MORELIA.- Los innumerables ataques del crimen organizado en el municipio de Chinicuila, han dejado a ese lugar de Michoacán, sin celebración de Navidad, ya que la mayoría de las familias han sido desplazadas y las pocas que quedan, buscan sobrevivir.
Los no más de 60 habitantes que han aguantado la ofensiva criminal solo piden un par de deseos: que se acabe la violencia o más armas para defenderse, como hasta ahora.
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Villa Victoria, la cabecera municipal, ha sido uno de los principales blancos de las organizaciones criminales que intentan apoderarse y gobernar ese lugar.
La alcaldía sigue sin autoridades municipales; la comandancia sin policías y el pueblo en el abandono del estado y la federación, mientras los ataques continúan.
Habitantes de esa zona colindante con el estado de Colima, calculan que cerca de 800 familias han abandonado el municipio, lo que significa casi la mitad del total.
Ese dato no ha podido ser corroborado oficialmente, porque no hay autoridades. Lo que se aprecia en las casas es el vacío y en las calles un pueblo fantasma.
Los habitantes que quedan, ya ni siquiera colocaron árboles o adornos navideños, pues aseveran que no hay nada que celebrar.
El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, dijo que en toda Tierra Caliente, hay cerca de 300 desplazados por la violencia.
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Mencionó públicamente que en el caso de las familias exiliadas por la violencia en Chinicuila, se han refugiado en Colima, capital.
Esa información fue desmentida por algunas de esas familias, quienes aclararon que han huido a otros lugares de Michoacán, donde les han brindado protección.
Dijeron que muchos de los pobladores buscarán huir hacia los Estados Unidos y otros continuarán refugiados con familiares y amigos en otros municipios.
A 15 AÑOS DE LA INTERMINABLE GUERRA CONTRA EL NARCO
Este mes de diciembre se cumplieron 15 años de que el entonces presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, le declaró la guerra a los grupos del crimen organizado y del narcotráfico.
Sus resultados: una lucha encarnizada, en la que murieron miles de inocentes y aumento exponencial de violación a los derechos humanos.
Del hangar presidencial, salió el avión del mandatario nacional con rumbo a su estado natal, Michoacán, donde envió sus primeras tropas militares.
De avanzada, 6 mil 500 soldados fueron enviados a Michoacán para, según, acabar con el asedio criminal del entonces Cártel de La Familia Michoacana.
Vestido de camisa azul, pantalón oscuro y una gorra militar, el jefe supremo de las fuerzas armadas, anunciaba el inicio del “Operativo Conjunto Michoacán”.
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A decir del entonces mandatario nacional, ese era el primer despliegue “modelo”, con el que iba a acabar con la movilidad y operatividad del crimen organizado.
La petición, argumentó, fue del gobernador en turno, Lázaro Cárdenas Batel. La acción del gobierno federal, dijo, solo fue una respuesta a esa solicitud.
Aunque el referente de la violencia fue el arrojo de cinco cabezas en la pista del bar Sol y Sombra de Uruapan, el antagonismo de grupos criminales ya habían dado señales.
Semanas antes, una mujer embarazada había sido desmembrada y exhibida en la vía pública. La víctima fue señalada como pareja sentimental de un jefe de plaza.
La batalla en las calles del narco, ya también había dejado más personas decapitadas, desmembradas, asesinadas a tiros o mutiladas de algunas extremidades.
Ello sin contar el ataque terrorista perpetrado el 15 de septiembre del 2008 en Morelia, la tierra natal de Felipe Calderón, que dejó 13 muertos y más de 100 lesionados.
Es decir, que la violencia ya se representaba en “actos de barbarie”; como en su momento lo declaró el secretario de Gobierno de ese entonces, Enrique Bautista.
El “modelo de seguridad” fracasó en ese sexenio, de acuerdo a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
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El SESNSP estima que durante la “estrategia” calderonista, hubo en la entidad 4 mil 378 homicidios dolosos en los que, citan datos abiertos, casi 7 mil personas fueron asesinadas.
Lo anterior, sin contar las víctimas de desaparición y tortura, a manos de las instituciones del Estado Mexicano y del crimen organizado.
LA PEÑA DE LA MUERTE
El siguiente mandato, el de Enrique Peña Nieto, también llenó las calles de sangre.
En el caso de Michoacán, se dispararon las cifras de homicidios y también de actos criminales en los que estuvieron involucrados funcionarios federales, enviados por él.
El SESNSP reportó que del 1 de diciembre del 2012 al 30 de noviembre del 2018, se registraron en Michoacán 6 mil 943 homicidios dolosos.
Esos crímenes, de acuerdo a datos abiertos, resultaron en un total de casi 9 mil personas asesinadas, de las cuales, la mayoría fueron muertas a tiros y otras más cercenadas.
De igual manera, son contar las personas desaparecidas a manos de las instituciones del Estado Mexicano, así como por el crimen organizado.
Para Enrique Peña Nieto, luego de su rotundo fracaso con la Gendarmería, su solución fue irrumpir en Michoacán y a través de Alfredo Castillo, gobernar la entidad.
En ese sexenio, hubo pueblos enteros que se levantaron en armas, cansados del asedio del Cártel de Los Caballeros Templarios.
Peña Nieto, armó a la par grupos criminales y los oficializó; organizaciones delincuenciales que han acrecentado la violencia en la entidad.
Además que, muchos de los funcionarios que Enrique Peña mandó a Michoacán, según para reforzar la seguridad, han sido señalados por su relación con el crimen organizado.
Otros más, como en el caso de Castillo Cervantes, de abuso de poder, desapariciones forzadas y actos de corrupción, cobijado en la ilegal Comisión para el Desarrollo y la Seguridad de Michoacán.
ABRAZOS Y NO BALAZOS
La Guardia Nacional ha sido el sello del actual mandato federal de Andrés Manuel López Obrador, la cual tiene la indicación pública de respetar a los cárteles, “porque también son seres humanos”, ha reiterado.
?#VIDEO | Integrantes del CJNG, a unos cuantos metros del cuartel de la Guardia Nacional en Villa Victoria, municipio de Chinicuila, Michoacán https://t.co/CVIlx8fA4o pic.twitter.com/rCboGxpNTe— La Silla Rota (@lasillarota) December 24, 2021
Para López Obrador, su política de “abrazos; no balazos”, ha dejado en Michoacán, en lo que va de su administración, 6 mil 453 homicidios dolosos.
Esa cifra representa tan solo 490 crímenes menos que el acumulado en todo el sexenio de su antecesor, Enrique Peña Nieto.
Es decir, que en tan solo tres años de administración lopezobradorista, ya se registró la cifra más alta que en seis años acumuló el sexenio más cruento en la historia del país.
Para Michoacán, López Obrador ha enviado, según él, más de 10 mil elementos de Guardia Nacional; sin embargo, no han dado resultados.
Así es el escenario de violencia e inseguridad en Michoacán, y nuevo fracaso de operatividad e inacción de un gobierno de República, para este 24 de diciembre, en el que los abrazos, han aumentado los balazos.
(djh)