PUEBLA.- Hace 201 días Ignacio Salvador Hernández se convirtió en un alcalde prófugo de la justicia, acusado por el gobierno de Luis Miguel Barbosa Huerta de mantener nexos con el crimen organizado que opera en la Sierra Negra de Puebla, pero eso no le impidió rendir el 15 de octubre su segundo informe de gobierno como presidente municipal de Ajalpan.
Antes de que comenzara el informe videograbado y proyectado en una pantalla, Samuel Olivier Balderas, delegado de Gobernación y representante del gobierno del estado, se excusó y abandonó el acto solemne, porque, dijo, “al no estar presente en el informe de gobierno el ciudadano presidente Ignacio Salvador (…) la invitación que nos fue remitida fue al informe en sesión solemne de cabildo (…) me retiro porque el gobierno del estado no se va a prestar a este tipo de situaciones.”
Y se fue antes de que el secretario General del Ayuntamiento, Juan Guzmán Ruiz, ordenara la reproducción del video en el cual Salvador Hernández rindió cuentas, sus cuentas, del trabajo realizado en las 15 juntas auxiliares y 42 inspectorías de Ajalpan.
Con su inseparable sombrero, el alcalde prófugo apareció en el video y tras saludar a los regidores y asistentes, se dirigió a Barbosa Huerta: “Señor gobernador, le mando un saludo. Estamos trabajando juntos. Estamos cumpliendo el compromiso al que nos comprometimos. Ustedes son testigos de que su amigo, muy trabajador, un serrano, un indígena; precisamente todos ustedes me conocen, no puedo bien hablar el español y no puedo bien escribir, pero somos trabajadores y estamos cumpliendo.”
Desde marzo nadie lo ha visto fuera de Coxolico, su pueblo natal enclavado en la Sierra Negra, a cuatro horas de distancia de la ciudad de Puebla; quizá por eso el 15 de agosto la Agencia Estatal de Investigación cateó por tercera vez sus propiedades en el municipio de Tehuacán, y detuvo a Nayeli Rosalba, su hija.
De los excesos de los policías dieron cuenta las comunidades indígenas que cuidan de Nacho Salvador: alrededor de 400 estatales y ministeriales irrumpieron en casas de Coxolico, agredieron verbal y físicamente a los habitantes y les apuntaron con sus armas.
Tenían un objetivo: detener a Nacho, también conocido como el “Kapaz de la Sierra”, pero robaron y dañaron las pertenencias de los habitantes de Coxolico e inmuebles de la calle Josefa Ortiz de Domínguez y 7 Sur, oficinas de la línea de autobuses Tehuacán-Tlacotepec; el hotel San Ignacio de la 9 Oriente, y un inmueble más en Independencia Oriente y privada de la 11 Sur.
Al ver los destrozos, los indígenas primero advirtieron a los policías que se retiraran y luego los desarmaron y retuvieron. Debieron ser rescatados por la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Policía Estatal y policías municipales de Zacatepec, Coxcatlán, Zoquitlán y Ajalpan.
“Vinieron a robar, no a investigar como autoridades. Vinieron a robar, pero nosotros qué culpa tenemos. Nosotros trabajamos para comer”, reclama en el video uno de los afectados. A él los policías le dañaron la cajuela de su auto al intentar abrirla. El gobierno negó las agresiones y la retención de sus elementos, pero sí informó que hubo seis detenciones y que en los cateos encontraron droga.
EL MÁS QUERIDO DE COXOLICO
Ni el violento operativo, ni que el gobernador haya dicho que pesa sobre el alcalde una orden de aprehensión han funcionado para que Ignacio Salvador Hernández sea detenido o deje de gobernar.
“Nacho conoce la sierra como la palma de su mano. Ahí se crió”, dice a La Silla Rota una trabajadora de la administración municipal de Ajalpan que pide mantener el anonimato. “Siendo huérfano tuvo que hacer de todo para sobrevivir. Eso incluye caminar por esos caminos y veredas de arriba abajo”, agrega otra fuente.
Y si los tres niveles de gobierno mandaron 400 efectivos a buscarlo, el alcalde prófugo en funciones tiene en Coxolico a mil 400 hablantes de náhuatl que lo respaldan ahí en esa comunidad y en toda la Sierra Negra de Puebla.
La orfandad y la dureza de la vida serrana lo curtieron hasta convertirlo en lo que es ahora: alguien querido y protegido por quienes lo reconocen como un hombre inteligente que ha sabido hacer negocios.
“Lo van a proteger, los pueblos están enojados por la forma en la que entraron los policías y los agredieron durante el operativo del 15 de agosto pasado”, agregan los habitantes consultados.
Las investigaciones en su contra comenzaron cuando se difundió un video en el que se ve que policías de Ajalpan permiten que presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) secuestren a una persona.
De acuerdo con testigos, el 30 de marzo pasado en la gasolinera ubicada en la entrada de la población cuatro camionetas y tres motocicletas de la policía rodearon una Honda azul marino en la que viajaban un adolescente y Virgilio “N”.
Los uniformados hablaron con Virgilio “N” y cuando se retiraron llegó una camioneta GMC Terrain de la que descendieron sujetos armados con fusiles AR-15 y AK-47, sometieron a Virgilio y se lo llevaron sin que los elementos de una patrulla lo impidieran.
Ese mismo día hubo una balacera entre policías y secuestradores en el libramiento Ajalpan-Zinacatepec; de los presuntos plagiarios, unos huyeron en la camioneta de Virgilio y de acuerdo con fuentes de seguridad, Raúl Barajas Andrade, entonces director de Seguridad Pública Municipal de Ajalpan, mandó retirar la camioneta Terrain antes de que llegaran elementos ministeriales y la Guardia Nacional.
Barajas Andrade y 12 policías municipales fueron aprehendidos el 11 de abril por sus presuntos nexos con la delincuencia organizada; en esas fechas, Ignacio Salvador pidió licencia por 90 días. A pesar de que el gobernador Barbosa Huerta dijo que “si el señor se presenta, lo detienen”, fuentes de la presidencia municipal confirmaron a La Silla Rota que se reintegró el tres de junio
EL ACOSO
Coxolico no es el único pueblo maltratado por las investigaciones que realizan las autoridades del estado para detener al alcalde. A principios de mayo sujetos armados interceptaron a tres de sus choferes cuando circulaban por avenida Independencia de Tehuacán.
“Nos quitaron los celulares y nuestras credenciales. Uno vio mi nombre y dijo ‘éste es el que estamos buscando’. Ya en la camioneta me empezaron a preguntar ‘¿dónde están don Nacho y sus hijos?’”, contó a medios regionales uno de los trabajadores.
Uno de los sujetos que lo detuvieron le preguntó “¿qué prefieres, tu vida o la de tu patrón? y yo dije ‘pues la mía, pero yo no sé nada’. Y me responde: ‘ya mejor consíguete otro trabajo porque si no te va a cargar la chingada”.
Hasta la madrugada de este viernes seguía libre el expriista Ignacio Salvador Hernández, presidente municipal de Ajalpan en el periodo 2008-2011, y quien en 2012 intentó inscribirse como precandidato a diputado federal. Al no ser apoyado por el PRI rompió con ese partido y se pasó a Nueva Alianza, donde fue arropado por el hoy diputado local Gerardo Islas Maldonado, pero perdió en las elecciones intermedias de 2015.
La cercanía con el morenovallismo y con Islas, a quien le celebró su cumpleaños con un pastel, le valió que el Congreso local retirara el Proceso Administrativo de Determinación de Responsabilidades (IPADR) aprobado en su contra ante el pliego de observaciones que hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF) por el ejercicio indebido de 23.6 millones de pesos durante los años 2008-2011.
En las elecciones del 2018, Ignacio Salvador obtuvo la candidatura de la Coalición Por Puebla al Frente, integrada por PAN, PSI y Compromiso por Puebla, y se convirtió en presidente municipal por segunda ocasión…, y en prófugo de la justicia.