México adoptó en 1994 un régimen de tipo de cambio flexible, esto significa que el precio del peso mexicano varía por su oferta y demanda en el mercado internacional de divisas. Además, el peso mexicano es una de las monedas más intercambiadas porque es posible comprar o vender pesos las 24 horas, los 365 días del año. Es una de las cuatro monedas más intercambiada de economías emergentes. Esta característica lo ha convertido en una de las monedas preferidas de los operadores para invertir a favor o en contra de países emergentes.
El peso cerró la sesión este martes mostrando una apreciación de 0.56% o 9.6 centavos, cotizando alrededor de 16.92 pesos por dólar, con el tipo de cambio tocando un máximo de 17.0298 y un mínimo de 16.8949 pesos por dólar.
"Desde un enfoque técnico, ya se esperaba que el tipo de cambio rompiera a la baja el nivel psicológico de 17.00 pesos por dólar" de acuerdo con Gabriela Siller, directora de Análisis Económico de Grupo Base.
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Sin embargo, el profesor de posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, Juan Carlos Moreno Brid, dijo que la fortaleza que ha mostrado el peso mexicano en los últimos meses no es motivo para presumir, ni para caer en un optimismo desbordado, ya que tampoco es un factor determinante para sacar al país del estancamiento, la desigualdad y la pobreza en que se encuentra desde hace muchos años.
El universitario advirtió que son más las repercusiones negativas que tiene para el progreso de la nación.
Explicó que, las personas favorecidas son quienes se dedican a la importación de todo tipo de productos, incluidos alimentos, o aquellos fabricantes que trabajan con insumos de importación, toda vez que al cotizar en dólares compran más barato.
Según el especialista, las importaciones más baratas deberían impactar en la reducción de precios en el mercado nacional y favorecer en general a los mexicanos; en consecuencia, se generaría la reducción de la inflación y el aumento en el poder adquisitivo de las familias.
"No obstante, en realidad la ganancia que se obtiene se queda en los bolsillos de los empresarios y comerciantes voraces, quienes obtienen jugosas ganancias y la disminución de costos, pero nunca llegan a los consumidores", dijo.
Al respecto, Gabriela Siller dijo que, para que los precios cayeran se necesitaría una deflación, es decir una inflación negativa, pero "sería algo negativo. Una deflación no es algo deseable. Generalmente sucede bajo ante una contracción severa de la demanda interna". Por lo que, los precios así seguirán. "Pero seguirán subiendo cada vez menos. No se esperan disminuciones sostenidas en precios en comparación anual".
Quién gana y quién pierde
Quienes enfrentan serias complicaciones, dijo, son los exportadores porque mientras más firme es el peso, las mercancías se encarecen y resulta difícil competir en el extranjero, así como orientar la estructura productiva del país hacia las exportaciones. Con la moneda sólida se está creando una estructura productiva que no ayuda a la competitividad de largo plazo.
Apreciación del peso
Pros
-Ayuda a bajar la inflación
-Sube el rendimiento en dólares de instrumentos denominados en pesos
Contras
-Menos pesos por cada dólar recibido en exportaciones y remesas
-Desincentiva las exportaciones y la entrada de inversión extranjera directa
Con base en el análisis de Moreno Brid también resultan seriamente afectados son las familias que reciben remesas en dólares desde el extranjero, principalmente de los Estados Unidos.
Por ejemplo, añadió, hace unos meses cuando la cotización de la moneda estadounidense estuvo en 22 pesos, si alguien recibía mil dólares, en total tenía 22 mil pesos; ahora que está a 17 pesos, entonces obtiene 17 mil pesos por esa misma cantidad.
“Aquí la gente está perdiendo empleos porque las importaciones están siendo mucho más baratas que la mercancía nacional y, de manera preocupante, se está empezando a desmadejar la estructura industrial; es por eso que considero que el tema del superpeso no es motivo para presumir. Diría que tiene más consecuencias malas que buenas y es importante cuestionarlas y analizarlas”.
Moreno Brid planteó la necesidad de realizar un ajuste en la política monetaria y fiscal del país en donde se dé prioridad a una nueva agenda de desarrollo, centrada en impulsar un crecimiento sostenido con distribución de la riqueza y sustentabilidad ambiental.
De igual forma, sugirió fortalecer a la banca de desarrollo, la cual actualmente se encuentra prácticamente abandonada y sin los recursos, ni los instrumentos suficientes para apoyar, no únicamente los proyectos del sector privado, sino también para promover la inversión pública en más proyectos de desarrollo, a fin de producir empleos y fortalecer la estructura social y productiva.
Sobre la posibilidad de que exista un rebote en el tipo de cambio, el especialista comentó que los riesgos siempre existen, pero en el corto plazo no se vislumbra un escenario de crisis cambiaria ni tampoco un cierre de sexenio caótico. Lo que es significativo es revisar el modelo económico que empieza a mostrar signos de debilidad debido a una agenda que ha demostrado ser ineficiente para abatir los graves problemas de desigualdad y pobreza que enfrenta México.
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