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Pazos: 1968 lleno de mitos; es igual que Díaz Ordaz, reviran

El economista y quien asegura ser líder estudiantil del 68, Luis Pazos, afirma que la matanza de Tlatelolco está llena de mitos; sus críticos refutan sus dichos

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Escrito en ESPECIALES LSR el

Los soldados del Ejército mexicano repelieron una agresión armada y no fueron ellos los dispararon contra los estudiantes el 2 de octubre de 1968 en la plaza de las Tres Culturas, sostiene en su nuevo libro Tlatelolco 68, 46 años de mitos, Luis Pazos, economista y quien asegura ser líder estudiantil del 68.

De acuerdo con fuentes consultadas y entrevistas, el autor sostiene que la masacre de Tlatelolco “correspondía a una estrategia recomendada por un jefe de la policía estalinista llamado Laurenti Beria”. ¿Para qué? Para crear víctimas, dar vida y fortalecer al movimiento que buscaba cancelar las Olimpiadas y llegar a poder por la vía armada.

Luis Pazos refiere a Eudocio Ravines, quien desempeñó varias misiones encomendadas personalmente por Stalin en México, España y Chile, y le señaló que el ataque formaba parte de un manual titulado “La Psicopolítica” que decía claramente que había que crear víctimas para darle vida y fuerza a un movimiento, “esa misma estrategia la había usado en Sudamérica cuando era activista del Partido Comunista”.

En 1968 Luis Pazos era presidente de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Libre de Derecho, cita a “un amigo de la infancia, que andaba muy metido en los grupos trotskistas” que le reveló que habría enfrentamiento en Tlatelolco y días después le dijo: “los sacrificaron- refiriéndose a los estudiantes muertos, no creí que fueran tan cabrones, fueron ellos mismos, pues querían que el desmadre llegará hasta las Olimpiadas”.

Pero ese argumento, que el ejército repelió una agresión armada en la plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968, “es exactamente el discurso de (Gustavo) Díaz Ordaz”, sostuvo Carolina Verduzco, integrante del Comité Pro 68 Libertades Democráticas.

Verduzco dijo, en entrevista con LA SILLA ROTA, que las hipótesis de Pazos son insostenibles, ya que las propias autoridades mexicanas resolvieron que la masacre de estudiantes en Tlatelolco fue un genocidio.

“Sería imposible que se tomara en serio semejante afirmación a estas alturas; aún cuando tuvieron todos los recursos y con todo el poder, jamás pudieron demostrar eso, hoy, esa teoría es una derrota incluso en términos judiciales. Lo que pasó en el 68 es una verdad de Estado, una verdad judicial, fue un genocidio”, explicó Verduzco.

En su libro, Pazos sostiene que el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz tenía información de que habría “provocaciones” y por eso mando “rodear la plaza y evitar los enfrentamientos”, afirma que el mítin no se reprimió,  que el acto se realizó en su totalidad y que “de repente, desde los edificios que rodeaban la plaza de Tlatelolco, empezaron a escucharse disparos de ráfaga de ametralladora” sobre soldados y estudiantes.

“De los primeros en caer herido en una pierna y en el tórax por los disparos de ametralladora fue el general (José) Hernández Toledo. Varios estudiantes y soldados cayeron víctimas de esas ráfagas. Hay fotos que muestran a los soldados disparando hacia arriba, hacia las azoteas de donde venían los disparos, no a los estudiantes que estaban junto a ellos”, afirma el autor.

Incluso señala una fotografía de “un soldado cubriendo con su cuerpo a una jovencita de los disparos”.

Otro argumento para sostener su “verdad” es que ninguno de los líderes del movimiento estudiantil cayó abatido ni resultó herido, que todos ellos salieron antes de que comenzaran los disparos.

Verduzco, integrante del Comité Pro 68 señaló que la versión de que los estudiantes armaron todo para dar fuerza a un boicot a las Olimpiadas es simplemente ocioso.

“Se trató de un genocidio planeado y ejecutado por el gobierno de la época. Las argucias de Luis Echeverría y de su abogado (Juan Velásquez), con todos los recursos del mundo no lograron revertir el falló, que la instancia primera a cargo de (Jesús Guadalupe) Luna Altamirano y luego en una resolución judicial dada por un tribunal quedara ya establecido y sin posibilidad de revertir, que se configuró el delito internacional de genocidio, que no hubo ninguna manera de demostrar una cosas que a estas alturas me parece medio ocioso”, precisó.

Carolina Verduzco afirmó que los argumentos vertidos en el libro Tlatelolco 68, 46 años de mitos, son iguales a los que tienen los políticos de ese entonces que buscaron justificar la masacre.

“Luis Pazos tiene sus seguidores, un estilo de presentar las cosas, en un lenguaje tan lleno de lugares comunes que mucha gente le puede parecer fácil, eso es inevitable, siempre habrá gente como él que siga diciendo aberraciones que no sostiene ni el propio sistema. La sentencia de que fue un genocidio es definitiva”, aseguró.

Incluso, Pazos asegura que el Comité Nacional de Huelga el cual estaba integrado en su mayoría por “estudiantes y seudo-estudiantes” que profesaban la ideología marxista-leninista, “justificaban la violencia como medio para llegar al poder”.

“Me di cuenta que varios de los líderes, identificados con la ideología marxista, manejaban importantes cantidades de dinero en efectivo y buscaban imponer una ideología más que solucionar un problema estudiantil”, detalla en su libro Tlatelolco 68, 46 años de mitos.

Comparó el libro de Luis Pazos con “El Mondrigo”, texto clandestino que circuló en 1969  y que exponía el diario íntimo que le fue encontrado entre las ropas al “líder estudiantil desconocido” y la bitácora del Consejo Nacional de Huelga para instaurar “la República Socialista Mexicana” tras derrocar al gobierno de Díaz Ordaz, con el que se intentó justificar las acciones del ejército contra los estudiantes.

 “Si eso que hicieron eso en otros momento, que se regaló pero masivamente ese libro (El Mondrigo) no logró su propósito, yo creo que en está ocasión le falla a Luis Pazos, simplemente me parece que será algo absolutamente marginal, desde mi punto de vista ni siquiera merecería la pena”, comentó Carolina Verduzco.

maod