En los callejones polvorientos, canchas de cemento y campos improvisados de la zona conurbada del Valle de México, se gestan historias que alimentan la esperanza de miles de jóvenes que sueñan con llegar al fútbol profesional. Colonias populares de municipios como Nezahualcóyotl, Ecatepec, Iztapalapa o Tlalnepantla se han convertido en auténticos semilleros de talento, y los llamados cazadores de talentos no tardan en aparecer para identificar a las próximas promesas del balompié nacional.
Estos buscadores, que pueden ser ojeadores de clubes, ex futbolistas o entrenadores de escuelas locales, recorren diariamente torneos barriales, ligas de fútbol rápido y competencias escolares, con la mirada entrenada para detectar no solo habilidad con el balón, sino también disciplina, visión y carácter.
Aunque el talento sobra, muchos jóvenes enfrentan barreras como la falta de recursos, violencia en sus comunidades o la necesidad de abandonar el deporte para ayudar económicamente en casa. Por eso, varios clubes y organizaciones civiles han comenzado a invertir en programas de desarrollo comunitario, becas deportivas y centros de formación en zonas marginadas.
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Las calles que forjan campeones
Contexto: Colonias como la Benito Juárez, Las Águilas y Valle de Aragón, por mencionar algunas, han sido cuna de talentos que lograron llegar a la Primera División e incluso a la Selección Nacional. Uno de los casos más emblemáticos es el de Carlos Vela, originario de la colonia El Tepeyac, en Ecatepec. Desde pequeño mostró habilidades sobresalientes en ligas locales, lo que lo llevó al Mundial Sub-17 y posteriormente a una carrera en Europa.
Otro ejemplo es Hirving "Chucky" Lozano, oriundo de la colonia Ermita Zaragoza en Iztapalapa, quien inició su camino en los campos llaneros de la zona oriente del Valle de México y fue descubierto por cazatalentos del Club Pachuca. Hoy es uno de los jugadores mexicanos con más experiencia en ligas europeas.
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También destaca Luis Romo, quien nació en Los Reyes La Paz, Estado de México, y pasó por ligas locales antes de consolidarse en Cruz Azul y ser parte de la selección que ganó la medalla de bronce en Tokio 2020.
También se encuentra el caso del hoy capitán de la Selección Mexicana y jugador del West Ham de Inglaterra, Edson Álvarez que paso de llegar en taxi desde las calles de Tlalnepantla de Baz, en el Estado de México hasta Coapa para entrar con las Águilas del América a jugar en la Premier League, considerada la mejor liga del mundo.
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¿Por qué es importante el deporte en las colonias y los barrios marginales de México?
En México, miles de colonias marginadas carecen de servicios básicos, espacios públicos y opciones de desarrollo para jóvenes. En este contexto, el deporte se ha convertido en una herramienta poderosa para prevenir la violencia, fortalecer el tejido social y promover la salud física y mental, según organizaciones civiles y autoridades locales.
En colonias marcadas por la pobreza, la marginación y la violencia, el deporte se vuelve mucho más que una actividad recreativa. Es una vía de escape para niñas, niños y adolescentes que, de otra forma, estarían expuestos a ambientes de crimen, drogadicción o abandono escolar.
A pesar de los beneficios, la falta de inversión en infraestructura deportiva es uno de los grandes retos, lo que limita la implementación de programas y perpetúa la desigualdad; además, la inseguridad sigue siendo una barrera. Entrenadores comunitarios señalan que muchas veces los jóvenes deben entrenar bajo amenazas del narco o en canchas deterioradas y sin alumbrado.
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Así es la colonia del Edomex donde nació Edson Álvarez
El futbolista Edson Omar Álvarez Velázquez nació y creció en Tlalnepantla de Baz, Estado de México, concretamente en la colonia San Rafael, donde jugó sus primeros partidos y conserva recuerdos de su infancia. Sin embargo, también hay una fuerte conexión de Edson con la colonia La Blanca en ese mismo municipio, ya que en noviembre de 2022 se pintó un mural en su honor en esa zona, siendo reconocida como su “lugar de origen” por artistas y vecinos.
En el caso de la colonia San Rafael, se trata de un fraccionamiento urbano con aproximadamente 13 hectáreas habitadas por unas 2,130 personas en 565 viviendas, y está considerada como una zona con buena conectividad, infraestructura activa y mezcla de residencias tradicionales y nuevas.
En el caso de la Colonia La Blanquita, esta se encuentra al noreste del centro de Tlalnepantla, y se le considera una colonia tradicional de clase media, menos comercial y más enfocado en la vida barrial, con menor presencia de transporte masivo pero notable como semillero comunitario, y ha ganado notoriedad local por el mural dedicado a Edson Álvarez.
AJA