Gutiérrez Zamora, Ver (La Silla Rota).- En un contexto de desempleo para el periodismo veracruzano, Leobardo Vázquez Atzin se aferró a mantenerse vigente y montó la página Enlace Informativo Regional. Desde ese espacio denunció la invasión de un predio en Tecolutla, investigación que le acarreó amenazas y finalmente la muerte frente a su esposa, en un modesto puesto de tacos donde se ganaba la vida.
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Hoy su vivienda -dos cuartos con muros de block y techo de lámina- permanece abandonada. El silencio reina en la colonia Renacimiento 2000 y no hay testigos dispuestos a hablar; el único indicio es un comal con cebollas que Leobardo dejó a medio sazonar antes de ser sorprendido por personeros que perseguían sus latidos.
De acuerdo con Blanca Estela Vázquez Atzin, hermana del quinto comunicador asesinado en el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, alrededor de las 20:30 horas, personas desconocidas arribaron a la vivienda del reportero abordo de motocicletas. Preguntaron por él y tras tener su blanco de frente le dieron muerte con cuatro disparos.
Hubo gritos de la cónyuge, quien desde el suelo donde ahora grumos de cal absorben un charco de sangre, pidió auxilio pero los impactos fueron certeros y nada hubo por hacer. Vázquez Atzin fue declarado muerto entre guacales de chiles y jitomates que también vendía y una triciclo pequeñito de color rosado, de una de sus tres hijas que dejó en la orfandad.
Mi hermano era un periodista honesto y trabajador. Un buen hombre, no era rico. Por necesidad puso -junto a su esposa- una taquería. Él estaba en su casa, llegaron los hombres preguntaron si había tacos, él contestó que sí y luego lo acribillaron”, refiere Blanca Estela, desde la esquina de una funeraria donde vigila el féretro donde su hermano es despedido por colegas.
Leobardo denunció sobre corrupción en Tecolutla y llamó a la muerte
Tras un andar de 20 años en diferentes mesas de redacción de periódicos de la zona norte de Veracruz, “Balo”, o “Tío Balón” como era conocido por sus familiares se aventuró en montar una página en Facebook para relatar eventos políticos y policiales en los municipios de Tecolutla, Gutiérrez Zamora, Papantla, Nautla y Poza Rica.
El 6 de marzo de 2018, el reportero escribió en su espacio independiente "¿Quién solapa invasión de predio particular?", haciendo referencia al Ayuntamiento de Tecolutla por presuntamente solapar la invasión de un terreno particular, en manos de la agrupación “Colonos Ecologistas de Tecolutla”.
Aun en esta nueva administración municipal encabezada por Juan Ángel Espejo Maldonado la invasión de un predio particular propiedad del doctor Antonio Álvarez Saqui se hace de manera descarada, que hasta una de las invasoras ya denunciada levantó una pequeña construcción con material de concreto, lo más grave es que aún sin escrituras de por medio el nuevo gobierno municipal ya le cobra predial y cédulas catastrales a infractores de la ley", consignó.
En entrevista con un compañero de Leobardo Vázquez, explicó que tras dicha publicación el comunicador fue amenazado a través del perfil en Facebook @FranciscoCuevas, el cual carecía de identidad.
El mensaje advertía: “Este hijo de su puta madre que solía y tiene terrenos en ese lugar, lo conocen como la puerca preñada. A este pendejo le pagan par subir pendejadas, esos terrenos se pagaron y el dueño murió y no dejó ningún papel, la gente solo pelea lo justo, te va a cargar la verga marrano, sigue subiendo mamadas”.
El mensaje no detuvo a Leobardo y manifestó en su página que a través de un funcionario de la Comisión de Agua del Estado de Veracruz (CAEV) fue invitado a dejar de publicar sobre el tema a cambio de unas propiedades en el mismo sitio. Leobardo se negó.
Sí hubo una persona que fue jefe de la CAEV y que hoy representa a estos “ecologistas” que ofreció lotes al reportero, y que contactó a los involucrados pero nunca aceptaron dar su punto de vista, sería ilógico decir que hay interés en lotes en litigio por quien escribe, y ahora lanzan una amenaza abierta y acusación sin sustento en redes sociales, pero eso no lo demostraron cuando se publicó este tema en otros medios impresos, y es hasta ahora que tras el anonimato agarran valor”, consignó Vázquez Atzin.
No conforme, publicó una serie de documentos expedidos por la notaría número 5, en la que presume que el dueño del predio es el doctor Antonio Álvarez Saqui y no los integrantes de “Colonos Ecologistas de Tecolutla (…) Desde la trinchera en que se han convertido las redes sociales, seguiremos con la labor informativa, lamentamos la intolerancia de quienes gobiernan, pero no nos desanima”, escribió.
“No hay nada que lo pusiera en peligro, excepto esa nota. Ese carbón fue compañero de todos los que estamos por aquí -en Papantla-. Era a toda madre”, menciona el entrevistado, quien se ha sumado junto a una docena de reporteros para exigir justicia por el asesinato de Leobardo Vázquez, que se suma a otros cuatro en la actual administración, todos hombres.
“Balo”, el reportero que vendía tacos y escuchaba música de Queen
Leobardo fue asesinado a los 48 años de edad. Originario de Papantla. Padre de tres hijas, de 3 y 7 años y la más pequeña que recién había nacido. Era el segundo de cinco hermanos y su pasión por el periodismo la descubrió desde joven, leyendo revistas y periódicos regionales, y dudando de todo en clases de la Preparatoria Tajín. “Yo creo que el periodismo lo traía desde siempre”, comparte su hermana Blanca Estela.
Balo, dejó inconclusa la licenciatura en derecho, “de los estudiantes que no se mataba estudiando, solo con escuchar lo entendía”, quien desde sus inicios en el gremio, se encaminó por los temas político y social. Lo mismo daba para él, escribir sobre abusos de los funcionarios, que de integrantes de la delincuencia organizada.
En su historial, hay registros periodísticos en los diarios la Opinión de Poza Rica, El Enlace, Noreste y Vanguardia. Fue cofundador de la revista El Portal y director de Comunicación Social del Ayuntamiento de Papantla, en la administración de Francisco Herrera.
Sus compañeros de trabajo lo refieren como “un cabrón que a nadie le negaba favores. Era amigo, de los que le pedían una foto, un dato, el siempre buscaba la forma de apoyarnos. Cuando venía a Papantla nos traía carnitas y chicharrón y lo repartía con todos”, se lamenta uno de los inconformes.
La familia, lo recuerda como un hombre serio en su trabajo, pero bromista y dicharachero con sus parientes y amigos. En sus tiempos, gustaba de escuchar música rock, y a sus dos bandas favoritas Queens y Creedence.
Tras su muerte, Leobardo deja a una esposa y a tres hijas. Su cuerpo será enterrado en su natal Papantla; en tanto, su familia no regresará a su vivienda en Gutiérrez Zamora, donde no ha habido registro de diligencias en busca de responsables, y donde sus compañeros aseguran, ya se fermenta la impunidad.
JAMP