Ante el cambio de régimen que millones de mexicanos exigieron con su voto para ejercer una nueva política, organizaciones como Antorcha Campesina se niegan a perder sus cotos de poder, endureciendo su intolerancia ante la falta de recursos públicos con los que contaban.
Esta situación provocó que esta organización actué de manera descontrolada, bloqueando los caminos del diálogo y con exigencias que solo significan el lucro para unos cuantos.
Un ejemplo es la “presión” que Antorcha Campesina ejerce de manera constante - pero ineficiente -, en contra del gobierno de Puebla, el cual ya dejó en claro que bajo amenazas no habrá negociación alguna.
La administración que encabeza el gobernador Miguel Barbosa Huerta ha sido tajante en señalar que no es bajo chantajes como se resuelven las demandas, muestra de esto es el constante diálogo que el mandatario sostiene con organizaciones y agrupaciones que se han acercado y a las que se les ha dado soluciones efectivas en beneficio de las y los poblanos.
Con sus acciones, Antorcha Campesina en Puebla deja en claro que vive del pasado, de las añoranzas de un régimen que ya caducó y que le dio miles de recursos.
Los líderes antorchistas se niegan a aceptar que, con el cambio de gobierno en nuestro país, la gente demostró que ya no quiere corrupción ni violencia, por lo que cada vez son más los gobiernos que se niegan a caer en sus amenazas o a negociar con las “manos atadas”.