecidas.

En este sentido, reconoció el esfuerzo que hacen las integrantes de los diferentes colectivos en el país, de ir a los montes, al desierto, en el caso de Sonora, para tener indicios de sus hijos desaparecidos.

Por esa razón, las autoridades deben tener especial cuidado y protección para las madres buscadoras, más aún para quienes han sido amenazadas como es el caso de Ceci Patricia Flores y otras más que buscan a sus desaparecidos en todo el país.

El vocero del Comité Ciudadano de Seguridad Pública en Sonora resaltó que hacen falta más recursos públicos para fortalecer a las fiscalías locales, ya que no cuentan con herramientas y personal para ayudar a los colectivos como debiera ser.

“La fiscalía (de Sonora) ha ofrecido apoyo y acompañamiento, algunos de los hallazgos se hacen los análisis respectivos para saber su identidad, pero el tamaño del fenómeno es tan grande y la forma de trabajar es tan incierta; la autoridad está limitada en sus recursos, no alcanza ni para denuncias formales, es un tema muy complejo, muy difícil, donde hay muchos elementos involucrados”, mencionó.

Por ello, en el tema de desapariciones Marco Paz señaló que en México se necesita crear una estrategia y poner “cartas en el asunto”: reunir mesas de expertos y buscar una solución a este tema que hiere a la sociedad mexicana.

Esto, debido a que las madres buscadoras no estarán seguras hasta que se solucione el problema de raíz, la violencia y la inseguridad que azota en la mayor parte de nuestro territorio.

“Se están enfrentando (las madres buscadoras) no solo a un gigante, se están enfrentando a una situación muy oscura, donde está involucrado el crimen organizado. Se deben organizar mesas de trabajo con especialistas y encontrar una solución, lo que sí creo, es que no se puede menospreciar este fenómeno porque es un tema creciente que le duele mucho a la sociedad”.

 

 

 

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