El municipio de Santa Rosa de Lima, en Guanajuato se convirtió en propiedad de José Antonio Yépez Ortiz, ''''El Marro''''. Diseñó todo un pueblo para cometer sus crímenes, vivir rodeado de lujos con su familia y huir de las autoridades.
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El Marro pasó de ser un pandillero a convertirse en el principal ladrón de combustible en todo el país y en un criminal sanguinario que secuestraba, descuartizaba y disolvía a sus víctimas en ácido.
Santa Rosa de Lima el centro de mando de ''''El Marro'''', en donde lo mismo tenía lujosas casas para descansar, así como hasta su propia cárcel para privar de la libertad y la vida a sus rivales y hasta a elementos de seguridad de las corporaciones locales.
Durante un recorrido realizado por Milenio, se puede observar el poderío de ''''El Marro'''', donde distribuyó en pocas calles casas de seguridad, lujosas casas e inmuebles en lo que fabricaba y almacenaba explosivos, así como las rutas de escape para cuando las autoridades decidieran detenerlo. Incluso contaba con una cárcel privada.
Las propiedades de Yépez Ortiz en su mayoría se ubican en la calle Leandro Valle, ahí en una zona conocida como “El Altiplano”, el líder del cártel creó su prisión para encerrar a algunas piezas claves que pudieran darle información privilegiada.
El año pasado esta propiedad fue asegurada y logró liberar a seis personas, entre las que se encontraba un policía de Celaya.
En el inmueble había celdas, con puertas de barrotes, cerrojos y candados como en cualquier prisión, tienen una silla giratoria y están rodeadas de un terreno con montañas de tierra, luego de que las autoridades tuvieron que excavar durante semanas en búsqueda de cadáveres, pues esas eran las historias con que torturaban a los secuestrados.
Otra propiedad ubicada a 200 metros de la calle Leandro Valle, se puede ver un inmueble donde se observa un monumento de arcos que, cuentan, fue construido por el criminal. Del lado que se vea forma una M, la inicial de su apodo.
Está justo frente a una iglesia y a unos cuantos pasos, del lado izquierdo, la sección de labor social de ''''El Marro'''': una vivienda que se distingue por estar rodeada de elementos de las fuerzas de seguridad del estado, que ahora la usan solo para ir al baño.
Desde afuera pareciera un inmueble sencillo, con pequeñas ventanas cubiertas y un portón viejo. Pero adentro tiene un jardín con lugares para estacionamiento y baños para hombres y mujeres. Una casa al fondo anaranjada, que según las investigaciones, era el color favorito del criminal.
La casa consta de tres recámaras y afuera del lado derecho se ve una segunda casa en obra negra.
De acuerdo con Sophia Huett, comisionada de la Unidad de Análisis y Estrategias para la Seguridad Ciudadana de Guanajuato, ésta es una de las armas que José Antonio Yépez usaba con mayor frecuencia para mantener el cobijo social: prestaba la casa a sus vecinos para realizar fiestas y cuando buscaba ser más espléndido les daba la comida, la música en vivo o el vino.
Sumado a estos inmuebles, ''''El Marro'''' adquirió una casa en el exclusivo fraccionamiento Álamo Country Club, donde vivió con su familia. Con casas vanguardistas, cocheras con autos último modelo, una escuela primaria dentro y amplios jardines.
En la calle París, número 134, está una vivienda que desentona del resto, pero que es del clásico color naranja que le gusta a Yépez. Con interiores en amarillo y una chimenea azul, acabados de aluminio y madera, amplias recámaras, sala, cocina, comedor, zona de recepción, una parte trasera con juegos y un cuarto.
Entre Celaya y Villagrán, ''''El Marro'''' ha podido escapar en el último año del operativo “Golpe de Timón”, por la ubicación estratégica de sus propiedades.